Alicia Jiménez se pone el casco de trabajo y sale a la calle en busca del voto perdido, alardeando y justificando su incierta gestión pública y política durante veinte años en el “machito”, mostrando como suya la herencia que dejó Blaya. Para echarse a llorar y no parar. Y por si no tuviéramos bastante circo: un culebrón electoral de primavera, con tensión desbordante en la sede local del partido popular, silencio en San Esteban, indiferencia ciudadana y lluvia de ambiguos candidatos en unas listas intoxicadas por el “patriarcado caciquil». Más madera.

La esperada sucesión al frente del PP local, frustrada y anestesiada en la sombra, se ha convertido en un enorme culebrón de primavera. Una serpiente que está mordiendo el cada vez menor prestigio pepero cuando se ha gobernado a trancas y barrancas durante tanto tiempo en Mazarrón, rompiendo todos los esquemas de un partido político que debiera ser serio cuando gobierna.

La penosa imagen que vienen dando, es un lamentable espectáculo fabricado por la inamovible cúpula de C/ Progreso, que ha culminado con la ruptura y división del partido, ante unas elecciones a cara de perro, seguro que aconsejados por los privilegiados defensores a ultranza del continuista séquito, para frenar en seco cualquier movimiento democrático, renovador y la incorporación de nuevos militantes sin etiqueta ni sumisión al régimen y sus banderías.

Más tiempo perdido que es de lo que se quejan los políticos. Las quinielas cambian disparatadamente cada día filtradas intencionadamente, y esos oscuros manejos hacen mucho daño a la estabilidad social, económica, ética y política de un municipio necesitado de un Partido Popular libre de ataduras feudales, caudillos benefactores, comisarios políticos y altos comisionados, como en los protectorados colonialistas, para frenar la galopante confrontación que puede explosionar en cualquier momento. Que pasen esos señores, dicen.

En la última lista figuran numerosas personas afines al conciliábulo popular e íntimos de la candidata, que necesitan tener en el Consistorio mazarronero a personajes de su completa confianza para que actúen a modo de tapadera de los errores, los graves errores que ha cometido durante veinte años para que queden inteligentemente olvidados, difuminados y  enterrados.

No quisiéramos mover más aguas turbulentas, pero queremos apuntar una anécdota que es conveniente tener en cuenta, en evitación de originar males mayores en la población con añadidos problemas mentales. Se trata del PP más sectario y dañino que se baraja insistentemente para volver a la Alcaldía de Mazarrón bajo el paraguas de la cuestionada herencia de Blaya, e incluso aumentando belicosidad, para mandar a Campillo y a Miras a su casa. Sobre éstos políticos de base amplia publicamos, hace meses, un elogiado artículo de información que tuvo sus consecuencias electoralistas. Repetimos el título como aclaración. Aquí está: «LA SUERTE ESTÁ ECHADA». Simple anécdota, quizás, pero ilustrativa.

 

COLECTIVO “OPINIÓN PÚBLICA”