La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha desaprovechado la ocasión de presentar los documentos que probarían que la obtención de su máster en la URJC se hizo de manera legal. Por ejemplo, las actas de cambio de nota o el papel del registro del Trabajo Fin de Máster.

Además de presentarse como víctima de ataques por su lucha contra la corrupción ha hecho un relato que no despeja ninguna duda sobre la presunta falsificación de notas, cómo pudo aprobar sin ir clase ni a los exámenes, dónde está el trabajo, por qué pagó para presentarlo en noviembre de 2012 si ya lo había aprobado en julio, o por qué dijo a eldiario.es que no se presentó y al día siguiente que sí se presentó. Estas son los argumentos y falsedades a los que se ha aferrado en su intervención.

FALSO. Es una operación política que se produce  el mismo día que comparecía en el Congreso porque «había un plan B para desestabilizar al gobierno». eldiario.es decide publicar el día 21 de marzo, el día siguiente a su comparecencia, porque es una exclusiva de la que algunas personas empiezan a saber en el ámbito político. Ante el riesgo de que fuera destapado por otros medios, el lunes 19 de marzo decidimos que el martes haremos todas las llamadas de comprobación, recogeremos todas las versiones y publicaremos el miércoles, lo antes posible, para que el asunto se conozca antes de Semana Santa (que era la semana siguiente). Nada que ver con el calendario político que sugiere.

CIERTO, A MEDIAS. «El título de máster que figura es perfectamente real y legal, es un título oficial». El título en sí es real y oficial, pero ha sido obtenido de manera presuntamente fraudulenta, gracias a la modificación de notas que hace la funcionaria Amalia Calonge en 2014, fuera de todo proceso de legal.

FALSO. Las calificaciones no han sido «falseadas ni falsificadas». Los dos cambios de nota de «no presentado» a «notable» se hacen fuera de la norma. Cuando las actas están cerradas, la única manera de cambiar notas regularmente es con la solicitud de apertura de actas, en un proceso que implica a profesores, directores e incluso al decanato. El cambio en este caso se hace por un atajo absolutamente irregular.

CIERTO, A MEDIAS. El título del máster «no me aportó ningún nivel académico que no tuviera. Mi licenciatura en Derecho ya se correspondía con el nivel de máster». Cuando Cifuentes se licencia, antes del Espacio Europeo de Educación, no existe el máster. Aunque su licenciatura, como la de todos entonces, fuera equiparable a lo que hoy es este posgrado, Cifuentes sí necesitaba ese máster de investigación para poder hacer la tesis, requisito indispensable para ser profesora universitaria. Los máster oficiales de investigación como el de Cifuentes tienen un mínimo de 60 créditos y son los que abren la puerta de hacer un doctorado.

FALSO. Sobre la «constancia documental» que ha dicho que acredita que todo fue legal. Los documentos de que se matriculó y pagó el curso y que abonó las tasas para la retirada del título son válidos y nunca eldiario.es los ha puesto en duda. Sobre la «constancia documental para que la URJC haga público el trabajo pese a su carácter interno», no se ha hecho público ningún documento, sino la declaración de que daba su permiso, pero nunca ha aportado papeles relativos a eso. El trabajo no tiene carácter interno, de hecho se expone en público, aunque es verdad que el alumno tiene que dar su permiso para que se dé a conocer.

FALSO. Hay «constancia documental de que la calificación de no presentado se debió a un error de transcripción». No hay ninguna constancia documental, solo la palabra del rector ( que se desdijo horas después y abrió una investigación), la declaración de los dos profesores que comparecieron y de la propia Cifuentes. Ni siquiera el mail de  Pablo Chico de la Cámara dice nada de error o fallo de transcripción. Su nueva prueba aportada es una carta al rector del profesor Chico en la que él da testimonio personal de que se produjo un error de transcripción. Nada oficial ni constrastado.

FALSO. «La carta explica que no me afectó a mí solo, afectó a más alumnos y se ha silenciado». Una vez más se basa en el testimonio de Chico (del otro profesor no ha hecho mención en toda la comparecencia). eldiario.es ha hablado con una decena de la veintena de compañeros de clase de Cristina Cifuentes, y lo único que declaran en su mayoría es que no la vieron en clase ni tampoco en los exámenes, escritos y presenciales. No se ha presentado ninguna prueba de que ese error hubiera sido común en ese curso y ningún otro alumno con los que ha hablado este medio ha relatado esa fatalidad en la transcripción.

FALSO. «Por la utilización de datos protegidos, es por lo que la universidad ha abierto una investigación, para evitar en lo sucesivo que los alumnos se puedan ver afectados». La investigación se ha abierto, literalmente  «para esclarecer lo sucedido y determinar, en su caso, las responsabilidades que pudieran existir». A quienes se está llamado a declarar es a su tutor de trabajo (este mismo miércoles), las profesoras que aparecen en el acta con firmas falsificadas (mañana jueves) y funcionarios que intervinieron en el proceso de obtención del máster de Cristina Cifuentes para dilucidar sobre la legalidad del proceso, no por los datos protegidos.

FALSO. Los mails de profesores que supuestamente muestran que es el sistema habitual de cambiar notas. Además de las dudas sobre cómo ha conseguido esa pila de supuestos correos de profesores, no es el sistema de cambiar las notas en absoluto. Además, en el caso de la presidenta, entre la nota «no presentado» de 2011 y el cambio de nota a «notable» pasan 3 años. Eso requiere reabrir actas y pasar todo un proceso que implica incluso al decanato, como han confirmado numerosos profesores unánimemente ha publicado eldiario.es.

FALSO. «Ya he interpuesto una querella criminal contra dos personas que han utilizado datos protegidos. He solicitado un acto de conciliación previo a la presentación de otra querella añadida de delitos contra el honor».  En eldiario.es no se ha recibido de momento ninguna notificación de querella que dice Cifuentes que ya ha sido interpuesta contra Ignacio Escolar y esta periodista.

FALSO. «Mi expediente no fue manipulado de manera irregular, es un hecho demostrado con documentos. Yo realicé y concluí el máster en 2012». Los documentos que acreditarían que cursó el máster no han sido aportados. Ni las actas, ni el trabajo, ni el registro del trabajo, ni siquiera el testimonio de ningún profesor en su defensa, ni un alumno. Su propio tutor de máster se ha desentendido este mismo miércoles del asunto: «Pregúntenle a ella».

FALSO. «Desde mi primera declaración, la noche del 21, siempre he dicho lo mismo, que fue un error de transcripción». El martes 20, cuando eldiario.es llama a fuentes de su gabinete para recabar su versión, dicen literalmente: «Lo que sí me dice la jefa es que ella se dejó varias asignaturas a las que no se presentó en primera instancia». Es a partir del día siguiente cuando cambia su versión.

CIERTO, A MEDIAS. «Me pude matricular porque muchas universidades aceptan alumnos una vez empezado el curso en posgrado». Es cierto que hay cierta manga ancha en los máster por la falta de alumnos, como es cierto que no es habitual matricularse tres meses después en un máster presencial, con el curso ya muy avanzado, más aún con su incapacidad para recuperar el tiempo perdido teniendo en cuenta que era delegada de Gobierno.

FALSO. «En los estudios de posgrado se adaptan a los horarios de los alumnos que trabajan. Había esa posibilidad y yo me acogí a ella». Lógicamente son los alumnos los que se adaptan al horario como norma general. Muy excepcionalmente puede haber un acuerdo por alguna situación puntual y requiere de la llamada «dispensa académica», que es un documento por el cual la universidad autoriza a ese alumno concreto a faltar. Su máster era presencial, lo que supone una asistencia del 80% aproximadamente y no se puede llegar a acuerdos verbales en el caso de faltas continuadas. Como dijo su propio gabinete: fue a clase «cuando pudo».

FALSO. «Cuestionan que pudiera defender el trabajo con una asignatura pendiente, que es una práctica común. Se presenta el trabajo y se guarda la nota». No es posible, y así lo recoge la normativa de máster de la URJC, es imposible presentar el trabajo sin haber presentado un justificante de que se han aprobado todas las asignaturas.

FALSO. Sobre su defensa de trabajo el 2 de julio de 2012, día de la Eurocopa. «Los dispositivos no se seguían desde la delegación de gobierno, sino de la jefatura de policía. El seguimiento no me correspondía a mí». Sin embargo, una nota de prensa de ese 2 de julio de 2012 del Ministerio de la Presidencia informa de que era la Delegación de Gobierno en la región la que ponía en funcionamiento un operativo formado por «450 efectivos del Cuerpo Nacional de Policía» que garantizase la seguridad de las miles de personas.

CIERTO, A MEDIAS. Sobre el acta con dos firmas falsificadas: «Yo he remitido lo que me ha remitido la universidad». Es cierto que ese acta falsificada fue remitida por Enrique Álvarez Conde a la Universidad. Luego, es el rectorado de la URJC el que envía a Cifuentes el documento. Sin embargo, tal y como ha publicado eldiario.es,  una emisaria y amiga de Cifuentes interviene en todo el proceso de construcción del relato desde primera hora y presionó a Álvarez Conde para que le aportara esa documentación.

FALSO. «Me resulta difícil recordar a qué corresponde una tasa así, de 6,11 euros». Una de las claves del caso es precisamente esa pequeña cantidad de dinero. Se ve claramente en el pantallazo de secretaría (abajo) que Cifuentes pagó en concepto «Trabajo Fin de Máster», para defenderlo en el curso 2012-2013 porque, contra lo que ha dicho, lo tenía pendiente.

 

 

 

FUENTE: ELDIARIO