En teoría “La tormenta perfecta” se refiere según señala el diccionario a una tempestad muy violenta y de corta duración. Generalmente nos suena a situaciones provocadas por la naturaleza, que cada día con mayor claridad nos indica que el cambio climatológico provocado por el hombre, nos podría llevar a nuestra autodestrucción.

Así acabamos de sufrir un inicio de otoño preocupante, con fenómenos atmosféricos que se podrían asemejar a esa tormenta perfecta, e incluso de manera insólita un huracán, o los restos de él, han pasado por nuestra vieja península ibérica. O el ser humano toma conciencia de que por este camino vamos mal, o nos queda aquí un telediario.

Pero mirando el diccionario no sólo se refiere a estas cuestiones, también señala acepciones como “agitación violenta que produce una desgracia”, o “manifestación violenta de indignación” que perfectamente se podrían referir a la situación política actual. La de aquí y la global.

¿Estamos creando la posibilidad de una tormenta perfecta? Pues todos los indicios apuntan a que sí. Comenzando por la tensión intolerable que se ha observado en las últimas intervenciones en el Congreso de los Diputados, con afirmaciones muy peligrosas de los líderes de la oposición, Casado y Rivera hacia el Presidente del Gobierno.

En Catalunya la cosa no parece mejorar tras los aniversarios del 1-O y 27-O las deferencias entre el sector independentista y constitucionalista no mejoran, incluso ahora se observan grietas insalvables dentro de los mismos bloques. PP y Cs contra PSOE y Podemos, o ERC y sectores moderados del PDeCAT contra seguidores de Puigdemon y los CDR.

Diferencias que parecen definitivas en uno y otro grupo, puestas en evidencia en los debates del Congreso, o en el intento de unificar las fuerzas independentistas inventado por un cada vez más desnortado Puigdemont.

La denominada “Crida Nacional per la República” nació prácticamente muerta tras las sonadas ausencias de ERC, CUP y sectores importantes de la antigua Convergencia y todo apunta a corto plazo que esa quiebra les va a llevar a unas nuevas elecciones anticipadas.

No ayuda a evitar esa agitación la falta de seguridad de un gobierno que no acaba de tomar un rumbo definitivo. Inseguridad agravada por lo ocurrido con la crisis de las bombas vendida a Arabia Saudita, la posición adoptada posteriormente, las vaivenes en el tema de las pensiones, o los casos de posibles irregularidades de algunos ministros y ministras, que condujo a dos dimisiones y casi otras dos.

Otro índice que puede apuntar a ello son los cada vez más numerosos casos de violencia contra la mujer, que están provocando que las cifras de asesinadas por sus parejas o ex parejas siga subiendo, mientras lo observamos con perplejidad y parálisis. No sabemos qué está ocurriendo ni cómo pararlo.

Todo aquí indica que viene esa temida “Tormenta perfecta”. Pero fuera los indicios son parecidos o peores. El intolerable asesinato del periodista Kasshogui, más el vil comportamiento de Arabia Saudita han provocado una crisis mundial. Las continuas locuras de Trump, que incluso pueden haber sido las impulsoras del incidente de las bombas caseras enviadas a sectores próximos al Partido Demócrata ayudan a crear ese ambiente tormentoso.

El peligroso avance de los grupos políticos de extrema derecha que les está llevando a un avance electoral sin precedente, el último episodio la entrada de los neo nazis en el estado alemán de Hesse, o el rotundo triunfo de Bolsonaro en la cuarta democracia del mundo, un país de 210 millones de habitantes como Brasil, pueden tener consecuencias imprevisibles y preocupantes.

En el momento de escribir estas líneas llega la noticia de que un neo nazi adscrito a los grupos que apoyan a Trump ha asesinado a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh.

Indicativos, señales, avisos, en lo meteorológico en lo sociológico y en lo político, de que esa especie de leyenda; la “Tormenta perfecta”, puede convertirse en realidad y arrasar el planeta y a nosotros con él.

¿Se puede parar? Para evitar un daño lo primero que debe hacerse es darse cuenta de que se está produciendo, entender su naturaleza, el por qué y desde ahí buscar las medidas oportunas para neutralizarlo.

No parece que quienes tienen en sus manos los instrumentos adecuados para hacerlo estén por la labor. Más parece que practiquen la política del avestruz ignorando el peligro en lugar de enfrentarse a él, y así va a resultar muy difícil frenarlo.

Puede parecer una visión pesimista de la situación, pero si se analiza con objetividad todo lo reflejado debemos llegar a la conclusión de que estamos cada vez más cerca de que se produzca esa “Tormenta perfecta”.

Ojalá equivoquemos el diagnóstico.

Veremos…….

 

 

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias