La popular expresión “manga por hombro” define claramente el caos e incertidumbre existentes en el Consistorio mazarronero, o ese pervertido momento en que nada cumple la función natural y honesta que a una Institución pública le está encomendada. La esencia de toda actividad política son las políticas públicas, es decir la concreción y el orden de prioridades de lo que se quiere hacer, y los presupuestos que se asignan, tratando de equilibrar ingresos y gastos, a eso que se pretende hacer.

Claro que, para que esos objetivos se cumplan, hay que decidir quién gobierna, con qué apoyos lo hace, cómo se equilibran las opiniones e intereses de los ciudadanos, qué aliados queremos, qué enemigos reconocemos y muchas cosas más. Y es evidente que todo eso complica mucho lo que otras expresiones muy manidas -“satisfacer las demandas de los ciudadanos”, “trabajar por ellos y servir al interés general” o “querer mucho a mi pueblo”- simplifican y manipulan hasta el borde de la insignificancia más pueril o de la garrafal estupidez. Pero lo que nunca debemos olvidar es que el interés general y los recursos que se asignan a su gestión, son los únicos elementos que pueden darle sentido a la intensa, cansina y rastrera actividad que nuestros políticos desarrollan para determinar y depurar las acciones puramente instrumentales.

Durante varios días de ésta cariacontecida semana llegué a creer que algo podía cambiar en Mazarrón. Sin embargo, fue encender el televisor antes de cenar para ver el Pleno Municipal y comprobar que solo había sido un espejismo. El circo político más rancio, repetitivo y aburrido seguía endeleble como si nada más importara a esos engreídos dirigentes que simplemente van a lo suyo, se miran el ombligo y pretenden hacernos creer que son indispensables en nuestra vida cotidiana. Qué equivocados están.

Así que me puse manos a la obra con el teclado, porque recordé que pronto, en unos meses, nos enfrentamos a una nueva posibilidad de cambio político, con lo que ello significa para las buenas gentes del pueblo que llegan exhaustas al final de ésta inútil legislatura, después de tanto subir impuestos y recibos, ignorando los corrosivos latrocinios sin solucionar y más aún, todos convenidos por seguir ocultándolos. Y ante un triste panorama de falsas promesas a largo plazo que seguro no cumplirán. La arrogancia y la soberbia, además, no son buenas consejeras. La cantidad de enchufados que se van a quedar con los blindajes que el poder se autoconcede y los ciudadanos toleramos, permitiendo el clientelismo subsidiario de rigor más retrogado.

Jugar a la política ya no es suficiente. No se sostiene. Y es que el pueblo ya está en otra historia y se impacienta por momentos. Lo de Andalucía es un serio aviso, aunque aquí aún no se hayan enterado y sigan a lo suyo.

Porque la política en Mazarrón sigue “manga por hombro”, viciada y desorientada por quienes yo me se y su beneficiado entorno. Y  en vez de de estar definida por las políticas públicas, sus recursos y el servicio al ciudadano (a todos por igual), está claramente determinada por los arriesgados cambalaches y estrategias de poder que los “Jerifaltes fácticos” reconducen en su beneficio provocando situaciones de ingobernabilidad concienzudamente diseñadas, mientras que los objetivos y los presupuestos de las políticas públicas se fijan y gestionan al servicio de sus intereses.                                                                     

Por eso-porque la política está “manga por hombro”, y para colmo pare nuevos grupos con nuevos inquilinos (habrá que agrandar el salón de plenos), los políticos no se ponen de acuerdo para salir del embrollo en que nos han metido y ya tienen todos los sentidos puestos en sumar para gobernar sin importarles un pimiento cómo o con quien. Lo importante es sumar, sumar y ganar. No quiero ser cruel. Simplemente realista. Probablemente ya estén tod@s jugando y ensayando sus propios juegos malabares por entrar en esa suma endiablada. !!Que vivan y gocen con sus sombras, pero que dejen vivir a la gleba!!.

 

RUBÉN GONZÁLEZ