La primera votación de investidura después de las elecciones generales del pasado 28 de abril acabó, como se suponía, sin que Pedro Sánchez consiguiera ser elegido presidente del Gobierno. A los 123 diputados del PSOE sólo consiguió añadir el voto favorable del diputado del Partido Regionalista de Cantabria, José María Mazón, y las 52 abstenciones que sumaron Unidas Podemos, el PNV, EH Bildu y Compromís.

Los diputados liderados por Pablo Iglesias dieron un giro de última hora, que vendieron como “gesto” de distensión hacia el PSOE, para mantener aún en pie los puentes de diálogo y tratar de llegar al acuerdo que hasta ahora no han rubricado, antes de la segunda votación, fijada para el jueves 25, a mediodía.

El cambio de Podemos no sólo se evidenció en el hecho de que Irene Montero, la número dos del partido, votara previamente “no” de forma telemática (se encuentra de baja por embarazo) frente a la abstención del resto del grupo del que ella es portavoz.

Nos ha insultado

Según pudo constatar Confidencial Digital, cuando faltaba menos de una hora para la votación, miembros destacados del Grupo Parlamentario de Unidas Podemos difundieron la idea de que iban a votar “no” a la candidatura de Pedro Sánchez en primera votación.

“Después de insultarnos como ha hecho Sánchez, sólo podemos votar no. Y para la abstención tiene que cambiar mucho”, apuntaban con un enfado evidente hacia el PSOE y sobre todo hacia el tono empleado por el presidente del Gobierno en funciones en sus intervenciones en el pleno.

Sin embargo, cuando el debate agotaba sus últimos minutos, en la intervención de Adriana Lastra, Unidas Podemos anunció su giro. Del “no” pasaría a la abstención, algo que trataron de presentar como un “gesto” hacia el PSOE para mantener abierta la puerta a la negociación en las 48 horas previas a la segunda votación. Si hubieran permanecido en el “no”, Sánchez habría cosechado 210 votos en contra, en lugar de 170.

Ferraz convocó a los barones

Aunque el resultado práctico es el mismo, el gesto sí fue valorado por dirigentes del PSOE. Es el caso de algunos barones regionales que asistieron a la segunda jornada del debate de investidura en el Congreso, y que aseguraron que el lunes -tras la dureza del duelo dialéctico entre Sánchez e Iglesias- se marcharon con la sensación de que el acuerdo entre el Partido Socialista y Podemos era casi imposible.

Sin embargo, pese a que en sus comentarios los líderes de Podemos se quejaban de que el PSOE se negaba a asignarles ministerios con verdaderas competencias sociales, el segundo día de debate los barones que acudieron a la tribuna de invitados se mostraron más optimistas ante la posibilidad de que antes de este jueves se llegue a un acuerdo entre ambos partidos.

Alguno de estos barones confesaron, según pudo comprobar ECD, que desde Ferraz les habían llamado para pedirles que viajaran a Madrid autónomas para mostrar así el apoyo de las federaciones a Pedro Sánchez en el debate de investidura.

Si el lunes asistieron Ximo Puig, Guillermo Fernández Vara, Francina Armengol Adrián Barbón… todos ellos presidentes autonómicos, el martes se dejaron ver los líderes del PSOE en Andalucía (Susana Díaz), País Vasco (Idoia Mendía), Navarra (María Chivite), Galicia (Gonzalo Caballero), José Manuel Franco (Madrid), la mayoría de ellos repitiendo asistencia.

Iglesias escapó

Una vez se produjo la votación, se hizo el recuento y la presidenta Meritxell Batet constató el resultado negativo para Pedro Sánchez, los diputados salieron del hemiciclo y en su gran mayoría enfilaron hacia el comedor del Congreso o marcharon a comer a restaurantes en los alrededores de la Carrera de San Jerónimo.

Pablo Iglesias, como fue habitual en los dos días de debate de investidura, se marchó sin pasar por el patio, para no tener que hacer frente a los periodistas que esperaban a los líderes políticos, pero especialmente a Iglesias y Sánchez, para interrogarles por el escenario que se abría tras el “no” en la primera votación.

Sánchez se queda a comer por sorpresa

Tampoco apareció Pedro Sánchez. La mayoría de los ministros fueron marchándose entre el ‘río’ de diputados que salían, igual que hicieron Pablo Casado, Albert Rivera, Santiago Abascal y los portavoces de los partidos minoritarios.

¿Dónde estaba Sánchez? Cámaras y reporteros esperaban por la puerta que da al patio, para subir al coche oficial allí mismo, a pocos metros de la puerta. Una barrera de policías nacionales mantenía a los periodistas a distancia, y los miembros de la escolta del presidente esperaban en los vehículos, con los motores encendidos y listos para salir.

Pasó casi una hora, los escoltas miraban el reloj y los policías y miembros de la seguridad del Congreso se preguntaban qué ocurría… Al final, los escoltas y los policías nacionales recibieron la orden de marcharse a comer. El motivo era que Pedro Sánchez había decidido (de forma inesperada) quedarse a comer en el Congreso, en las estancias y despachos reservados al Gobierno y al presidente, en vez de ir a La Moncloa.

A Sánchez le acompañaban algunos de sus colaboradores más cercanos: la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo; el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos; el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Iván Redondo; Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, que se marchó antes de comer…

Varios de ellos forman parte del equipo negociador con Podemos, y se encerraron con Pedro Sánchez se entiende que para preparar la estrategia en los dos días que le restan hasta de la segunda votación de investidura.

Los datos falsos de Rufián

El segundo día de la sesión de investidura empezó con el discurso de Gabriel Rufián. El portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) utilizó un tono duro por lo que, a su juicio, es la “represión” del Estado hacia el independentismo catalán, que conlleva presos preventivos, el juicio del 1-O pendiente de sentencia, la huida al extranjero de políticos independentistas…

Pero, a continuación, tendió la mano a Sánchez y dejó caer que ERC se abstendrá en segunda votación si entonces PSOE y Unidas Podemos han conseguido forjar un acuerdo, con lo que las 15 abstenciones de ERC allanarían la investidura.

Durante su intervención, Rufián incurrió en gazapos, en algún caso atribuible a un despiste, en otro quizás no. Por ejemplo, aseguró que el conflicto independentista en Cataluña se había llevado por delante a un presidente -Mariano Rajoy- que ahora era sólo registrador de la propiedad en Santa Pola.

“¡Nooo!”, “¡Que está en Madrid!”, le gritaron a coro desde la bancada del Grupo Popular. Y es que, si bien Rajoy se marchó a Santa Pola (Alicante) a recuperar su plaza de registrador de la propiedad cuando fue desalojado de la Presidencia del Gobierno, después consiguió un traslado y ahora trabaja en el Registro Mercantil número 5 de Madrid.

Otro dato erróneo del discurso de Rufián vino a cuenta de los presos del 1-O. Aseguró que Oriol Junqueras y el resto son considerados “presos políticos” por Amnistía Internacional, algo que es falso: Amnistía Internacional ni siquiera considera que sean “presos de conciencia”, y sólo ha pedido que se ponga en libertad provisional a Jordi Cuixart y a Jordi Sànchez, ya que estima que el 20 de septiembre de 2017 organizaron una protesta pacífica ante el Departamento de Economía y Hacienda de la Generalitat cuando fue registrado por la Guardia Civil.

La tensión ERC-JxCAT

La intervención de Rufián, con ese tono de acercamiento al PSOE para evitar que se repitan las elecciones y que PP, Cs y Vox puedan alcanzar el Gobierno, suscitó comentarios, chanzas y sonrisas irónicas entre los diputados de Junts per Catalunya, que no secundaron a los diputados de ERC en sus aplausos a Rufián. Éste incluso llegó a criticar veladamente a los independentistas que apostaban por “bloquear” el Gobierno de España como forma de presión.

Sin embargo, cuando se cambiaron las tornas, de los bancos de Esquerra Republicana sí salieron aplausos para Laura Borràs, y el propio Rufián asintió en repetidas ocasiones para mostrar su aprobación ante sus palabras.

La ex consejera del Govern de Quim Torra y ahora portavoz de Junts per Catalunya centró su discurso en atacar a Pedro Sánchez por apoyar la activación del artículo 155, como justificación al “no” de sus diputados en la investidura. No le dio ni una oportunidad a Sánchez, como sí hizo ERC, que votó también “no” pero se abrió a abstenerse en la votación del jueves.

Arrimadas, ministra del Interior

Algunos otros detalles del Pleno son:

— Pedro Sánchez felicita el cumpleaños: lo hizo desde la tribuna de oradores. En un turno de réplica al Grupo Mixto, comenzó su intervención dirigida a José María Mazón, del Partido Regionalista de Cantabria (el de Miguel Ángel Revilla), diciendo “en primer lugar, felicitarle el cumpleaños”, y con una sonrisa, miró hacia los bancos del Grupo Mixto, buscando con la mirada a Mazón, quien por cierto fue el único diputado, aparte de los del PSOE, que votó “sí”.

— Meritxell Batet avisó a Rufián: la presidenta del Congreso afrontó su primer debate de investidura con paciencia. Pese a que hubo tensión en algunas intervenciones, en general “dejó jugar” y no se tuvo que aplicar en pedir silencio; tan sólo en el inicio de la segunda jornada, para pedir a los diputados que se sentaran y escucharan al orador. Se trataba de Gabriel Rufián, a quien por cierto Batet avisó de que “debería ir terminando” porque se estaba agotando su tiempo.

— Arrimadas, ministra del Interior: en su discurso, Rufián alertó de que unas elecciones en noviembre, podrían llevar al Gobierno a miembros del PP, de Ciudadanos y de Vox. En ese escenario hipotético (y con el que pretendía asustar a Podemos y el PSOE), habló de Santiago Abascal como posible ministro de Defensa, y de Inés Arrimadas como ministra del Interior. La diputada por Barcelona se lo tomó bien, sonrió, e incluso hizo un gesto con los dedos, como aceptando con agrado ese cargo.

— Aitor Esteban interesa más al PP: la bancada del Grupo Popular, a primera hora del martes, se encontraba casi vacía durante la intervención de Gabriel Rufián. Sin embargo, con el inicio del discurso del peneuvista Aitor Esteban llegó un número considerable de diputados del Grupo Popular.

— Portavoces ausentes: en el inicio de la segunda jornada, Pablo Casado no estuvo acompañado por Teodoro García Egea, que había ido a esRadio a una entrevista. También faltaban Juan Carlos Girauta, de Ciudadanos. Ambos se incorporaron más tarde. Mucho más rato estuvo ausente Pablo Echenique, uno de los negociadores clave de Podemos, que sí llegó para votar.

— Guillermo Mariscal ocupó el escaño de Teodoro García Egea en buena parte de la intervención de Aitor Esteban. No obstante, cuando el número dos del PP regresó al hemiciclo, el diputado canario (uno de los apoyos de Casado en las primarias de hace un año) volvió a su asiento, en la segunda fila de la bancada popular.

— Pablo Iglesias ni miró a Pedro Sánchez en sus intervenciones: se atusó la barba mientras Sánchez recordaba que el PSE forma parte del Gobierno Vasco sin decir que “queremos estar porque no nos fiamos de ellos” y que la idea del PSOE es “hacer un gobierno posible que no será del PSOE o de Podemos, sino de España”. Después no dejó de mirar su móvil.

— Bronca a Podemos por grabar con el móvil: ocurrió durante la comparecencia inesperada de Carmen Calvo en rueda de prensa para valorar las negociaciones con Podemos. Un miembro del equipo de prensa del partido morado se acercó, junto a los periodistas, y comenzó a grabar a Calvo con su móvil. Una responsable de prensa del Congreso le apercibió: “Sólo se puede grabar con cámara, no con el móvil”. El trabajador de Podemos la miró extrañado, pero dejó de grabar.

— Laura Borràs sustituye a Pablo Iglesias en los poemas: el líder de Podemos solía citar frases, canciones, poemas… en este debate fue más prosaico, pero tuvo relevo. La portavoz de Junts per Catalunya, Laura Borràs, salteó su intervención de citas en catalán, incluidas algunas de tono poético.

— A Aitor Esteban y Albert Rivera les separa solo un pasillo entre sus escaños. Después de que el portavoz del PNV llamase “líder de una banda de mariachis” al presidente de Ciudadanos, la tensión entre ambos era patente. Ni se miraron. Después, Gabriel Rufián se acercó al escaño de Esteban y, de espaldas a Rivera, dio la enhorabuena al dirigente vasco por su intervención, con varias palmadas en la espalda.

— Adriana Lastra y el constipado de Rivera: la portavoz del PSOE, última en intervenir, fue muy dura con el líder de Ciudadanos. Sobre todo cuando le rebatió sus palabras sobre el terrorismo de ETA: “He tenido amigos y compañeros jugándose la vida por las calles de este país mientras usted lo que único que se jugaba era un constipado por salir en pelotas en un cartel electoral”, sobre la primera campaña de Albert Rivera con C’s.

— Ribera se ríe de un chiste contra Rivera: una pulla, en este caso de Gabriel Rufián, sobre Albert Rivera y “lo que le toque pensar este mes” provocó las risas de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que se tapó un poco con la mano.

— Ana Oramas pide la hora: la portavoz de Coalición Canaria esperó de pie, durante varios minutos, a que acabara la intervención de Mertxe Aizpurúa, de EH Bildu, para subir ella al atril. Por sus gestos, parecía querer indicar que el turno de la portavoz abertzale había acabado y ya le tocaba a ella.

— Entre final del debate y el inicio de la votación, los diputados aprovecharon para estirar las piernas y charlar. Pedro Sánchez improvisó un corrillo junto a su escaño con diputados como José Antonio Rodríguez, el famoso alcalde de Jun que impulsó su campaña en las primarias contra Susana Díaz. Contrastaron las risas de Sánchez en ese momento con el silencio de Pablo Iglesias, que se quedó en su escaño, sin hablar con Jaume Asens, a su lado.

— La esposa del presidente no se pierde un minuto del debate: Begoña Gómez siguió de las dos jornadas de la sesión de investidura. No se levantó de su asiento en la tribuna de invitados, al lado de otros familiares de Pedro Sánchez, como la madre y el hermano del presidente.
 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIALDIGITAL