No hizo nada, no sabe nada, no recuerda nada. Ésta es la principal conclusión que arrojó ayer la declaración de Manuel Chaves en el juicio por el caso de los ERE, la mayor trama de corrupción de España. Quien fuera presidenta de la Junta de Andalucía durante 19 años prolongó la estrategia de autoexculpación del ex presidente José Antonio Griñán, así como del resto de altos cargos imputados por el latrocinio fraguado en el reparto del dinero público entre trabajadores y empresas en crisis entre los años 2001 y 2010. Se trata de un fraude tan gigantesco que resulta inverosímil que pudiera desarrollarse durante una década sin el conocimiento de quien entonces acaudillaba la Administración socialista en Andalucía. De todo ello cabe colegir que Chaves, pese a las numerosas evidencias que ponen bajo sospecha su actuación, sigue sin dar todas las explicaciones ni asumir todas sus responsabilidades en la adjudicación de las ayudas procedentes del fondo de reptiles.

Durante su declaración en la Audiencia de Sevilla, que juzga la pieza principal de los ERE, el ex presidente andaluz se ha sacudido cualquier responsabilidad sobre las numerosas irregularidades detectadas en un macrofraude en el que se habría malversado o repartido de forma opaca y arbitraria la friolera de 741 millones de euros. Chaves defendió la legalidad del procedimiento en la concesión de ayudas sociolaborales y señaló que no tenía conocimiento de cómo se repartían y con qué criterios. Su ámbito de competencia, según dijo, se limitaba a establecer las líneas generales de las políticas de empleo. Se trata de un subterfugio inconsistente, sobre todo teniendo en cuenta que Chaves se reunió en múltiples ocasiones con comités de empresa y sindicatos para abordar conflictos laborales. No es creíble, por tanto, que el ex presidente del PSOE alegue que no tenía detalles de la gestión de las ayudas, ni tampoco de las contraprestaciones que obtenían los sindicatos a cambio de su papel en los procesos de negociación. La amnesia de Chaves -sobre el que recae una acusación de la Fiscalía por prevaricación- contrasta con su implicación personal en dos ayudas costeadas con el fondo de reptiles, la de Bilore y la de la Faja Pirítica, que se suma a una tercera incriminación. Tal como ha revelado EL MUNDO, la Junta otorgó durante el mandato de Chaves un ERE de 3,6 millones de euros a la sociedad de la familia del empresario que le presta su chalé vacacional.

El juicio por los ERE ha puesto de manifiesto la colosal trama de corrupcióntejida a lo largo de cuatro décadas de control omnímodo del PSOE en la Junta de Andalucía. Un entramado a gran escala que, precisamente, ha propiciado que tanto Chaves como Griñán, además de los 20 ex altos cargos investigados, sigan parapetados en un silencio cómplice. Es el resultado de la omertá propia de un régimen clientelar con reminiscencias mafiosas.

 

 

 

FUENTE: ELMUNDO