Uno no está para muchos trotes con ochenta y un calendarios, pero poseo la vocación de un periodista que duerme de pie, y la verdad la pela es la pela. Si a todo ello multiplico los hechos portentosos que vienen ocurriendo en esta país de milagros, la tensión me sube hasta niveles serios ((( 17-9 ))). No me quejo, porque a veces me descojono con Trump, que ha declarado que lo de Cataluña «es una tontería». Que por el pelirrojo no pase si TEJAS o ALASKA se declaran independientes. En ese caso saca los blindados y llama a Rajoy alias Jesse «el Tranquilo» o al valiente y leal legionario de Escuadra que primero dispara rápido como un rayo y «abate» de golpe a cuatro yihadistas, y luego pregunta qué pijo ha pasado. Desde luego, según fuentes yanquis, nos comunican vía satélite, que el presidente norteamericano se ha interesado vivamente sobre cómo actúan los guardias civiles y si es verdad que los UCO son unos especialistas en cazar corruptos (del tema escribiré algo sustancioso en unos minutos). Trump proyecta echar a la calle a la mitad inútil de la CIA, a algunas decenas de agentes del FBI y fichar a la plantilla de los picoletos acampados en la frontera sur hispano catalana, donde ya se piden pasaportes por ambos lados.
Lo que escribo, en este caso la excursión de Rajoy a Washington para mostrar músculos, ha atraído mi atención, hasta el punto de que me he tirado media noche pegado al transistor, desde el mismo instante en que la agencia EFE ha transmitido a sus abonados, que en la madrugada del martes, oscura, lluviosa y tormentosa, se han celebrado retiros espirituales en el Monasterio de Monserrat, sede espiritual revolucionaria del Frente Catalán y de las JONS, con asistencia de todos los complotados desde la extrema izquierda antisistema y atea, que se integran en la CUP, los populistas arcángeles que vuelan veloces hacia el cielo al mando de Pablo Iglesias, los meapilas millonarios del separatismo pujolista, hasta los republicanos que manda fray Junqueras, que se ha confesado católico y de comunión diaria. Previamente a la cumbre religiosa con música de fondo gregoriana, el trepa mayor Trapero y sus policía política, adiestrada por agentes iraníes que vigilan a las mujeres que se atreven a enseñar sus hermosos tobillos o ahorcan homosexuales, pegaron un barrido electrónico para detectar espías monclovitas. De lo que se habló lamento decirles que ni me he enterado, aunque supongo que el abad les bendijo a todos por su duro trabajo para fundar la nueva república balcánica , por ahora. Y laica.

La movida en el partido popular murciano tiene novela, película de suspense y drama teatral. Se puede relatar detalladamente con nombres y apellidos, con el riesgo y el peligro, de que nuestros hombres justos se te tiren al cuello. «La Justicia regional no rula, ni bien ni mal, no está ni se le espera». No es que lo escriba mi menda, es que el rumor está en la calle y la opinión pública, informada. El colega Ricardo Fernández se descolgó la semana anterior no con una simple crónica flor de un día, sino un dossier. Bien, pero sin quitarle ningún mérito, algo parecido escribía servidor de ustedes hace siete años, y creo recordar que posiblemente antes, en aquellos años noventa cuando Calero y otros salimos pitando cuando olfateamos que la decapitación nos caía encima por órdenes directas de Aznar, que por cierto no ha abierto la boca con la parranda catalana, probablemente organizando otro golpe, pero esta vez sufragado por la extrema derecha económica y del otro sector eclesial y su gran secta. La Conferencia Episcopal, buscando setas.


EPÍLOGO. Decimos, lo he visto en directo, no lo he palpado, que esta vez los agitadores y sus guerrillas urbanas, actúan duramente a las ordenes de los políticos, protegidos por la Leyes y pagados sus sueldos suculentos por el Gobierno del Estado, que nos saca los billetes, y a los Mossos del infiel Trapero. La gran pregunta que nos hacemos millones de ignorantes españoles es la siguiente: ¿Si el Gobierno de la República que presidía AZAÑA, terminó en 1934 con la revuelta del llamado Estado Catalán, a tiros y encarcelando a los culpables, a qué viene tanto miedo señor Rajoy y demás constitucionalistas a ejercer el poder popular? Y al frente de las tropas republicanas, el General Batet que cumplió las ordenes recibidas desde Madrid en siete horas. Prudencia hasta aquí. Energía no más lejos de una revolución callejera subvencionada desde el exterior y el interior. Usted señor Rajoy podría ser un buen Alcalde de pueblo, pero no más.

