MANEL MAS

 

 

Lo que digo no es mi opinión personal, lo que digo lo deduzco a la vista de dos casos muy similares que han tenido un tratamiento diferente por parte de la justicia y medios de comunicación de la derecha española.    Me refiero a los casos de Tamara Carrasco y el de los militares de querían salvar a España (?) fusilando  26 millones de hijos de puta para conseguirlo.

Siempre he recordado un dicho castellano que dice: Nada es verdad ni es mentita, todo es según el color del cristal con que se mira. Tamara Carrasco fue detenida el 10 de abril de 2018 por la Guardia Civil por orden de la Audiencia Nacional en una causa por terrorismo, rebelión y sedición, Carrasco estuvo hasta mayo de 2019 confinada sin poder salir de la localidad de Viladecans, donde vive, por orden judicial, hasta que finalmente el caso recayó en un juzgado de Barcelona.

Durante este tiempo pidió permiso para visitar a su madre enferma que vive en Sant Vicent dels Horts, una población próxima, permiso que le fue denegado con amenaza de prisión. Al final se la juzgaba por un delito de incitación a desórdenes públicos.

La Jueza que la absolvió aseguraba que en el mensaje que había enviado no se acreditaba ninguna consigna que incitara a cometer desórdenes públicos y añadía que el mismo atestado policial explicitaba que Carrasco informó de unas acciones que se habían organizado en una asamblea local de los CDR en el contexto de una posible huelga general. No podía considerarse acreditado que el mensaje enviado por la acusada incitara a cometer desorden alguno.

En el caso de los militares que querían salvar España y que se dirigieron al rey, la ministra de defensa dijo que se trataba de una pandilla de amigos que compartían un grupo de WhatsApp en que hacían comentarios, de forma amistosa entre ellos, pero que no representaban ningún tipo de delito. Resulta curiosa la forma como llegaron a calcular el número de personas que había que fusilar. La cifra resulta de la suma de todos los votos de la izquierda que dieron la presidencia a Pedro Sánchez y, los que faltaban para llegar, son de aquellos que votaron en blanco, es decir, todos los que no votaron los partidos de la derecha.

Estos militares partícipes del chat hicieron una serie de declaraciones que no sabría cómo definirlas. Hicieron elogios a Primo de Rivera y a «el irrepetible» (Franco), han calificado el actual gobierno de social-comunista, con apoyo de terroristas e independientes y, que gobernando ellos es imposible reeducar la población. Hablaban de repetir la historia (¿golpe de estado?) y de bombardear la sede de la ANC. No se los juzga de ningún delito, ni siquiera del delito de odio.

A pesar de tratarse de mensajes entre grupos, el de los militares no presuponía nada que pudiera ser considerado como punible, pero el de Tamara lo era por terrorismo, rebelión y sedición. Así lo consideró la fiscalía que dirigió recurso a la Audiencia de Barcelona contra la sentencia.

Cómo decía al principio todo es según el color del cristal por donde se mira. Pero en Cataluña ya estamos acostumbrados a estas cosas. Quien no se lo crea que vea el siguiente video donde, sobre el mismo tema, la ministra María Jesús Montero atacaba a Cataluña por querer atrasar las elecciones y ahora se queja de que las hagan a Madrid a causa de la pandemia, si así actúa el gobierno central ¿porque no tiene derecho de poder hacerlo todo el mundo?

En una sentencia, hecho público por Efe, la Sección Segunda de la Audiencia de Barcelona desestimó el recurso de la Fiscalía contra la absolución de Tamara Carrasco por parte del Juzgado penal número 25 de Barcelona, que descartó que en los mensajes que envió a un grupo de amigos sobre una asamblea de CDR diera consignas para alentar desórdenes públicos.

¿Qué piensan ustedes, queridos lectores? ¿Creen que la justicia es igual para todo el mundo o… cuando se trata de Cataluña se aplica un color diferente del cristal por donde se visualizan los hechos? Quiero hacer constar que todos los medios que hicieron grandes titulares sobre el caso de Tamara, condenándola antes de ser juzgada, ninguno de ellos se ha disculpado por sus anteriores comentarios, de esto en Cataluña también estamos bastante acostumbrados.