La magistrada Mercedes Alaya, la gran impulsora de las investigaciones de los mayores casos de corrupción de la historia reciente de Andalucía, se ha quedado sola después de que la carrera judicial de Sevilla, sus compañeros, le hayan dado públicamente la espalda a cuenta del rosario de críticas que en los últimos años ha lanzado la famosa juez contra casi todo y casi todos. Incluidos aquellos con los que compartió labor.

En una actuación inédita, los jueces de instrucción sevillanos -de los que Alaya formaba parte hasta su marcha a la Audiencia de Sevilla- se reunieron ayer de forma extraordinaria con un solo punto en el orden del día: responder a las críticas de su ex compañera.

 

Y lo hicieron a través de un durísimo comunicado difundido por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) en el que expresaron su «profundo malestar» contra Alaya.

 

La gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los jueces sevillanos ha sido la reciente entrevista publicada por el diario Abc en la que la hoy magistrada de la Sección Séptima de la Audiencia de Sevilla se despachó contra jueces, fiscales, partidos políticos, personalidades y cargos públicos…

 

Las críticas fueron especialmente hirientes en lo que respecta a los jueces de refuerzo con los que trabajó Alaya en su juzgado. De uno de ellos llega a afirmar en la entrevista que «cuando llegaba la una de la tarde era habitual que me dijera: me voy al club Pineda a almorzar con mi mujer, o me voy a recoger a mis niñas al colegio».

 

Con ese juez, dijo en la entrevista, el juzgado estuvo «más retrasado que nunca».

 

Pero no es el único al que cuestionó. También lanzó dardos contra los otros dos jueces de refuerzo que quiso ponerle el Alto Tribunal andaluz, cuya capacidad puso en entredicho.

 

Hasta hace muy poco, los jueces que ahora la señalan eran los mayores defensores de Mercedes Alaya ante los ataque de todo tipo y procedencia que ha recibido en estos años a cuenta de su labor en las investigaciones de las grandes causas de corrupción que impulsó.

 

Lo recuerdan los propios jueces instructores en el comunicado hecho público este jueves. Ante cada crítica, salieron en defensa de su compañera y de la independencia judicial.
Claro que eso ocurría cuando Alaya se cuidaba de hacer declaraciones públicas y sólo hablaba a través de sus resoluciones judiciales.

Su ascenso a la Audiencia, punto de inflexión

La situación, y el malestar que ha estallado ahora, se remonta a la salida de Alaya del juzgado tras su ascenso a la Audiencia. Ante las dificultades que se encontró la magistrada para conservar, en comisión de servicio, el control de las macrocausas dirigió un incendiario escrito al Poder Judicial en el que cuestionaba la capacidad de su sustituta, María Núñez Bolaños, de la que llegó a dudar de su imparcialidad al insinuar vínculos personales con el entonces consejero de Justicia de la Junta de Andalucía, Emilio de Llera.

Ya entonces, Alaya provocó el enfado y la indignación de muchos de sus compañeros, aunque nadie salió públicamente a replicarle.

 

Pero los jueces sevillanos no han olvidado tampoco las críticas a Núñez Bolaños y en el mismo comunicado afean también a Alaya esos comentarios, con los que, señalaron, «se pone en entredicho, sin ningún motivo, la capacidad y profesionalidad de estos compañeros y con los que esta Junta [de jueces de instrucción] manifiesta su más absoluto rechazo».

 

Con todo, los jueces no han sido el único blanco de las críticas de Alaya. En la misma entrevista de Abc y en la charla con EL MUNDO que este periódico publicó en enero de 2017, la magistrada lanzó duros ataques contra los fiscales, a los que acusó de ser una mera correa de transmisión del poder político.

 

Igualmente, en la conversación con EL MUNDO -de la que propia Alaya renegó más tarde- cargó contra partidos políticos como el PSOE y el PP, a los que en sus últimas declaraciones ha acusado directamente de estar detrás de la decisión de apartarla de los ERE y los otros grandes procedimientos que instruía y a los que ha situado en una lista de enemigos que no para de engordar.

 
 

 

 

FUENTE: ELMUNDO