La magistrada Mercedes Alaya, la gran impulsora de las investigaciones de los mayores casos de corrupción de la historia reciente de Andalucía, se ha quedado sola después de que la carrera judicial de Sevilla, sus compañeros, le hayan dado públicamente la espalda a cuenta del rosario de críticas que en los últimos años ha lanzado la famosa juez contra casi todo y casi todos. Incluidos aquellos con los que compartió labor.
Hasta hace muy poco, los jueces que ahora la señalan eran los mayores defensores de Mercedes Alaya ante los ataque de todo tipo y procedencia que ha recibido en estos años a cuenta de su labor en las investigaciones de las grandes causas de corrupción que impulsó.
Lo recuerdan los propios jueces instructores en el comunicado hecho público este jueves. Ante cada crítica, salieron en defensa de su compañera y de la independencia judicial.
Claro que eso ocurría cuando Alaya se cuidaba de hacer declaraciones públicas y sólo hablaba a través de sus resoluciones judiciales.
Su ascenso a la Audiencia, punto de inflexión
La situación, y el malestar que ha estallado ahora, se remonta a la salida de Alaya del juzgado tras su ascenso a la Audiencia. Ante las dificultades que se encontró la magistrada para conservar, en comisión de servicio, el control de las macrocausas dirigió un incendiario escrito al Poder Judicial en el que cuestionaba la capacidad de su sustituta, María Núñez Bolaños, de la que llegó a dudar de su imparcialidad al insinuar vínculos personales con el entonces consejero de Justicia de la Junta de Andalucía, Emilio de Llera.
Igualmente, en la conversación con EL MUNDO -de la que propia Alaya renegó más tarde- cargó contra partidos políticos como el PSOE y el PP, a los que en sus últimas declaraciones ha acusado directamente de estar detrás de la decisión de apartarla de los ERE y los otros grandes procedimientos que instruía y a los que ha situado en una lista de enemigos que no para de engordar.