El declive socialista en las pasadas elecciones municipales no puede atribuirse a ninguna circunstancia coyuntural. El problema viene de lejos y está más relacionado con la trama bipartidista (PPSOE) del partido que en Mazarrón ha sido impuesta más por los dirigentes antiguos que por los nuevos, que, al menos por el momento, han logrado mantenerse en el gobierno municipal y superar los tres mil votos, como ya viene siendo habitual. La deriva más conservadora del PSOE impuesta por el “sanedrín fáctico” es el motivo por el que otras fuerzas políticas le han comido el terreno hasta cambiar el paradigma de la política mazarronera.

En Mazarrón viene pasando lo de siempre, que gana el Partido Popular en un municipio moldeado a medida por las “famiglias” del régimen feudal perpetuado y cuyos déficits democráticos sólo hacen posible el cambio en circunstancias tan específicas como cuando crean un desastre político – social con la elección del Regidor. No es normal que los socialistas pierdan la segunda posición, aunque eso ya ocurrió antes. Lo que ha pasado ahora es que UIDM ha sabido superar las divisiones en el centro derecha y explotar la falta de un proyecto específico en la población que populares y socialistas arrastran desde el siglo pasado. Da risa atribuir la insuficiente victoria del PP a la fuga de valores conservadores o compra de votos, si el partido que ha ganado más votos y logra inequívocamente el poder está en contra de ellos y suma esos adeptos.  

Y es que desde hace tiempo hasta ahora “la evolución electoral del PSOE sigue a la baja” a medida que se hace más y más conservador o, si se prefiere, más incoloro, inodoro e insípido, salvo en el período liderado por un García adversario del establishment local y víctima de la hipocresía política del nuevo progresismo, menos transparente y más “embustero y bailarín” que nunca. En todo caso, el PSOE no podrá mejorar posiciones si no es recuperando apoyos por su izquierda, sobre todo ahora que se lo ha puesto en bandeja el conglomerado de Sumar y Podemos, en fase de desintegración por maniobras orquestadas desde la “logia caciquil”.

Miras, como antes lo había intentado García, intentaron propuestas de cambio interno que levantaron grandes expectativas y la militancia acogió con esperanza en contra del sanedrín fáctico del régimen que no cesó en su empeño de abortarlas con malas artes para reubicar candidatos convenidos en los “despachos influyentes”. Cuando García y Miras dejan el poder en C/Progreso, el sanedrín fáctico, que se considera propietario de la marca, despliega un combate constante para impedir que los militantes socialistas marquen un nuevo rumbo al partido coherente con sus ansias transformadoras. Y no lo han dejado de hacer ni un minuto ante cualquiera de ellos. Con García al que destituyeron para que, en el colmo del cinismo, los viejos “gurús” acabaran explotando probables casos de corrupción sin juzgar que hoy de nuevo atesoran, ni con Miras encumbrado y defenestrado por “sacar los pies del tiesto”.

Evidentemente, el proceso involutivo impulsado por los antiguos dirigentes tiene sus consecuencias. De alguna manera, desde el punto de los intereses del PSOE el daño ya está hecho, porque ha sido el causante de un cambio de paradigma en la política local, que sólo puede ser gobernada por pactos entre partidos distintos pero con intereses convergentes y adversarios comunes, por lo tanto, las elecciones ya no las disputa solo el “bipartidismo – PPSOE”, surge la lucha del bloque independiente de centro derecha contra el bloque progresista-conservador. Y es obvio que Ginés Campillo, líder del grupo independiente UIDM, por convicción o porque hace de la necesidad virtud ha sabido leer la nueva partitura, la que no quieren aceptar sus adversarios políticos. 

Aun así, los socialistas seguirán necesitando los apoyos del partido independiente para gobernar. Es una concepción básicamente instalada que ha determinado el nuevo funcionamiento del Consistorio. Esta es la gran batalla a la que se enfrenta Campillo y eso le supondrá una lucha titánica contra los adversarios externos e internos que son de hecho los mismos y muy poderosos (la vieja guardia pretoriana del régimen). Si lo logra, lo más previsible es que la antigua cúpula socialista pierda sus ansias involucionistas y entonces sí que el PSOE deje de ser necesario para nadie, desaparezca y nadie les eche de menos.

 

POST SCRIPTUM: “La mayor gloria no es no caer nunca, sino levantarse siempre”. Tropezar, caerse, levantarse. Y volver a tropezar para volver a ponerse de pie es parte de la vida. (N. Mandela)

COLECTIVO “EN CLAVE TRANSPARENTE”