Crece en el PP la preocupación por Vox, el partido ultra al que la encuesta de 40dB. para EL PAÍS otorga hasta cuatro escaños en las elecciones andaluzas del domingo. El líder popular, Pablo Casado, ha optado por endurecer su discurso, sobre todo en inmigración, para intentar atraer al posible electorado de Vox, pero un sector del partido cree que esa estrategia solo conduce a perder apoyos por el centro y que hay que hacer lo contrario. Un veterano diputado defiende diferenciarse para que los votantes no acaben prefiriendo el original de Vox a una copia. Casado advirtió este domingo del riesgo de “experimentar” con el voto.
El secretario general del PP, Teodoro García Egea, pide el voto por las calles de Granada. “Yo era de los tuyos, pero voy a votar a Vox”, le dice un granadino. El hombre le explica que ve “líos internos” en las filas populares y que le parece que la formación que encabeza Santiago Abascal, antiguo cargo del PP vasco, es la que mejor defiende “la unidad de España y las cosas de siempre”. En el paseo electoral, el número dos popular tropezará con otros antiguos votantes de sus siglas que ahora dudan con Vox. Nadie les habla de Ciudadanos. El paseo es un síntoma, pero la encuesta de 40dB. publicada este domingo por EL PAÍS muestra que la formación de extrema derecha podría obtener hasta cuatro escaños en las elecciones andaluzas. Existe preocupación en el PP, y la estrategia decidida por Casado para hacer frente a ese flanco abierto a su derecha no convence a todos los principales dirigentes en el partido.
Fuentes de la dirección popular afirman que estarían dispuestos a pactar con Vox porque priorizan un cambio al frente del Gobierno andaluz y creen que, llegado el caso, sería Ciudadanos quien más problemas pondría a esa alianza de la derecha para echar al PSOE de la Junta.
La primera regla de Casado es no citar nunca a Vox por su nombre para restarle importancia, aunque sus teloneros en los mítines sí lo hacen — “Votar a Vox es tirar el voto a la basura”; “No escuchéis sus cantos de sirena”— y la formación de extrema derecha está presente, de una forma u otra, en todos los últimos discursos electorales del PP. El líder popular ha endurecido el lenguaje al tratar los asuntos que más encienden al electorado de Vox, especialmente en inmigración. “Aquí no hay ablación de clítoris ni se matan los carneros en casa. O se respetan las costumbres occidentales o se han equivocado de país”, declaró en Granada. Tanto Casado como Abascal se pronuncian en contra de lo que llaman “el multiculturalismo”, aunque Vox va mucho más lejos vinculando inmigración con delincuencia y hablando de “invasión”, recuerdan fuentes de la dirección del PP.
Un miembro del comité ejecutivo nacional reconoce un “alineamiento” en el discurso, pero cree que a la hora de la verdad, los ciudadanos tendrán miedo de votar a Vox. El entorno más próximo a Casado en la dirección se muestra preocupado, pero a la vez optimista, porque cree que una cosa son las palabras en la calle y otra la papeleta que se termina metiendo en la urna. En cualquier caso, las fuentes consultadas aseguran que la implicación de su presidente en la campaña andaluza (45 actos en 11 días) obedece al propósito, sobre todo, de evitar las fugas de apoyos a otros partidos.
El PP andaluz es más pesimista y ve posibilidades de que Vox les perjudique en todas las provincias, salvo Jaén y Huelva, porque les pueda arrebatar un escaño, opina un cargo de la formación en la comunidad.
Imitar el discurso de Vox supone el riesgo de que los ciudadanos terminen votando al original, opina un veterano diputado popular, quien recuerda que en anteriores elecciones ya se ha presentado el partido de Abascal sin obtener ninguna representación. “Perder el centro solo conduce al fracaso”, defiende esta fuente, para quien supone un error decir que se tienen cosas en común con Vox. “Hay que decir que es la extrema derecha que hay que combatir, igual que a la extrema izquierda de Podemos”, añade.
Un negocio nefasto
Otro cargo autonómico popular cree que la estrategia actual conduce a no ganar ningún voto y perder, en cambio, muchos de centro. “Es un negocio nefasto”, resume, a la vez que equivocado, aunque teme que no haya una opción de dar marcha atrás.
Mientras que Ciudadanos ha optado en público por ignorar a Vox en su estrategia para evitar la fuga de votos, algunos de sus dirigentes defienden en privado que a ellos el partido de Abascal no les afecta. Sin embargo, en el discurso de Albert Rivera de este domingo en Málaga sí que se percibió una inflexión en la vehemencia con que defendió la unidad de España, informa Elsa García de Blas.
Al contrario de lo que asegura en público el partido de Rivera, a un sector del PP sí le preocupa que parte de sus votantes tradicionales aprovechen las andaluzas para probar nuevas opciones, al ver una inercia que impide el cambio y dar por hecho que el PSOE puede volver a gobernar, opina un cargo popular muy próximo al líder del PP. Casado apeló este domingo en Úbeda (Jaén) a ese electorado: “Hacer experimentos con el voto acaba en otro escaño para Podemos. Somos un partido moderado, patriota y que sabe gestionar”.