ADOLFO FERNÁNDEZ AGUILAR

 

Con la construcción de la Torre de Babel los babilonios pretendían alcanzar el cielo. Vano empeño. Ese proyecto narrado en el Antiguo Testamento y el Génesis a mí me parece un propósito encomiable, dejando aparte las otras consideraciones de un Dios iracundo y un hombre soberbio. Tenían un proyecto positivo: construir la Torre. 

Después llegó todo lo demás. Fue un vano intento, porque siguiéndole los pasos vinieron otros con un proyecto distinto y su objetivo era destruir la Torre. Durante siete siglos, unos y otros la construían y la destruían. La levantaron y la derribaron caldeos, asirios, arameos, hebreos y persas. Hasta ahí llegó también Alejandro Magno que al ver la Torre en ruinas se puso manos a la obra para reconstruirla. Él, que en todo fue invencible, con la Torre se dio por vencido. Cuentan las leyendas que Dios se irritó mucho con ese vaivén, y silbando fuertemente provocó un gran vendaval que derribó para siempre la mítica Torre de Babel.

Pese a todo, en esa epopeya legendaria primó un espíritu positivo dominante: construir una Torre. Mientras que en la España de Babel de hoy todo es negativo, y el único plan que tenemos es la firme tenacidad en derribar la Torre. Desde que España entró en esta crisis aguda de esquizofrenia política que padecemos hoy, lo único que hemos conseguido ha sido resucitar esa alegoría de la Torre de Babel convirtiendo la metáfora en una realidad tangible llamada la España de Babel. 

La división de las lenguas es el origen de ambos conflictos. Ese atajo de locos fascistas llenos de odio que son los independentistas catalanes imitan a Babel. La represión del uso del idioma catalán, que es tan nuestro como el español, fue una estupidez de la dictadura franquista, pero eso fue un juego de niños comparado con la salvaje represión que sufre hoy en día el idioma español en Cataluña. Es una tiranía violentando todos los principios y derechos de los propios catalanes. La Generalitat, usando como espoleta la destrucción de la lengua española, definitivamente ha cruzado todas las líneas rojas.

Cuando estoy escribiendo este artículo leo que la Generalitat ha dado la orden de alentar a los padres y escolares para que denuncien ante ella a los colegios que no cumplan las órdenes de inmersión total al catalán y han creado un cuerpo de inspección propio, suprimiendo el del Ministerio de Educación. ¿Es que hemos perdido la vergüenza no haciendo frente a tantos atropellos y sobre todo a este adoctrinamiento de los niños? ¿Es este el método de diálogo y tolerancia que ha traído Pedro Sánchez?. El desgaste diario, la presión contra todo el orden constitucional,  el deterioro del día a día de la convivencia en Cataluña, ya es intolerable. En la legendaria epopeya de la Torre de Babel primaba el afán de construir; en el de los independentistas destruirnos a cualquier precio y contra toda razón. Las veleidades independentistas de unas élites políticas catalanas nos están arrastrando a una crisis de convivencia colectiva que afecta a la totalidad de los españoles. El asfixiante uso mediático diario no cesa. La utilización sectaria del poder estatutario otorgado por la Constitución  solo tiene un objetivo; hacer imposible la convivencia entre los propios catalanes de posiciones antagónicas. Esa es la España de Babel que han traido.

El propio Gobierno español, que para mantenerse en un poder que no le han otorgado las urnas, con sus desconcertantes contradicciones y rectificaciones, según sople el viento, también alimenta la España de Babel. Lo hace cuando diseña una campaña organizada  por el propio Gobierno intentando condicionar y censurar la actuación de la Justicia en vísperas del juicio oral a los líderes independentistas. De esa forma está violentando la división de poderes; el respeto que merece la actuación independiente de los jueces; y ha puesto en duda también la calificación procedimental que está instruyéndose con seguridad judicial y todas las garantías procesales. El PSOE de hoy navega entre la opacidad y ambigüedad en el problema catalán y eso es gravísimo para el PSOE y para España.

El independentismo catalán es peor para España que una plaga de termitas demoliendo la Torre, con la abierta aportación de Podemos formando un bloque irreductible conspirativo contra toda la estructura del Estado, focalizado en el asedio al Rey al que desprecian, calumnian y ofenden permanentemente al ser el máximo símbolo constitucional del Estado social y de derecho, de esta democracia avanzada que disfrutamos, y porque con la destrucción de esa Torre demuelen toda la estructura de España.

Cuando desde la Generalitat o los partidos políticos se exige la anulación de las actuaciones de la justicia contra el “procés”, a cambio del voto favorable a los presupuestos del Estado, están cometiendo una asquerosa y despreciable felonía, y que esa inmoralidad se acepte como normal al amparo de la democracia, es vomitivo. Como la desvergüenza de otros partidos nacionalistas vendiendo su voto a cambio de la mejor tajada del melón para ellos, sin importarles el daño que hacen a los demás, debilitando los recursos necesarios para atender a los más débiles y demandando servicios sociales elementales, o unos días de trabajo al año. Todo, además, exigido con soberbia y amenazas. ¿Para eso nacieron las Autonomías?.

Todos estos grandes males políticos se han enseñoreado en España gracias a la Ley Electoral que artificialmente convierte al Congreso de los Diputados en una auténtica Torre de Babel con intereses partidistas y territoriales contrarios al interés de todos los españoles y el bien común. La contradicción de votos y escaños es la gran injusticia que deja la gobernabilidad en manos de cuatro o cinco votos. La solución es bien sencilla: convertir España en circunscripción única para el Congreso. Se terminó la estafa.

Se han cumplido 100 años del final de la Primera Guerra Mundial, causada por nacionalismos y populismos. Aquella Europa es parecida a la de hoy. Ojalá quede todo en griterío y los independentistas y populismos de hoy se cansen, y todos recuperemos el sentido común. Lo que es seguro es que España seguirá siendo siempre la tierra indestructible de todos, tan rica en su diversidad.