El punto y final de Mariano Rajoy es también un punto de partida. La renuncia en diferido del todavía presidente del PP al liderazgo de su formación lleva a un escenario muy distinto al que se enfrentó hace 14 años, cuando el dedo de José María Aznar designó al que sería su sucesor.
Fuentes de Génova explican a Público que Rajoy ejercerá ciertas labores de supervisión en el proceso de renovación de la dirección popular, tal y como piden varios barones, pero mantendrá un perfil muy bajo y previsiblemente no se decantará por ninguno de los candidatos a sucederle: «Rajoy es Rajoy», afirman desde su partido.
El movimiento del presidente del PP ha cogido por sorpresa incluso a los suyos, aunque en Génova confirman que algunos miembros de la dirección estaban al tanto de sus planes desde la tarde del lunes. Rajoy, fiel a su propia doctrina, opta así por intervenir lo mínimo, y este vacío deja la puerta abierta a que cualquiera que aspire a presidir el partido pueda dar el paso: la guerra ha empezado.
Por el momento, y según la mayoría de fuentes consultadas, quien parte como claro favorito es el presidente de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo, que hace meses pronunció las declaraciones más claras sobre sus aspiraciones -siempre envueltas en la ambigüedad que le caracteriza al tratar esta cuestión-. Feijóo es quien genera un mayor consenso entre los dirigentes territoriales y, de asentarse, su candidatura evitaría abrir un cisma con un enfrentamiento entre corrientes.
Sáenz de Santamaría vs Cospedal
No obstante, paralelamente hay movimientos por parte de Soraya Sáenz de Santamaría, exvicepresidenta del Gobierno y hoy diputada rasa, y María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y exministra de Defensa, que sugieren que no van a renunciar a este ‘trono’ tan fácilmente.
La primera no tiene poder orgánico, la segunda lo tiene todo, y ambas son enemigas acérrimas -su foto en la toma de posesión de Ángel Garrido como presidente de la Comunidad de Madrid es el último testimonio gráfico de su mala relación-. Hay una clara división entre los partidarios de ambas dirigentes, dos de los pesos pesados de la era Rajoy, tanto en La Moncloa como en Génova.
Y, mientras Cospedal se ha apresurado a cargar de intervenciones en medios de comunicación su agenda de este miércoles -tiene al menos cuatro entrevistas, un registro sin precedentes en los últimas meses, menos tras la sentencia de Gürtel-, Santamaría acudirá este mismo fin de semana a la reunión del Club Bielderberg-.
Al perder el enorme poder que ostentaba en el Gobierno, la exvicepresidenta requiere de espacios como esta reunión del llamado «Gobierno del mundo en la sombra», la cuarta a la que asiste, para mantenerse en la brecha.
No obstante, desde Génova esperan que esta competición se vea frustrada si aparece un candidato cuyo resultado «esté claro de antemano», y logren así evitar el lanzamiento de cuchillos. También reconocen que, hoy por hoy, no tienen claro que este candidato exista.