Se sabían indispensables pero no por ello iban a recular. Los militantes de la CUP ratificaron sus cuatro abstenciones a un candidato suplente a Carles Puigdemont y no se doblegaron ante la situación procesal del nuevo postulante, Jordi Turull, que necesitaba el apoyo de dos ‘cupaires’ para ser coronado como nuevo presidente de la Generalitat.
Los anticapitalistas defendieron a capa y espada que la propuesta de los posconvergentes, acordada con ERC, «no avanza en la construcción de medidas republicanas ni sociales», pese a «haberlo intentado sin éxito».
El encargado de lanzar dardos contra sus socios independentistas fue Carles Riera, quien reprochó que hayan dedicado tres meses a «vacilaciones, cálculos y luchas partidistas». «No vamos a ser cómplices de una política autonomista», espetó, y dio por zanjado «el ‘procés’ y, con él, sus alianzas». «Pasamos humildemente a la oposición para combatir al Estado, la dictadura y el autonomismo», sentenció. Algo que no agradó a Turull, quien pidió a Riera «perseverancia» para encontrar la «unidad que pide la gente».
Pero los ‘cupaires’ se niegan a «hacer política a golpe de citación del juez Llarena». «Invistamos a Puigdemont, no acatemos al Estado», les emplazó Riera, después de deshilachar su portazo a la candidatura del diputado de JxCat, a quien acusó de pronunciar un discurso más propio de «un candidato del PDECat» que de uno «republicano».
A todo o nada
La CUP jugó a todo o nada. En el documento que valoró su militancia y al que tuvo acceso EL PERIÓDICO, los ‘cupaires’ blindaron su voto en bloque en una reunión celebrada contra reloj, tan solo dos horas antes del pleno.
Los anticapitalistas no olvidan que el postulante a ‘president’ fue la mano derecha de Artur Mas en el Govern que forzó los recortes en educación y sanidad, y sacaron a relucir que apoyó públicamente a los acusados por el ‘caso 3%’ y que «no se retracta» de ello.
Asimismo, reiteraron que la propuesta que les han hecho llegar es la misma que rechazaron y se escudaron en que ni la Mesa ni el Parlament «han mostrado una voluntad de ruptura» para sacar adelante la «república catalana».