EL DÍA DEL «MACHO IBÉRICO»

Que vaya por delante que sobre la cuestión global de los homosexuales,de uno y otro tipo, muestro la mayor discreción, como sobre los heteros. Los veo con enorme naturalidad. Sin embargo intuyo que un exceso de protagonismo corre el peligro de convertirse en un negocio de proporciones oscuras, porque se supone o se adivina que se trata de otro nuevo espectáculo millonario que manipula un sentimiento como el amor entre seres vivos.

 Ya se ha abierto debate en el mundo de la sexualidad. No es ético sino  caer en un carnaval. Me explican algunos de mis conocidos homosexuales, gente corriente, profesionales liberales y lesbianas sin ataduras mentales, que lo del DÍA DEL ORGULLO GAY ha dejado de ser lo que fue en sus inicios porque se ha convertido en un gigantesco y poderoso «lobby», como queda reflejado, en el último celebrado en Madrid. Según los datos más rigurosos, hechos públicos, los organizadores de la concentración multitudinaria en la capital española, han invertido algo más de cuatro millones de euros y han obtenido ganancias que superan los doscientos millones de dólares. No se cuentan la inversiones políticas, el Ayuntamiento de la señora Carmena, ha subvencionado la fiesta masiva, con un millón trescientos mil euros, demostrando a sus electores, su progresía, sin preguntar a los madrileños si han colocado una equis en la declaración de la renta. Otra colaboración monetaria electoralista, como la asistencia de los primeros espadas de la política nacional al acto cumbre del día de los gays, que nadie les puede negar el derecho de reivindicarse.

El asombro es que hayan salidos tantos de los armarios internacionales, y mi queja es que busquen un trato de privilegio respecto a los que no somos de su clase sexual. La deriva del abuso no llega hasta las ochenta naciones en las que no se practica la homosexualidad y mucho menos se autorizan los matrimonios. Les puede costar la vida o un castigo salvaje, generalmente en países de culturas medievales y primitivas y en guerras religiosas permanentes, como Arabia Saudí, Sudán, Afganistán, Irak, y en la Persia de los Ayatolás, que si paga a los terroristas y a los agitadores de la extrema izquierda europea o no. Una paradoja que sangra. En España hay pruebas, y se ha publicado, con el agravante que son de boquilla los más duros contra la corrupción de doble moral. La peor, son topos sin escrúpulos.

Este es un tema delicado, pero ya empieza la gente a cansarse de ese bombardeo que a veces es una demostración de exhibicionismo innecesario y poco ejemplar porque en estos actos se mezclan lo bueno y lo malo de una sociedad que trata de explotarnos desde los cuarteles de la política más degradante.Ya somos masas que estamos debatiendo la idea de celebrar con todo lujo «EL DÍA DEL MACHO IBÉRICO» o Europeo si el proyecto cuaja y no nos dejamos marginar por tener la mala pata de ser sexualmente otros, aparentemente en minoría. No se trata de una broma. Hay otros ejemplos, como cuando un matrimonio se divorcia o se separa, el pato podrido se lo come el macho. Pues por aquí no pasamos.

 EPÍLOGO: No puedo dejar de alegrarme que la presidenta del Parlamento Regional, donde tanto se cacarea para nada, haya salido del armario declarándose lesbiana afortunada, lo que será motivo de noticia nacional. Por las redes sociales anda un inmundo retrato del ambiguo Rajóy, pero la cosa ha ido a mayor porque acabo de leer en un rotativo de alcance nacional un curioso artículo de Lucía Méndez, algo como esto » la católica España se ha convertido en el país más gay friendly del planeta.. Y, si todo sigue yendo tan de prisa, no es descartable que Mariano Rajóy acabe subiéndose a una carroza. Ya dos de sus vicesecretarios han participado en la parada». La columnista no aclara en calidad de qué. Sin embargo, que menda sepa, Pablo Iglesias se ha declarado macho cabrío rodeado de ponedoras que asaltan, destetadas, una capilla universitaria. Tal como le adoctrinaron en la Persia mahometana.                                       

                                          EL YAYO