Tras la caída de Rajoy y el triunfo de las derechas en Andalucía, el expresidente español José María Aznar ha recuperado protagonismo erigiéndose como padrino de la ofensiva ultraconservadora para la «reconquista» del poder en España que protagonizan el PP, Ciudadanos y Vox. Seguramente por eso, el martes, Aznar fue el invitado del Foro Puente Aéreo, el grupo que reúne a empresarios de referencia de Barcelona y de Madrid. En su intervención, Aznar desempeñó su papel con más contundencia que nunca, especialmente en cuanto al conflicto catalán, anunciando una suerte de “batalla final” no sólo contra el independentismo, sino contra el autogobierno de Catalunya tal como se ha conocido hasta ahora. La tesis de Aznar sigue siendo que en Catalunya se ha producido un golpe de estado contra la Constitución y que los responsables tienen que pagar las consecuencias, pero no sólo eso. La frase textual que resume su intervención fue según uno de los empresarios: «O frenamos el golpe ahora o esto no se acabará nunca», según ha sabido El Nacional. Hay que recordar que Aznar votó en 1978 no a la Constitución tal como dejó constancia escrita en medios castellanos.
La reunión se celebró en Madrid y, a diferencia de otras ocasiones, no tuvo lugar en una sede de las empresas representadas, sino en un salón privado del hotel Eurostars Madrid, por supuesto a puerta cerrada. Según las informaciones recogidas entre los asistentes, la ofensiva política que propugna Aznar consiste en la aplicación indefinida ―»larga y profunda», dijo― del artículo 155 de la Constitución, es decir que el gobierno español asuma las competencias de la Generalitat y lleve a cabo las iniciativas necesarias para desactivar todas las áreas que a su juicio han contribuido a extender el sentimiento soberanista. En los primeros puestos de la «lista negra» de Aznar figuran el modelo de escuela catalana y la inmersión lingüística y los medios de comunicación públicos. De sus palabras se desprende que TV3 y Catalunya Ràdio deberían ser intervenidos o clausurados. Asimismo el expresidente español plantea la recuperación definitiva de las competencias significativas del autogobierno como el control del orden público y el mando de los Mossos. Se da la circunstancia de que esta competencia fue delegada a la Generalitat cuando él era presidente como contrapartida al Pacto del Majestic con CiU. Aznar se justificó afirmando que el Pacto del Majestic fue «un acuerdo político para toda España» y no una «concesión a Catalunya». También quiere Aznar que el gobierno español recupere la gestión de otros servicios relacionados con la seguridad como las prisiones catalanas.
El expresidente exacerbó las críticas al gobierno de Pedro Sánchez por sus relaciones con los soberanistas, añadiendo referencias a la guerra civil. «En los años treinta los socialistas se acercaron a los nacionalistas y trajeron la guerra civil. Yo en el 96 me acerqué a los nacionalistas para evitar la guerra civil».
La intervención de Aznar pareció, según algunos de los asistentes, el «programa común» de un futuro gobierno tripartito de PP, Ciudadanos y Vox que algunas encuestas prevén como factible a corto o medio plazo. A pesar de la contundencia del discurso, uno de los asistentes observó que Aznar «iba menos sobrado que de costumbre» y que ahora parece «más preocupado por la fuga de votos del PP a Vox que por los que pueda perder en beneficio de Ciudadanos», pero otros asistentes han mostrado preocupación ante la posibilidad de que prosperen “planteamientos tan radicales, que no harían más que agravar la situación».
De todos modos, a los empresarios que le escuchaban no les venía de nuevo el mensaje, porque coincidía básicamente con el mismo discurso que les hizo el actual líder del PP, Pablo Casado, en la reunión del Foro Puente Aéreo celebrada el pasado mes de octubre en la sede de Atresmedia Corporación, del grupo Planeta. A diferencia de la reunión anterior, los miembros del foro no replicaron los planteamientos del expresidente como sí habían hecho con Pablo Casado, a quien le advirtieron que la ofensiva radical del PP podría convertirlo en extraparlamentario en Catalunya.
Más allá de la cuestión catalana, Aznar adoptó un papel más de estadista cuando se refirió a la situación política de Europa, el Brexit, el ascenso de los populismos y el próximo relevo de Angela Merkel al frente del gobierno alemán.
Una veintena de empresarios considerados como la crème de la crème del establishment escucharon a Aznar, entre ellos Enrique Lacalle, Antonio Fernández-Galiano, María Dolores Dancausa, José Creuheras, Ismael Clemente, Antonio Brufau, Javier Godó, Javier García-Carranza , Isabel Tocino, Javier Zarzalejos, Luis de Carlos, Luis Conde, Gonzalo Sánchez, María Elena Antolín, Manuel Torreblanca, Alberto Palatchi, Josep Maria Xercavins y Antonio Catalán. Sin embargo, también hubo ausencias tan notables como significativas en este rendez-vous a Aznar. Por ejemplo, no asistió Florentino Pérez, pero tampoco hubo ningún representante de la Caixa y también brilló por su ausencia el nuevo presidente de la patronal catalana Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, que esta vez excusó su asistencia a pesar de ser un asiduo del foro desde que se constituyó el año 2011 en la sede de la Fundación Godia.