La preeminencia de Pedro Sánchez en el PSOE es absoluta. Tanto es así que las federaciones regionales que más lucharon por incluir a sus candidatos en las listas al Congreso y al Senado aparecieron el jueves en Ferraz inexplicablemente mansas. Y eso que llevaban semanas exhibiendo firmeza ante Ferraz. Pero todo tiene un porqué.

Los dirigentes autonómicos más críticos con Sánchez asumen ya que, a través de la Comisión Federal de Listas que se reúne este jueves y viernes en Madrid, el líder del PSOE tiene la sartén por el mango por mucho que ellos presionen. Ese órgano está copado por los más estrechos colaboradores del líder socialista. Pondrá y quitará los nombres que considere oportunos hasta lograr un objetivo concreto: tener un grupo parlamentario a su medida, algo de lo que no ha dispuesto en ningún momento desde que hace casi cinco años se hiciera por primera vez con las riendas del PSOE.

El secretario general, apoyado en la presidencia del Gobierno y en el calendario electoral, completa así su dominio absoluto de la formación, cuyos órganos internos ya controla desde el último congreso, en verano de 2017. Todos los nombres para las elecciones generales se darán a conocer este domingo, así como los de las europeas y los más destacados de las listas autonómicas y municipales del 26 de mayo.

«Somos gente conciliadora»

«Somos gente conciliadora y estamos seguros de que las listas en cualquier ámbito llevarán talento, capacidad y mucho de Aragón», dijo Darío Villagrasa, secretario de Organización del PSOE de Aragón, tras una reunión este jueves en Ferraz que acabó sin acuerdo y dejó sin cerrar las candidaturas de Zaragoza y Teruel. «Acataremos lo que decida el secretario general», explicaron por su parte fuentes del PSOE andaluz, resignadas a que tendrán que recolocar o retirar a candidatos por cuatro provincias. «Todos somos compañeros», explicaban algunos de los críticos tras una de las reuniones de este jueves en Ferraz. «Defenderemos estas listas como si fueran las que nosotros propusimos», explicaban.

¿Qué ha pasado durante el proceso de elaboración de listas? Ferraz y los críticos coinciden: «Lo de siempre». La cuestión es si, tras el profundo y volcánico debate de los últimos años sobre quién manda en el PSOE, si la militancia o los aparatos que la representan, esta vez debía pasar «lo de siempre».

Las normas asisten a Sánchez. El artículo 44 de los Estatutos otorga a la Comisión de Listas la capacidad para emitir un dictamen sobre las candidaturas tras sólo «oír previamente» lo que les llegue de las federaciones. El problema es que en esas federaciones se han aprobado listas electorales tras contar los votos por uno u otro candidato en votaciones celebradas en las asambleas locales. No son votaciones vinculantes, pero expresan la voluntad de las bases. Y lo expresado en esas votaciones no incluye el desembarco de cercanos a Sánchez con el que él pretende controlar el nuevo grupo parlamentario, que hasta ahora ha dado muestras de escapar al control de Sánchez en momentos delicados para su liderazgo.

Sánchez quiere dar cabida a 16 de los 17 ministros que tiene, además de a numerosos altos cargos del Gobierno, tengan o no arraigo entre la militancia. Gusten o no a las provincias a las que van a representar. Conozcan o no en profundidad las particularidades de las circunscripciones.

Susana Díaz y Javier Lambán, los dos barones regionales más críticos con Sánchez, siempre han sabido que, al final, quien mandaba era el secretario general. Y, sin embargo, no han perdido oportunidad de respaldar a candidatos que Ferraz no quiere. Además, esos nombres lograron el apoyo mayoritario de los militantes.

Militantes inducidos

Los próximos a Sánchez defienden que, en realidad, esos militantes fueron inducidos por las direcciones regionales, que «no se dan cuenta de que hay nombres que no pueden presentar. Cuando estamos en el Gobierno, lo que se somete a veredicto es el Gobierno. Eso lo sabe todo el mundo. ¿Cómo se puede intentar que los ministros o los altos cargos no vayan en las listas?», se pregunta un estrecho colaborador del presidente del Gobierno.

Hay unos cuantos damnificados, a falta de conocer las listas definitivas, el domingo en un Comité Federal. Ignacio Urquizu, respaldado por Teruel y la dirección del PSOE en Aragón, no encabezará seguramente la candidatura al Congreso. Tampoco Óscar Galeano, número dos por Zaragoza, ocupará ese lugar.

En Andalucía hay más damnificados, entre ellos el hasta ahora número uno por Sevilla, Antonio Pradas, que no irá de dos, como quería Sevilla, sino como mucho de cabeza de lista al Senado. Y eso, con suerte.

El eurodiputado José Blanco, 12 años número dos del PSOE, probablemente se caerá de la lista europea a pesar de ser respaldado por su federación y ser el parlamentario español más activo.

La lista contiene otros muchos nombres, pero estos se significaron claramente en las últimas primarias del partido en favor de Díaz. Pradas llevó las firmas de la Ejecutiva para hacer dimitir a Sánchez. Blanco presidió el Comité Federal tras su destitución. Urquizu ejerció a menudo de portavoz de la Gestora y la candidatura de Díaz.

Todos quieren que se sepa

Tanto Ferraz como los críticos quieren que se sepa lo que está pasando. Ferraz se sirve, en algunos casos, una venganza fraguada fríamente, haciendo pensar a algunos candidatos que sí irían en las listas. Al final, se impone la necesidad de Sánchez de rodearse de leales. Roma no paga traidores.

Los críticos, que tan tranquilos llegaron a Ferraz el jueves, se van satisfechos porque, pese a que no logren las listas que querían, creen haber probado que el «PSOE de la militancia» que prometió Sánchez era en realidad un mito. En esta contienda, aseguran, quienes estuvieron más cerca de la voluntad de los afiliados fueron, precisamente, Díaz y Lambán, a los que Sánchez impuso nombres que las bases no querían. Otras federaciones, como Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana, optaron por el acuerdo.

En cualquier caso, la carrera de fondo sigue. Con unas listas y campaña a medida de Sánchez, sin que las federaciones vayan a contestarlas abiertamente este domingo o antes del 28-A, la responsabilidad del líder del partido es también absoluta. Y si no logra gobernar, las páginas del día después están por escribir. Militancia mediante.

 
 

FUENTE: ELESPAÑOL