«LOS SUFRIDORES DEL PP»
Conozco a JAVIER RUPÉREZ de los años de la UCD, un político salido del mundo de la diplomacia y la equidistancia, ex embajador de lujo, un personaje difícil de perder los nervios, pero ya somos muchos los que pensamos que este hombre que preside el Gobierno del Estado sigue dando palos de ciego, aunque sus adláteres crean que la linea de conducta de no encajar los golpes de los sediciosos es lo mejor cuando la justicia está al lado del Poder.
Una actitud arriesgada como en el boxeo, cuando un determinado púgil resiste la paliza a la espera de meter el puño en el hígado del rival. Al final el inseguro Rajoy puede caer en la lona exhausto aunque el uno de ocutubre no se celebre el Referendúm. Lo aplazarán para otra ocasión, cuando los jóvenes de hoy que estudian y trabajan en plena dictadura soberanista, convenientemente amancebados, cumplan dieciocho años y puedan votar en contra de la unidad de España e iniciar la ruptura total de la nación. Solo es cuestión de elegir el momento preciso.
En tanto la crisis institucional, política, económica y policial se agudiza en Cataluña proyectando su problema, que es de todos a escala europea, como mínimo, la izquierda radical promueve comparecencias parlamentarias en las que Rajoy les reta a que si tienen «argamandijos»presenten otra moción de censura, porque sabe que la izquierda hipercritica anda dividida, rota y desacreditada, salvo el PSOE que se distancia porque Pedro Sánchez sabe que se juega mucho, el país y el mismo. Las tertulias en el Parlamento ni tocan la crisis humana y social de millones de españoles que solo encuentran trabajo temporal, y de ellos un trece por ciento en la hosteleria de los agotados ciudadanos solicitando pequeños créditos a la Banca floreciente.
El Gobierno catalán de la extrema izquierda antisistema unida con la flora y fauna de la corrupción de los pujoles y el apoyo indirecto de los republicanos viendo los toros desde la barrera es un escenario de cuadras.
Pues bien, hasta el moderado y circunspecto RUPÉREZ, escribía hace dias un duro alegato contra la pasividad del Gobierno del Estado, aislado, desorientado y a la espera que la Generalidad termine cayendo de bruces en las redes de los tribunales o los Mossos d´Esquadra, dividos, se lien la manta a la cabeza y monten un día de San Valentín, como las mafias de Chicago. Escribe: «Los atentados de Barcelona, con todo su inmenso dolor, han tenido la cruel casualidad de sentar las bases de un definitivo HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO. No hay más terreno para más concesiones, para más perezas, para más evasivas, para más negociaciones cínicas, para más buenos deseos. Y no hay terreno para dejar en el abandono a toda la inmensa mayoría de los catalanes de buena voluntad.»
Y sigue expresando su repulsa de raices razonables «tienen en común los terroristas islámicos y los separatistas, mas otros ocultos en la selva, el deseo de hacer desaparecer a España y para ello estiman imprescindible debilitar progresivamente las estructuras del Estado, y de los partidos constitucionalistas, y equipararnos ardorosamente a Venezuela. Pero el alboroto, conviene recordar los términos del problema político y la crisis institucional, como que una Región española cuyos dirigentes delinquen contra la Constitución y las leyes todas, tiene a su disposición un cuerpo perfectamente armados integrado por 17.000 agentes y mandos que no solo se atribuyen competencias exclusivas en la lucha contra el terrorismo exterior e interior, sino que ademas obstaculiza la tarea policial que con mayor autoridad y capacitación ejercen en ese escabroso terreno los cuerpos de seguridad del Estado, desde las matanzas etarras.»
Podemos seguir parafraseando el afilado artículo de fondo del diplomático y embajador Javier Rupérez, pero sería llover sobre mojado, porque desde las páginas iluminadas de MURCIA TRANSPARENTE hemos dado muchos datos e información de primera mano. Y hoy o mañana daremos cumplida noticia sobre el supuesto fracaso o no de los servicios secretos y el tejemaneje que sigue funcionando a nivel internacional y de nuestros teóricos amigos, a un lado y otro de las fronteras del norte y del sur.
Un disparate elevado a la enésima potencia cuando el jefe supremo de los Mossos d´Esquadra, el señor Trapero, de Emaus, es ya un policía politizado a las órdenes de un Gobierno en rebeldía al que apoya descaradmente.
Un sujeto de oscuros orígenes que sus subordinados no aprecian por su mal carácter y prepotencia, y su dedicación prioritaria de politizar a esos policias autonómicos a los que aplicandoles el artículo 155 serían prudentemente neutralizados por imperativo legal y ante la posibilidad de una revuelta en sus mismas filas, entrando en un conflicto complicado de salir. Item más. El setenta y cuatro por ciento de sus sueldos salen de las arcas de Montoro. El resto lo paga el Gobierno catalán. Totalmente cierto.