EL BANCO DE LA CUP
La calle, las calles, las plazas, los pueblos, los partidos y menos los medios de comunicación se vienen preguntando desde hace años, desde antes de formar parte del Parlament y recibir subvenciones, pagos mensuales del Estado Español, quienes mantienen el despliegue inusitado de una organización que se sepa no forma parte del empresariado catalán, ni siquiera del mundo económico separatista, medio bajo. Una vez dentro, les llegan millones de euros del ministerio de Hacienda a través de la mesa del Parlamento. Dinero que en numerosas ocasiones se emplea para ejercer la violencia física, psicológica y el temor con sus actividades urbanas, que a partir del Dos de Octubre se pronostica que irá a peor, instruidos por los maestros vascos de la Kale Borroca.

Esta actividad coaligada tiene un mentor o mediadores. Las sospechas son que altos dirigentes de Podemos han influido a instancias de Pablo Iglesias. La estrategia, la vieja estrategia leninista de «cuanto peor, mejor», es la que irá creciendo escalonadamente hasta la fecha del uno de Octubre. En la noche madrugada de los días uno y dos, salgan los resultados que se den, los agitadores de las CUP y sus organizaciones juveniles, más los refuerzos que irán llegando la semana próxima, de otras naciones, tienen proyectado una imitación de la «noche de los cuchillos largos» que ya pusieron en marcha las juventudes hitlerianas. Y posiblemente una marcha desde diversos puntos de Cataluña hasta el corazón de Barcelona. Las filtraciones, que salen desde las mismas fuentes de la CUP, responden a una táctica de provocar miedo y alarma social, montada por psicópatas sociales y pasar, ellos, como víctimas.
Los demás partidos de la extrema izquierda aliados preparan con los separatistas republicanos de Junqueras, una serie de actividades dirigidas a la opinión pública para llamar la atención de los medios de comunicación españoles y de otros países, incluyendo la televisión AL QATAR, la RTV marroquí y enviados especiales de Irán.

LA CALLE se pregunta si existe otra nación de cultura democrática, de base libre y regímenes solidarios, que aguante lo que estamos aguantando los españoles y españolas, la rebelión, la violencia, el golpismo, el racismo y las tensiones emocionales producidas por un separatismo anacrónico hoy resucitado con apoyos hasta ahora camuflados pero que se sospechan de que bancos llegan las transferencias. O se depositan. Lo que está ocurriendo en España, en otra nación de corte democrático, sería imposible. Sería declarado fuera de la ley. No es racional ni tiene sentido mantener unos movimientos políticos extremos de un lado y otro, que buscan dinamitar a una sociedad en libertad y unas leyes votadas. Las mareas, confluencias y bandas, vienen de lejos, mucho antes que llegara Rajoy a La Moncloa, aunque sus torpezas, errores y tácticas han agravado el problema de siglos.O reaccionamos los demócratas o el nuevo fascismo enmascarado romperá a España y a la sociedad que sigue viviendo en una crisis económica que no se ha cortado. Lo de Cataluña es una jugada de ajedrez que puede terminar en un «jaque al rey», es una partida con apoyos no tan lejanos. Hay indicios que nos recuerdan como dinamitaron la II República desde dentro, cuando los comunistas adiestrados en el oficio populista que conocemos de romperlo todo, gobernaban España al año de estallar la guerra civil. Y los anarquistas de la CUP como compañeros de viaje sin escrúpulos ideológicos. Es una historia conocida con espectáculos incluidos.

COLECTIVO OPINIÓN PUBLICA