EL MADURAZO VENEZOLANO
Resulta, como mínimo sorprendente o más bien sospechoso, que la condena más dura contra el golpe civil de Nicolás Maduro, sus trescientos generales enchufados a las mangueras del petróleo y los paramilitares, la otra policía montada pero no del Canadá, sino la que actúa montada en motos, algo así como la caballería mecanizada del Gorila Rojo, la ejerza, esa condena, solo los partidos constitucionalistas, pero con mayor fervor el partido de Rajoy, que desde luego no tiene autoridad moral para dar lecciones sobre cómo debe funcionar una democracia plausible. También lo ha hecho el PSOE pero sin poner toda la carne en el asador, que tampoco puede presumir de derrochar democracia interior en sus filas como en el sultanato andaluz o aquí en el de Alquerías. Y finalmente los jóvenes turcos de Albert Rivera que dan caña dentro de una rentable moderación centrista. El disparate es que la izquierda extremista solo saca pecho condenando las dictaduras burguesas de la derecha o la económica que es la que gobierna nuestro país. Las declaraciones de Alberto Garzón, el cabeza de ratón del podemismo, no entran dentro del disparate, sino de un sectarismo digno del comunismo estalinista «MADURO SOLO TRATA DE DEFENDER LA LEGITIMA DEMOCRACIA QUE GOBIERNA».
Este individuo que ha traicionado a la coalición y engañado al partido comunista español o lo que es lo mismo a Izquierda Unida, debería ser expulsado del equipo de los últimos idealistas de la izquierda auténtica. No se puede tener ese doble lenguaje inmoral de demoler verbalmente a las dictaduras de la derecha y rendir pleitesía a una dictadura que rige un tirano enloquecido que ha hecho bueno a Chávez. Y cien muertos en las calles.
Pero si este político adulterado, ideológicamente hablando, ha atiborrado de inmundicia el muladar populista, mayor basura, es la que acumulan las jarcas sectaristas y demagógicas de las confluencias que acaudilla Pablo Iglesias, deberíamos salir corriendo y exiliarnos. Ignorar, cerrar los ojos y hacerse el sordo sobre el golpe y los disturbios denota la clase de alma podrida de un dirigente radical que ambiciona patológicamente gobernar este país, un pueblo que necesita soluciones, reformas y mucha mano dura contra todos los tipos de corruptos.
Los que trincan pasta y los que machacan ideas, ignorando que la política debe de tener unas dosis elevadas de idealismo y poesía como expresión elevada del sentido humano y del sentido común. Y no crean, tampoco defiendo a esa derecha iberoamericana que apoyada en las bayonetas han convertido a sus respectivos países en campos de exterminio. Desgraciadamente la inmensa mayoría de las naciones latinas han sido regueros de batallas insondables, fraticidas y sectarismo, posiblemente heredado de la madre patria, lo peor de lo peor. No es que España sea culpable, es que no supimos enseñarles el camino de las libertades porque tampoco nosotros hemos sabido encontrarlo, y ellos tampoco han mostrado el mayor interés para salir de sus desigualdades.
No debemos de volver las espaldas a la historia, sobre todo del siglo diecinueve y parte del veinte. Han habido muchos Pancho Villa y partidos convertidos en armas empleadas contra el pueblo maltratado. No soy optimista, ni aquí ni allá. Es como un virus maldito que heredamos de Caín. La realidad es que a Iberoamérica, añado a Brasil, no se le ve con un futuro agradable, libre y gobernada por estadistas. Desde los bandidos del PRI mejicano al peronísmo sindicalista de Argentina, parece un todo, una gigantesca bola de nieve a modo de avalancha cruel que viene arrasando a esos pueblos hermanos, que hace buena la definición de Churchill sobre España «que es indestructible a pesar de sus políticos». Vale para ellos. Lástima de tantos buenos millones de vasallos y malos chaperos dirigiendo naciones legendarias, desde antes de la colonización hasta nuestros días.
Termino, si el MADURAZO triunfa, los demócratas amantes de la justicia, habremos perdido otra batalla clave. No se trata de un problema de la derecha o de la izquierda, sino de la Humanidad. También sucedió en Chile. Ahora en España corremos el traicionero riesgo de borrar a la nación de la historia de mil calendarios a manos de los mercenarios de uno y otro lado. Mercenarios que se dedican a todo tipo de actividades para que el referendúm sea posible, como traer urnas desde la China, que es una de las dos pistas que siguen los servicios de inteligencia españoles. La otra vía es la que viene de Ltuania. Curiosidades que van mucho más allá de puras anécdotas.