AUTOCRÍTICA DE UN LIBRO
HOY JUEVES, A LAS OCHO DE LA TARDE, en el Puerto Deportivo de Mazarrón presentaremos un libro, mi último acto de rebeldía porque ya he superado los ochenta años y he saltado el listón del escepticismo más amargo, porque ni el país ni los españoles, entre ellos los murcianos, nos merecemos ser castigados, maltratados y ofendidos por una clase política que ha ido destruyendo la Democracia que soñamos muerto el general Franco, pero el problema no está en ellos, sino en esos instrumentos que se utilizan contra el pueblo que son unos partidos envejecidos, mentalmente atrasados, culturalmente situados en la inopia y manejados incluso siniestramente por unas cúpulas adoctrinadas en sus paraísos, fiscales, económicos y proletarios. He aquí la cuestión, la necesidad de una seria y profunda catarsis, una refundación ideológica, ética y política. En esta misma portada aparecen los títulos de otro análisis sobre el problema que nos sacude desde siglos. Que todos los presidentes de Gobierno que hemos tenido, desde Suárez a Rajoy, hayan salido, caído y hundidos en el fragor de batallas horrendas, de tierra quemada y escándalos, corrupciones o no, que las hay de todo tipo, explica la gravedad de la crisis de España como nación, que han terminado en guerras civiles desde las Germanias. Un Estado y gobiernos y reinados que han proclamado sus raíces cristianas, defensores del catolicismo, han llegado a saquear la Ciudad del Vaticano y a Roma, siglos después que los bárbaros invasores, antiguos populistas de los Atila que pisaban jardines y yerbas europeas.
Hace años nos saquean a nosotros, a las clases medias y trabajadoras. La Región de Murcia, es el feo espejo de lo que han sido capaces de rapiñar y saquear sin que apenas se enteren los poderes del Estado, de la Comunidad Autónoma y sus pueblos. Y se decía con retranca huertana….»AQUÍ, EN MURCIA, NO PASSSA NA». Poco ha pasado.
Mi libro, ya en las librerías a falta de otras que se resisten, lo he titulado «Y VALCÁRCEL NO SE ENTERABA», provocando el escándalo de los hipócritas y cínicos. No se enteraba, no sabia, no se daba cuenta, lo engañaron, está claro, lo tomaban por el mango de una cachaba, estaba en otros asuntos, nadie le habló del Mar Menor, ni de los mangoneos de altos cargos y funcionarios, se pasaba viajando a otras naciones para ofrecer una Murcia de sueños y hacian turismo que es una actividad muy dura, las cuentas no cuadraban y nunca, parece, supo que ibamos en descenso vertiginoso, a la cola de las regiones europeas, se lo ocultaban sus fieles colaboradores, los malditos. Murcia ya estaba en la misma situación que el Real Murcia y el Cartagena CF pero se montaban operaciones silenciosas como Nueva Condomina, sin que el alcalde Cámara le informara cuando se jugaba con cientos de millones de euros. O la parida de Novo Carthago para ricos o la desaladora más cara de la Unión Europea, seiscientos millones se llama Escombreras, al lado de La Manga masificada. Coño, todo se lo ocultaban y el pobre hombre se sentía acosado por los profesionales de la Justicia, y su familia, tambien ¡¡ qué vileza, qué barbaridad, el hombre de Rajoy en Murcia, todopoderoso, engañado, traicionado y perseguido!!. Pero la verdad es que el murciano sencillo, paciente y sufridor no traga. Tampoco la otra parte limpia del Estado del Derecho está muy convencida de unos hechos que han arruinado a la Comunidad Autónoma.
Sí, este libro que presentamos hoy en Mazarrón, lo dedico a esa otra parte que combate a los canallas, el Estado contra la parte podrida del Estado. A los honrados UCOS de la Guardia Civil, a los eficientes policías nacionales, a los silenciosos agentes de inteligencia, a los jueces y muy especialmente a los fiscales-nada menos que el ministerio público-rebeldes y justos que no dejan pasar una aunque reciban cariñosas advertencias. En mi caso, mi recuerdo afectuoso al ex fiscal superior Manuel López Bernal, llamado rojo por su fuerza moral (lo digo yo que me llaman facha los delincuentes), y a su equipo de luchadores, como Manzanera y Lozano. Y finalmente a los periodistas compañeros de fatigas y castigos que no se han dejado utilizar y caer en tentaciones púnicas o venderse como mercenarios de corruptos y corruptores, cantidad asombrosa que se ignora el elevado número de asiduos. No se si algunos me acompañaran esta tarde de jueves, a punto de celebrarse el Día de la Región. Sí, una gran región que debe sumar rebeldes en todos los estamentos de la vida, si los políticos son capaces de ayudarnos y dignos de confianza en momentos tan ruines y peligrosos. Espero que en este sentido, el nuevo partido regional de Alberto Garre, sume y no reste. Y no se agote.