Ya alejado del ‘Caso Lezo’ y la ‘Operación Púnica’, disfrutó hace días de un concierto de Tequila con una pasión desbordada. El juez Velasco se desató, lo dio todo en la pista…

El cambio de vida le ha sentado de maravilla. Al menos, eso parece. El pasado mes de mayo se supo que el juez de Púnica y Lezo, Eloy Velasco, dejaría la instrucción de ambas causas. Semanas después de ello, se le pudo ver dándolo todo en un concierto, por momentos desatado, como todos los que disfrutaban de la música de Tequila, la legendaria banda de rock que durante años puso la música a la vida de varias generaciones. Los nostálgicos de la fabulosa movida madrileña disfrutaron de las míticas canciones del grupo en un concierto incluido en las Noches del Botánico, y entre ellos, el juez, que se desató por completo.

Tenía el juez Velasco un asiento reservado el pasado 29 de junio, un lugar de preferencia justo por detrás de la pista, donde la gran mayoría estaba situada para vivir con más intensidad el concierto de Tequila. Pero no duró mucho sentado en la primera fila, en cuanto el ambiente se empezó a calentar, en cuanto el personal comenzó a saltar y cantar, el juez se perdió entre la multitud. Sentado no iba a disfrutar como es debido del espectáculo.

La noche no fue especialmente caliente, pero la temperatura del cuerpo de los asistentes se calentó con el paso del tiempo. El juez Velasco no tardó mucho en vivir el concierto con la misma intensidad que los demás. En cuanto sonaron míticos temas como ‘Salta’, ‘Dime que me quieres’ o ‘Me vuelvo loco’, se le vio saltar y cantar con el vigor y entusiasmo que el resto de fans. Pasó inadvertido a pesar de ser un tipo que en los últimos tiempos ha aparecido en los medios con mucha asiduidad. Contados, muy contados fueron los que detectaron su presencia.

Sin traje ni corbata, con ropa de sport como es de ley en un concierto de rock, sudó el juez la camiseta como el que más. El reencuentro, después de muchos años, de Alejo Stivel y Ariel Rot fue apoteósico y Velasco disfrutó a conciencia de las dos horas que duró el espectáculo. En muchas fases del recital, más que desbocado, desmelenado… Tal vez para celebrar que los González y Granados ya no forman parte de su vida profesional. Alguno que sí le reconoció, y que le vio en acción, lo calificó como “una fiera” suelta en la pista, siempre bajo el paraguas del anonimato que otorgaba el gentío que vibraba con la banda. Nadie, casi, fijó su mirada en él…

Algún periodista, ordenador en mano, escribía la crónica a la carrera, pero sin advertir la presencia del conocido juez. Era el concierto que abría, en su segunda edición, las Noches del Botánico y Tequila triunfó como lo hizo siempre. En la crónica publicada en ‘El País’, las loas fueron contundentes: «Anoche fueron rock and roll en la plaza del pueblo y en Madrid (…) Diversión y ganas de comerse la vida es lo que hubo en la Ciudad Universitaria de Madrid. Tequila dio rienda suelta a todos sus clásicos». Y el juez Velasco, junto a tres acompañantes, vivió la noche con más pasión que en un juicio cualquiera. Se marchó como llegó. En silencio, sin que nadie le señalara…

FUENTE: EL CONFIDENCIAL