Ha publicado un libro en el que defiende la participación de la ciudadanía en la toma de las decisiones políticas y en el control del gasto público como única alternativa para evitar que sean los grupos de presión los que decidan en qué se invierte el dinero.
José Molina (Murcia, 1937), presidente del Consejo de la Transparencia de la Región, presenta esta tarde en Murcia el libro ‘Una ciudadanía con respuestas. Manifiesto por la participación y la transparencia’. El autor alerta sobre los peligros que acechan a la democracia en este momento debido al auge del populismo y la utilización de mecanismos democráticos -como las elecciones primarias en los partidos-, que, a su juicio, están dando lugar a la aparición de líderes con demasiado poder.
¿Cómo ve la democracia?
Esta democracia se nos muere. Está tan decadente que puede entrar en coma. Hay investigaciones y estudios que lo están diciendo. La sociedad tiene que tener respuestas para revitalizarla. La ciudadanía tiene que participar en el control del gasto público y ver qué se hace en el sistema de salud o en la distribución del agua, que es lo más opaco que existe. El agua es un bien público y no se puede vender. Quien no la necesita tiene que devolverla, no puede vendérsela al vecino. La respuesta de la ciudadanía es la que va a permitir afrontar los retos del futuro.
¿Qué propone?
El futuro está en nuestras manos. La sociedad tiene que participar, conseguir que se abran los presupuestos para que el gasto sea transparente, en lugar de que se oriente en función de los intereses de los ‘lobbies’. Si se hace, se podrá cortar a tiempo. El mensaje que quiero transmitir es decirle a la ciudadanía que el futuro está en nuestras manos.
La repetición de las elecciones generales parece molestar mucho a los partidos, mientras que en otros países se celebra obligatoriamente una segunda vuelta.
Los mensajes en contra de la repetición de elecciones intentan tergiversar la situación. Nos están vendiendo la idea de que votar tres o cuatro veces es contraproducente, cuando hay que ir a una democracia más participativa. La democracia debe abrir las instituciones. El problema es que hay que evitar el hiperliderazgo que existe.
¿Qué quiere decir?
Los procesos de elecciones primarias se han desarrollado de tal forma que en lugar de producir un mayor abundamiento democrático, están dando lugar a líderes que se han separado de las bases. Eso ha sido una consecuencia negativa. Lo importante es que la gente pueda participar más en la elección de los cuadros intermedios. Se trata de aplicar nuevas experiencias con estructuras más abiertas, aunque eso dé un poco de vértigo a quien quiere controlarlo todo.
¿Es usted partidario de que haya segunda vuelta?
Lo que tendría que haber ahora es una campaña más personal. Que me llenen la Gran Vía de carteles con la cara de Sánchez o de Casado es gastar un dinero absurdo. Lo que quiero es que vengan a mi barrio y me digan qué van a hacer para que luego se les pueda pedir responsabilidades. No vale que nos pidan el voto y luego no se acuerden. En los países en los que hay segunda vuelta estos pactos tenebrosos los hace la ciudadanía. Si hubiera habido segunda vuelta en Murcia, no tendríamos lo que tenemos.
¿Se refiere al acuerdo con Vox?
Han jugado a eso de que ‘los miro, pero no los miro’ para acabar pactando.
¿Qué se puede hacer para evitarlo?
La revolución del poco a poco. En eso Pablo Iglesias se equivocó al querer conquistar el cielo de golpe. En muchos países está calando, se están desarrollando nuevas experiencias. Las dinámicas nuevas son muy alentadoras, pero se les tiene miedo. Y los objetivos de desarrollo sostenible tienen que estar presentes, porque en eso nos lo estamos jugando todo. Hay que participar en la política, empezar introduciéndose en las decisiones del gasto público. Detrás de cada decisión hay un actuación moral o inmoral, la vía de la corrupción o de la buena gestión. A las sociedades del norte de Europa les cuesta menos participar. La cuestión o es solo si allí hace frío calor o si son protestantes. El populismo lo que hace es soltar cuatro mensajes, pero no hay que olvidar que Hitler salió de unas primarias y ganó las elecciones en Alemania, igual que Mussolini. El único que no ganó unas elecciones, sino una guerra, fue Franco.
Las redes sociales están ayudando mucho a la difusión de los mensajes populistas.
Con las redes sociales estamos consintiendo que nos controlen nuestros gustos, que sepan a dónde viajamos y lo que hacemos. Tenemos que estar muy atentos, porque sin que nos demos cuenta nos están haciendo prisioneros.
FUENTE: LAOPINIONDEMURCIA