BÉLGICA Y VENEZUELA PONEN EN EVIDENCIA LA POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA

 
 
No es una novedad, pero se sabe en los circulos políticos internacionales, que la política exterior española ha entrado en un bucle de desaciertos y errores que han culminado con el plante flamenco del Gobierno belga formado con el apoyo de la extrema derecha, y el desplante de un energúmeno como es el gorila de la extrema izquierda populista  venezolana, el camarada NICOLAS MADURO. Las actitudes prepotentes de los belgas, que en el Congo asesinaron sin compasión, no son las de un aliado y miembro de la Unión Europea, que lejos de advertir con severidad a Bruselas, ha entrado, prácticamente, al trapo de Puigdemont y sus satélites populistas de una nación al borde de la ruptura nacional que se permite el lujo de subvencionar a los nuevos neofascistas de media decena de naciones del  viejo continente. El gobierno belga ha menospreciado al Estado del Derecho, ha hecho caso omiso a las peticiones de Rajoy y permite las actividades agitadoras de un loco que pretende abrir una brecha y montar una dictadura a las espaldas de la NATO, aquí en Cataluña.  
 
 

Pero si ese desprecio a las reglas del juego diplomático y de amistad de un país aliado ignorándonos, el bostezo normal en el ministerio de Asuntos Exteriores y en La Moncloa, la expulsión del embajador español de Venezuela siguiendo las tajantes órdenes de Maduro, maestro de nuestro Pablo Iglesias, ha colocado la guinda en el pastel del Gobierno del entrañable Rajoy que suele hablar en dos idiomas, el español y el gallego y por tanto no entiende los mensajes que le están enviando desde el exterior para romper a España, como veremos este próximo martes en el Parlamento catalán, sede de traidores, corruptores y neocomunistas de la mano de la alta burguesía de Cataluña, que paga entre otros colaboradores. Ni siquiera en el mundo árabe, que tanto juego dió al franquismo, nos ayudan a salir de la tormenta perfecta en momentos claves elegidos con astucia e intenciones criminales. El terrorismo con bases en Marruecos, más doce mil refugiados dispuestos a saltar las vallas de Céuta y Melilla o navegar en pateras rumbo a Murcia. Sin cautelas.                                       

 

 

La política exterior española ha sido un cúmulo de errores y fracasos desde los pactos de la cumbre de Algeciras, en donde los colonialistas europeos se repartieron el continente africano. Siete de abril de 1906. A nosotros nos regalaron la zona norte de Marruecos, el Rif, (ahora enfrentado a Rabat) que nos costó una guerra infernal y miles de muertos y la derrota total en la batalla de Annual, donde el ejército español fue conducido al matadero siguiendo órdenes de los políticos y del rey Alfonso XIII. HASTA LA FECHA DE HOY NOS MANTENEMOS A LA COLA de la influencia global, no es que seamos nadie, es que no existimos para las grandes potencias, de un lado y otro. Para que se entiendan nuestras críticas y perplejidad, les ofrecemos unas declaraciones de JORGE DEZCALLAR, aparecidas hace meses en «EL CONFIDENCIAL» .Todo un personaje, preparado e imparcial, y quizás uno de los políticos y diplomáticos mejor informado de España. Embajador en Rabat, Roma, Washington y director del CENTRO NACIONAL DE INTELIGENCIA, el servicio secreto español en sus mejores años, hoy algo cascado por la falta de criterio de una poderosa mujer, la vicepresidenta del Gobierno, que tampoco en Cataluña ha sabido acertar.               

 

 

MURCIA TRANSPARENTE

 
 

 

Jorge Dezcallar critica la “decadencia” de la política exterior española con el PP

 

En plenas negociaciones para la formación de un nuevo Gobierno, el ex embajador en Washington y Rabat, Jorge Dezcallar, publicó el jueves un artículo en el que critica con varios ejemplos la “decadencia” de la política exterior española bajo el Partido Popular.

El texto se publicó en El Confidencial con el título “Influencia menguante” y en él, Dezcallar lamenta que el peso internacional de España haya disminuido en los últimos años. “No he visto reacción española al debate sugerido por Hollande sobre las carencias que la crisis griega ha puesto de relieve en la construcción de ese núcleo duro europeo que es la zona euro, de la cual somos la cuarta economía. Por el contrario, hemos asumido el papel de escuderos de la implacable posición alemana cuando nuestros intereses, con todas las cautelas necesarias, van en contra de tanta austeridad y nos conviene una reactivación económica creadora de empleo”.

El ex embajador en Estados Unidos y ex director del CNI constata que la diplomacia española “ha brillado por su ausencia” en la crisis de Ucrania y mantiene una política “ambigua y de perfil bajo” sobre Rusia. En relación con Estados Unidos, Dezcallar critica que Barack Obama no haya venido aún a España a pesar de que se ha permitido a Washington estacionar cuatro fragatas en Rota y una fuerza de despliegue rápido para África en Morón. “Ambas cosas me parecen bien, lo que no me lo parece es que no hayamos sido capaces de negociar contrapartidas”, afirma.

Respecto a Cuba, Dezcallar subraya que España no ha tenido “ningún papel” en la reconciliación entre cubanos y norteamericanos “pese a los esfuerzos que hizo en su día Moratinos, hasta el punto de que siendo yo embajador en Washington, el cardenal de La Habana, Jaime Ortega, quiso venir a almorzar a mi residencia para hablar del asunto”.

Asimismo, hace hincapié en la “clamorosa ausencia” de España en el “delicado” proceso de paz de Colombia, que cuenta con el apoyo de noruegos, chilenos, cubanos y venezolanos. “Nos hemos limitado a ofrecer nuestra presencia en el Consejo de Seguridad para hacer el seguimiento de los compromisos de desarme que se adopten”, explica. 

“Hoy por hoy jugamos en política internacional en una liga por debajo de nuestra categoría”, afirma Dezcallar 

A continuación censura la pasividad española en varias citas internacionales que se han desarrollado en los últimos meses. “Tampoco hemos sido invitados a la Conferencia de Viena sobre el Estado Islámico, donde participaron Alemania, Francia, Reino Unido e Italia… y miramos para otro lado ante la expansión del Estado Islámico en Libia, como si estuviera lejos y no nos afectara. No ha venido a España el presidente de Irán, Rohani, en su reciente gira europea de marcado carácter económico y comercial. Tampoco nos incluyó Hollande en la que hizo para pedir ayuda tras los atentados terroristas de París en el curso de la cual visitó a Cameron, Obama, Putin, Merkel y Renzi… pero no a Rajoy”.

Por último, lamenta que el 9 de febrero se reunieran “discretamente” en Roma los ministros de Exteriores de Alemania, Italia, Francia, Holanda, Luxemburgo y Bélgica, los seis miembros fundadores de la UE, para hablar del futuro de Europa. “En otra época, al menos hubiéramos intentado ser invitados, aunque fuera como oyentes, que para algo somos la cuarta economía de la zona euro”, enfatiza.

“Son ejemplos que muestran la decadencia de nuestra política exterior. Duele ver que hoy tenemos muy poco peso en Bruselas, que no hemos logrado colocar al ministro De Guindos al frente del Eurogrupo, que no asumimos liderazgo en cuestiones en las que podríamos hacerlo por nuestra experiencia, como en terrorismo o en el drama de los refugiados, y que, en definitiva, hoy por hoy jugamos en política internacional en una liga por debajo de nuestra categoría, muy por debajo, sin que haya razones objetivas que lo justifiquen, como no sea la mediocridad de nuestros dirigentes, pues tenemos un magnífico servicio diplomático… que no utilizan”, concluye.

 

 

 

 

 

FUENTE: THEDIPLOMATINSPAIN