ALBERTO D. PRIETO

 

La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha asumido como «esperados» los resultados de su partido en las elecciones catalanas de este domingo: «Es injusto comparar estos resultados con los 36 diputados de 2017», ha sostenido en una entrevista radiofónica, «cuando cogimos el partido hace un año, las expectativas de voto ya eran éstas».

Así, la presidenta de los liberales ha achacado la responsabilidad de la debacle a la anterior dirección, liderada por Albert Rivera y de la que ella misma formaba parte. «Teníamos unas proyecciones de voto en función de la participación, que se esperaba muy baja», ha admitido en Onda Cero, sugiriendo que aun así, los seis escaños conquistados por la lista liderada por Carlos Carrizosa, habían sido incluso peores de lo previsto con una abstención del 50%. Eso sí, «no hemos sabido movilizar a nuestro electorado», ha admitido.

 

Así la líder liberal rechaza cualquier tipo de consecuencia en forma de dismisiones o destituciones dentro de su equipo directivo de Cs. Arrimadas no se plantea ni su renuncia ni tampoco el cese de ningún otro responsable del partido por su hundimiento en las elecciones catalanas; «si esto solucionara el problema, estaríamos en otro escenario, pero la verdad es que no», ha enfatizado.

Para Arrimadas, «la clave no es si lo hemos hecho bien o mal, sino si hemos hecho lo correcto». Y en su opinión, así ha sido: «No queríamos celebrar estas elecciones en plena pandemia, porque sabemos que el electorado constitucionalista es el que más fácil se desmoviliza«, y finalmente al celebrarse, «era más difícil después cambiar el discurso para tratar de sacarlos de casa«.

También ha recordado que su idea inicial fue la de «ofrecer una coalición constitucionalista con el PSC y el PP». En opinión de Arrimadas, «si los socialistas de verdad hubiesen querido derrotar al independentismo, habrían aceptado». Pero no fue así, «a pesar de que era lo adecuado, la mejor opción para el constitucionalismo». El caso es que Cs, una vez más, hubo de virar en su discurso. «Una vez que ni el PSC ni el PP aceptaron, había que girar los argumentos, lo cual tampoco era sencillo».

Después de dejarse 30 escaños en los comicios de este domingo y quedarse en seis, Arrimadas ha reconocido haber cometido «errores» en esta campaña, ha señalado en una entrevista en Onda Cero, «el principal, no haber sido el motor de sacar al constitucionalismo de la abstención». Pero sólo ha llegado hasta ahí la autocrítica de buena mañana de la líder liberal. La herencia de Rivera, la baja participación y su incapacidad para hacerse entender por los electores.

«Es absolutamente responsabilidad nuestra que asumimos, pero vamos a seguir trabajando», ha asegurado. «Y con todo el apoyo del partido», ha proclamado Arrimadas, que no se fija en las voces que ya reclaman dimisiones: «En la vida no todos son noches de fiesta electoral, hay veces que en las que las circunstancias no acompañan y aciertas menos, pero hay que seguir para delante con fuerza», ha justificado la líder naranja.

Comunicado de los críticos

No está de acuerdo el sector crítico del partido. Los diputados, concejales y afiliados pertenecientes a esta corriente en los liberales han hecho público un comunicado en el que piden una «profunda regeneración» en la dirección de Cs y «cambios de liderazgo a nivel nacional y de Cataluña», esto es, la salida de Arrimadas y Carrizosa.

«La pérdida de casi un millón de votos en Cataluña, y la huida continua y sin parangón de afiliados y cargos electos muestran a todas luces un liderazgo y una estructura de partido que no funciona», por lo que exigen, en una carta enviada a los medios, «responsabilidades» de forma «imprescindible e inaplazable».

Los críticos han recordado que este 14-F es «el tercer fracaso electoral bajo la presidencia de Inés Arrimadas» tras las elecciones gallegas y vascas. 

Pero Arrimadas no hará caso, y ha contestado que los que militan en Cs, ha explicado, saben que no es un partido fácil, «es un partido que hace lo correcto, no lo fácil que da votos y hay veces que no consigues esos votos».

Ha insistido en justificar los pésimos resultados de ayer en la baja participación y en que su electorado es el que más se queda en casa, aunque ha admitido que no ha sido el único factor al recordar que Cs no viene del éxito electoral de las catalanas de 2017 sino del 10-N, en el que la formación cayó desde los 57 hasta los 10 escaños, en el último día de Rivera al frente.

«Si uno quiere hacer análisis honestos, no puede tomar de punto de partida lo que pasó en 2017», ha añadido. Y ha cerrado admitiendo que en aquellas elecciones catalanas, con el 155 aún vigente y a sólo dos meses y medio del golpe independentista, la lista que ella encabezaba recibió muchos apoyos prestados: «Hubo entonces muchas circunstancias que nos auparon ahí, no es justo comparar situaciones.»