La inadecuada y arribista deriva del «conciliábulo socialista» en Mazarrón cambiando dirigentes, la ambigüedad programática, la precariedad estratégica y el cainísmo sin cuartel, ha llevado al PSOE local a derrotas impensables y merecidas. “A veces la política se complica tanto que yo ya no sé dónde estoy si soy de los nuestros o de los otros”- revelan compungidos militantes y votantes incondicionales – hartos de disputas por el poder. En otros tiempos de brillantes mayorías socialistas la campaña electoral era simple y emotiva, la gente de las bases decía a sus vecinos: “el domingo todo el mundo a votar a los nuestros.” Y aquella consigna era sumamente legible por la mayoría de ciudadanos.
El Partido Socialista en Mazarrón era una potente maquinaria electoral perfectamente engrasada de casi 500 afiliados en unión con una honestidad ideológica, ética y psicológica que se comprometía de forma sumaria con la mayoría sociológica de un pueblo castigado históricamente por la pobreza, el caciquismo, la desigualdad y falta absoluta de ética, los déficits democráticos y la barbarie nepotista elevada a corrupción – política – jurídica. El declive del PSOE, el dejar de ser “los nuestros” para un segmento mayoritario de la ciudadanía, ha conseguido que los esclavizadores históricos del pueblo puedan creer en gobernar de nuevo el Consistorio con falsos principios y alianzas establecidas por las “famiglias” benefactoras, democráticamente cuestionables, limitando libertades, autonomía y derechos.
Todo eso hace que la política local naufrague en el relato falsario de la posverdad derechista. Hay, como consecuencia, una grave responsabilidad en la izquierda, por esa realidad política tan precaria para la mayoría social del municipio. El estropicio provocado era concebible superarlo regenerando el partido, sobre todo abundando en el desmantelamiento de todo aquello que habían bunkerizado las elitistas facciones progres convenidas en el «Sanedrín Fáctico» para perpetuar su poder. El clientelismo, el neocaciquismo, el socialismo paleto, no solo han quedado intactos en su perversa trayectoria más autoritaria de control orgánico sino que es un viciado ecosistema donde el “Consiglieri vengador” y el «Comendatore muñidor», eternos cancerberos del partido, se retroalimentan compartiendo la escudilla orgánica e institucional en un remake de la ley de hierro de la insaciable oligarquía latifundista.
La abolición de la causa ideológica, la débil metafísica de la transversalidad, la frivolidad como esencia del acto político, la carencia de proyectos de transformación social y emancipadores, han convertido al PSOE local en un espacio instrumental de poder, poco o mucho, cuya gestión consiste en alimentar nominalismos y sus tramas clientelares. No hay mayor debilidad en una organización política de izquierdas que la ambigüedad ideológica, la ruptura neoliberal con la historia en virtud de una gestión contradictoria con la visión progresista de la sociedad.
Los septuagenarios “gurús progres” siempre han sido politiqueros de ideología dispar e interesada sin mojarse, colocando sus peones en muchos sitios simplemente para que no los ocuparan otros de distinto bando, como ocurre ahora. Quizá sus clanes son parte del mismo trabazón sistémico y por tanto en Mazarrón, después de la última decepción electoral, no ha habido ningún cambio significativo sino un nuevo reparto de poder con diferentes equilibrios pero igual paisanaje. “Los defectos del partido residen en su incapacidad para liberarse de su escoria aristocrática”. Si retrocedemos veinte o treinta años atrás veremos a los mismos personajes en diferentes avatares, pero dentro de la dinámica del poder orgánico o institucional; da lo mismo que sean vencedores o vencidos, la ley de hierro de la poderosa y benefactora “logia caciquil” coadyuva a que ganadores y perdedores no lo sean en ambas circunstancias del todo.
En estos contextos, la inadecuación de los nuevos dirigentes, la ambigüedad programática, la precariedad estratégica, ha llevado al PSOE a una derrota tras otra que, como consecuencia, demandan una profunda regeneración del socialismo mazarronero, que no ha de consistir, para que sea real y eficiente, en cubrir espacios de poder por unos u otros, sino de abrir el partido al talento de la militancia e independientes que crean en un proyecto socialista transformador socialmente, al margen de la nefasta gestión que practican apañando enjuagues en los “despachos influyentes”, donde todo vale prevaleciendo la compra de voluntades y una terrible falta de ética e ideales, ya sea por dinero o por poder.
Y así pasan los años, con el mismo escenario de siempre, mientras el pueblo se ve sometido a las decisiones de los mismos de siempre una y otra vez mientras Mazarrón está cada vez peor. Setenta veces, siete, lo intenté. Si me largo para siempre es porque no puedo más. No tengo nada que perder. Cada vez que yo hago un póker, ellos sacan una escalera de color, y me temo que esta vez pueda ser el final de la cuenta atrás, o quizás solo sea un caso más de “incompatibilidad de caracteres”.
POST SCRIPTUM: ”Tantas cosas antiguas se ponen de moda, que sería bueno que volvieran la ética, la vergüenza, la inteligencia y la honestidad”. (G. Marx)