Como dicen los de Dolça Catalunya, lo prepararon todo para timarnos con su chaladura ideológica. Tuvieron miles de millones de euros, miles de funcionarios a su disposición, centenares de escuelas y medios del comunicación. Pero va a ser ser que no.

Una vez más, como en el ’34, han huido como ratas. Esta vez no por las alcantarillas, sino por avión destino Bruselas, a echarse en brazos de la extrema derecha flamenca. Tiene huevos la cosa.

Los golpistas no esperaban que España se levantara como lo hizo. Apenas 4.000 fanáticos celebraron la supuesta llegada de la Republiqueta del Motxo. La palabra la tiene Dolça Catalunya:

«Hoy [29 de octubre de 2017] hemos descolgado el telón sobre la farsa nacionalista que nos ha dividido y arruinado. Y lo hemos hecho 1.000.000 catalanes aplaudiendo el himno nacional en el corazón de Barcelona. Así acaban 7 años, ó 17, ó 40, de odio, supremacismo, envidia, egoísmo y crispación. Ahora nos toca reconstruir la Cataluña que -en nombre de la idolatría de lanació- ha arrasado el nacionalismo».

Toca celebrarlo. Twitter es una fiesta. España es una nación demasiado grande para las ratas golpistas. Así acaba el prusés:

«Cataluña arruinada, sin prestigio, sin empresas, sin inversiones, con la convivencia rota, los irresponsables políticos cesados y muchos procesados, la autonomía suspendida y millones de catalanes celebrando la libertad».

 

 

FUENTE: PERIODISTADIGITAL