Esta vieja cantinela recreada en un «largo», ya me la sabía, la aprendí cuando los insaciables“lobbys”del establishment fáctico forzaron el fusilamiento de Zapatero que ahora pretenden repetir con Sánchez, lógicamente no van a permitir que sus rentables negocietes y atiborradas cuentas corrientes puedan peligrar. De ahí que no paren de alentar y gajear a los mercenarios medios afines en otra frenética cruzada mediática sin cuartel con el ansiado fin de recuperar el poder, antes de que ningún progre buenista haga sucumbir el régimen plutocrático y sus tramas clientelares. Es casi imposible encontrar en algún medio apesebrado a un solo columnista que no exija a Pedro Sánchez que enarbole la bandera blanca, se rinda y toque arrebato electoral, que abandone el frente de combate político y se ponga en manos de las urnas, de la decisión popular… de los ciudadanos que son los que saben de esto y sufren las caóticas consecuencias de esta infame guerra sucia por el poder establecido.

En el mundillo mediático (en algún digital regional con excesiva inquina), al soldado Sánchez le han abandonado completamente a su suerte, solo unos pocos mantienen a malas penas un ligero apoyo ante los torpedos incendiarios de la derechona mediática más reaccionaria y en exceso cabreada, que se niega a perder los privilegios del poder y con ello tener que permitir la criba burocrática a sus benefactores que los socialistas con sus socios de moción ejercen en las Instituciones. Al mismo tiempo lo condenan sin remisión al paredón ….FUSILAR AL SOLDADO SÁNCHEZ, sí o sí, cien días son una eternidad, aunque llegó condenado y sentenciado de antemano, acusado de insensato oportunista sin escrúpulos, de bolchevique radicalizado y de vanagloriarse en su propio ego por destruir el país. Es la misión oficial. La vergonzosa causa innegable e incrementada mediante furibundos ataques, incluso con fuego amigo (desde camufladas trincheras), es obvio lo que pretenden y a quien sirven también sumergidos en submarinos nucleares desde los “bajos fondos” y en superficie utilizando misiles de corto y medio alcance que buscan fulminarlo y hundir un partido con más de un siglo de historia que contribuyó como ninguno a recuperar la Democracia: ”La salida del Presidente de La Moncloa es imprescindible para ellos”. Algunos, los más ultras y mejor remunerados por los poderes fácticos, holdings económicos y el clero, lo describen como un político cobarde, arrogante, mentiroso, sectario, obtuso, insensato y un oportunista sin ideas, por este orden. Otros menos torticeros le aconsejan dar un paso al lado, y, aunque aseguran que su “legitimidad es incuestionable” ven en Pepe Borrell un sustituto preelectoral viable ante el intento fallido de “Pedro I el Cruel” por gobernar. 

 

 

Con ironía venenosa, le critican de haber caído en manos del peor populismo y de abrir el camino al chavismo más demoledor. Le acusan de haber actuado de forma irresponsable, del bloqueo institucional y de alejar al PSOE de la moderación, de radicadizarlo; incluso de que precisamente los únicos que le defienden de cuando en cuando, indepes, nacionalistas y podemitas agitan una cainita oposición y son sus peores enemigos. Los traidores que le dejan caer poco a poco, retardando la agonía y los que con los ojos tapados le llevan contra la pared para su ejecución, mientras Rivera impaciente elige el pelotón de fusilamiento y Casado contagiado bajo “la sombra de Aznar” levanta el sable y da la orden.                                              

Son tantos los que quieren fusilar a Pedro Sánchez, que la simple resistencia de un líder tachado de insustancial, pasajero y coyuntural se está convirtiendo en la mejor estrategia para apuntalar su controvertido mandato. Así se actúa en tiempos de guerra. Se defiende en zanjas, se resiste con todo y se gana tiempo para cavar trincheras más resistentes y consolidar una posición más defendible. Que lo quieran fusilar políticamente desde tantos flancos le hace más fuerte. En ello está de momento, pese al ruido ensordecedor de los medios, volcados en obstaculizar cualquier salida posible para sacar el país del abismo en que otros lo metieron. Quizás no gane la guerra, pero “morirá con la botas puestas” y sin vendas en los ojos. Aislado y rodeado en medio de un avíspero ponzoñoso, lo busca un pelotón de mil raleas y falsos credos ideológicos vendidos al mejor postor. Por eso, la mera supervivencia ante el fuego graneado de un agrupado frente hostil, le hace más fuerte cada día. Y sus enemigos, dentro y fuera de Ferraz, lo saben.

 

 

COLECTIVO OPINIÓN PÚBLICA