El economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Maurice Obstfeld, cree que España debe aumentar todavía más la vida laboral de los españoles. «Hay que extender la vida laboral más allá de los 67 años», dijo en una entrevista publicada el domingo por El Mundo. «No quiero fijar una cifra», agregó.
«Las expectativas acerca de la edad de jubilación tienen que cambiar porque, desde el punto de vista colectivo, no es posible de otra manera. Todos dependemos fundamentalmente de sistemas que no tienen la suficiente financiación, todos dependemos de los jóvenes, y si no hay jóvenes, esto no funciona», explicó el economista.
Obstfeld hace las declaraciones a la luz de la previsión del FMI de que la población activa descienda por debajo del 50% en 2050. «Tenemos que hacer una transición intelectual para comprender cómo funcionan estas cosas, y tal vez eso conlleve ahorrar más cuando seamos jóvenes, o jubilarnos más tarde», manifestó.
FMI: «Lo más importante es incentivar la participación de la mujer en el mercado laboral»
El FMI apunta a cambios estructurales significativos en el mercado laboral y en el sistema bancario, a la vez que prevé que la economía española va a crecer un 2,8% este año. Obstfeld destaca que «en España hay cosas que están hechas».
«Por ejemplo, la reforma de las pensiones puso al país en una posición favorable en comparación con otros que no abordaron el problema, como Alemania, que necesita aplazar la edad de jubilación», comentó. Pero en su opinión eso debe complementarse con una extensión de la vida laboral y políticas de paridad.
«De lejos, lo más importante es incentivar la participación de la mujer en el mercado laboral. Eso puede requerir cosas como más infraestructura para favorecer la conciliación –por ejemplo, más guarderías–», lo que puede considerarse como «una inversión, porque crea más educación y oportunidades para las generaciones futuras», dijo el economista.
Por último, advirtió de que la deuda pública es demasiado alta (alrededor del 100% del PIB), lo que «deja a España en una posición precaria» y en «una posición peligrosa en términos de sostenibilidad fiscal».
FUENTE: ECONOMIADIGITAL
El presidente de la AIReF miente sobre pensiones y economía
El presidente de la Autoridad Fiscal Independiente (AIReF), organismo creado para velar por la veracidad y la sostenibilidad de las cuentas públicas, se ha convertido —lo ha sido desde el principio— en exactamente todo lo contrario: la coartada del sistema. José Luis Escrivá mintió sin rubor el pasado martes en sede parlamentaria, dado que en España eso es gratis, negando contra todas las evidencias y sin aportar prueba alguna que el futuro de las pensiones vaya a ser dramático. “Son cosas de catastrofistas, eso no es verdad”, afirmó sin sonrojarse durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados. “No es verdad”, repitió en tres ocasiones, “y al final asustamos innecesariamente a una parte de la población que ya por su edad está inquieta”. Una afirmación radicalmente falsa y que simplemente no es de recibo.
Que desde el año 2011 se vengan produciendo déficits crecientes en el sistema de pensiones que han agotado el fondo de reserva —primero— y necesitado recurrir a un endeudamiento brutal —después— es “asustar innecesariamente a una parte de la población”. Es de catastrofistas y antipatriotas el denunciar que desde esa fecha se ha mentido sistemáticamente sobre los déficits —público y de pensiones—, cuyas previsiones presupuestarias han sido siempre ciencia ficción. También es asustar que desde 2014 las pensiones hayan experimentado una pérdida continua de poder adquisitivo, muy superior a la medida por el IPC. Y es asustar que la OCDE afirmase hace dos meses en Madrid que “con las medidas en marcha, la tasa de sustitución pasará en unos años del 83% actual al 46%”. Es decir, que las pensiones se verán reducidas casi a la mitad, particularmente con la introducción del factor de sostenibilidad, en enero próximo.
Y frente a estos hechos, sin un solo dato que lo sostenga, el presidente de la AIReF afirma que «cuando uno mira las incertidumbres y mira los márgenes [presupuestarios], esto es razonable y manejable y no deberíamos crear una angustia innecesaria en toda la población». Solo Cristóbal Montoro, en su reciente entrevista afirmando que “estamos viviendo el mejor momento económico de nuestra historia”, supera en mendacidad estas afirmaciones. ¿Acaso ha explicado Escrivá que por cada euro del triunfalista crecimiento que proclama hemos necesitado siete de endeudamiento —646.000 millones de euros de incremento de deuda entre 2011 y 2017 para un crecimiento del PIB de 93.000 millones—, y que esto no es salir de la crisis sino caminar hacia la suspensión de pagos?
¿Acaso se ha explicado que la deuda recogida en los Presupuestos es una convención contable emanada de Bruselas que no recoge toda la deuda?
¿Acaso han explicado una sola vez que la deuda recogida en los Presupuestos Generales del Estado, que es la utilizada por Gobierno y medios de comunicación, es una convención contable de Bruselas que no recoge toda la deuda, y que esta en realidad, según el Banco de España, sería el 137,8% del PIB oficial y no el 98,3%? Por no hablar de que si hablamos del PIB real, la deuda equivaldría al 167%, ya que el PIB oficial viene siendo manipulado sin pausa desde febrero de 2008. ¿O es que esto tampoco lo sabe? La vulnerabilidad más grave que tienen nuestra economía y el sistema financiero es la gigantesca burbuja de deuda. Jamás en la historia de un país se ha producido tan brutal crecimiento de la deuda. ¿Cuándo han explicado a los ciudadanos que somos el único país de la Unión Europea que todavía mantiene un déficit primario cuando ya no lo tiene ni Grecia?
Incumplimientos flagrantes
Resulta sencillísimo engañar en sede parlamentaria a “la clase política más ignorante de Europa” ( ‘Der Spiegel’ ‘dixit’) con dislates como “cuando uno mira lo que hay detrás de cada hipótesis, ve que la incertidumbre es enorme, y no hay derecho a transmitir que esto va a ser la ruina. Porque esto no es verdad, no es verdad, y con ello asustamos a una parte de la población que ya por su edad está inquieta». Es decir, el presidente de la AIReF no sabe si el hecho de que los intereses de la deuda pasen de 30 a 60 o a 90.000 millones al año es malo o bueno. Y por no saber, ni siquiera sabe si cuando, a fin de año, el BCE deje de comprar deuda será bueno o malo para conseguir los más de 200.000 millones de euros al año imprescindibles para la refinanciación. Y a pesar de la millonada que nos cuesta, no sabe que pasa y, como no sabe, afirma que “no hay derecho a inquietar a la gente”.
Pero es mucho peor si cabe. ¿Acaso ha explicado el presidente de la AIReF, una sola vez, lo que constituye el corazón mismo de la sostenibilidad de las cuentas públicas? ¿Ha explicado acaso el desastroso efecto de un modelo territorial disparatado, imposible de financiar —e intrínsecamente corrupto—, que representa un despilfarro anual de 100.000 millones de euros, y que será la ruina de España? ¿O un diseño institucional donde la legislación no es neutral y tiende a favorecer escandalosamente a las grandes empresas? ¿Se ha molestado siquiera en cuantificar dónde nos ha llevado el régimen oligárquico y corrupto del 78, que nos ha empobrecido como nunca antes respecto a los países de nuestro entorno? ¿De una renta per cápita del 83% de los nueve países centrales de Europa al 71% hoy? ¿De un modelo productivo donde la industria era el 36% del PIB a otro donde es menos del 15%? ¿De una presión fiscal sobre la clase media y trabajadora que ha virado del 10% al 48%?
Y, para ir terminando, mientras se presenta en el Parlamento mintiendo sin rubor sobre las pensiones, incumple flagrantemente su obligación de velar por la veracidad de las cuentas públicas, aceptando como verdadera la cifra de recaudación de 2017 de 198.000 millones presentada por Montoro, cuando los datos publicados por la Agencia Tributaria demuestran que fue algo menos de 194.000. Y, además, aceptando la grosera falsificación del déficit público de 3,07%, ocultando asimismo el hecho de que el ministro de Hacienda ha retenido la devolución de declaraciones negativas a 400.000 contribuyentes, y que ha utilizado casi 6.834 millones del Fondo de Reserva de las pensiones, lo que eleva el déficit real al 3,75%.
Un grupo de profesores independientes enviamos en 2016 a los comisarios económicos cifras demostrativas de que el PIB es un 17% inferior
Y algo que es el colmo, dar por buenos —con críticas menores— los PGE 2018, absolutamente infumables, otro año más. Una subida de la recaudación del 8% para 2018 —210.015 millones frente a 194.000 reales en 2017— para alcanzar el objetivo de déficit del 2,2% exigido por Bruselas cuando, además, la recaudación caerá en 2.000 millones y aumentará el gasto en 9.200 millones, y no hay recortes de gasto en ninguna parte. En los dos primeros meses del año, la recaudación apenas ha crecido un 2,5%, según la Agencia Tributaria.
Escrivá no ha explicado nada de esto en Europa, aunque sí lo hemos hecho el grupo de profesores independientes que en 2016 enviamos a los comisarios económicos y al BCE cifras demostrativas, verificadas por el principal instituto económico de Alemania más allá de toda duda, de que el PIB real de España es un 17% inferior al oficial, lo que afecta radicalmente a la sostenibilidad de las cuentas públicas. Como entonces, nos lo agradecerán educadamente y mirarán para otro lado, igual que desde 2012, con los escandalosos incumplimientos de los objetivos de déficit. Pero, eso sí, desde esa fecha España no está jurídicamente obligada a devolver un solo euro de lo prestado, ya que el BCE y la Comisión Europea sabían —y tenemos los correos que así lo demuestran— que esa deuda, que tan irresponsablemente se alimenta sin ni siquiera exigir un recorte drástico del gasto como ocurrió con Grecia, jamás podrá ser devuelta.