Pongamos que hablo de un pueblo cualquiera…todo es política y todas las promesas de sus políticos son incumplidas. Luces de bohemia y de ilusión en la lucha por la dignidad, por levantar un pueblo a partir del desastre, de la hipocresía y de lo precario. Y en la era de la información, izquierda, derecha, lo que sea, todos han aprendido a usar las nuevas herramientas para manipular a la gente ¿Poder para el pueblo? Si lo tuvo alguna vez, fue en la Edad de Piedra. Ahora todos somos esclavos, esclavos de la información viciada, los medios adulterados, la propaganda trucada y el marketing falseado. Así que lo que sea que pensemos de los líderes políticos, como que este tipo no está en sus cabales o aquel otro es un lumbreras, será mejor darnos cuenta de que estamos siendo manipulados por ambos lados. Y punto.
A pocas horas para el fin de año, si tuviéramos que ponerle un calificativo tendríamos que llamarle, políticamente, el año de otra trama corrupta (Koldo-Ábalos-Aldama) de choque del “statu quo” convenido en la Transición para la financiación de los partidos políticos mediante la “cosa pública”. Pero de aquí a unos meses cuando estos personajes hayan pasado al olvido, lo recordaremos como el año de la DANA. No me apetece demasiado comentar estos u otros sucesos políticos ni entrar en esa turbia historia de corruptelas que nuestra clase política utiliza para enriquecerse ilícitamente y sin asumir ni una sola responsabilidad. Solo dejar claro que sigo creyendo en la presunción de inocencia y en la objetividad de algunos jueces. La subjetividad se ha adueñado de todos los ámbitos de la sociedad y resulta muy doloroso que los medios de comunicación hayan convertido la información en opinión interesada, olvidando su vocación de objetividad.
Los políticos siguen anclados en el “y tú más” y sus planteamientos inverosímiles. Se engañan – lo que nos importa un pimiento -, y nos engañan por considerarnos idiotas – “tontos o cortos de entendimiento”, cuando son ellos los que minimizan al pueblo creando muros constantes e insalvables. Ellos mismos, que hacen “mutis por el foro” en los momentos difíciles que ante cualquier imperiosa necesidad ciudadana de ayuda, pasan de largo, desaparecen y no escuchan los gritos de angustia de la población. En su conjunto forman el “clan de los intocables”. Pueden decir lo que quieran y hacer – que es lo peor – lo que les venga en gana. Pero Mazarrón es un pueblo que se levanta digno y entero, que no se rinde ni se resigna, que no se duerme.
En este Colectivo de Opinión Publica y Transparente, seguimos empeñados en transmitir optimismo y también en demostrar que muchos de los argumentos con los que nos convencemos de que el mundo está cada vez peor no son reales. Habría que preguntar a la gente sobre datos y acontecimientos reales. La visión del público, en general, es mucho más pesimista de lo que los datos reales reflejan. El pueblo avanza y a veces no somos conscientes de ello y por ello no podemos mostrar la alegría que debería conllevar. Ahora que termina el año y que expresamos nuestros mejores deseos para el que está por llegar se recurre mucho a decir que nos conformamos con que el año nuevo no sea peor que el viejo o incluso aseguramos que es imposible. A lo largo de 365 días suceden muchas cosas que lamentamos y siempre percibimos grandes peligros. Pero nos olvidamos de los avances o llegamos a despreciarlos porque se han demorado en exceso.
En Mazarrón se sabe mucho de demoras y ensañamiento político. Piénsese en el agua del Trasvase, El expolio del Peñasco, la apropiación de los Pecios Fenicios o en el eterno desdoblamiento de la RM-32 (Mazarrón /Puerto), solo como ejemplo de otros muchos. Las décadas de agravios y retrasos no deben, sin embargo, evitar que valoremos cada nuevo intento de hacer justicia. Ese pesimismo es mayor donde más se sufre el castigo, por los desplantes y retrasos, como aquí. A pesar de ello, seguimos avanzando. Mazarrón es capaz de seguir atrayendo población de otros lugares gracias a los cuales de momento se ha frenado la sangría demográfica. Problemas que parecían irresolubles son ahora opciones de crecimiento real y está atrayendo nuevos proyectos. También la localidad contará con unas travesías de comunicación dignas, aunque no sean del agrado de todos, después de muchos años de espera y circunvalaciones ignoradas. El lujo de vivir en Mazarrón se queda bastante pequeño en comparación con otros lugares. Así que sí, hay avances, el pueblo va mejorando y hay motivos para el optimismo. ¡FELIZ AÑO NUEVO!