No desaprovechó el tiempo libre del que dispone, echó a volar seriamente su imaginación y con diferentes piezas recicladas y procedentes de varias herramientas y maquinaria forestal diseñó el que bautizó como patinete Frankenstein. Tan solo una semana le llevó a Adolfo Montoya Jiménez, un lucense de 36 años y vecino del poblado chabolista de O Carqueixo, construir el artilugio que lo hizo famoso en media España: un curioso patinete con motor.
Detrás de cada pieza, una historia, y a los mandos de la construcción de este invento de fabricación casera, un auténtico artista al que muchos de sus parientes ya lo llaman desde hace tiempo MacGyver. «Me encanta inventar, discurrir y trabajar en temas relacionados con la mecánica. Las piezas de este patinete las conseguí de varios sitios y fui discurriendo para la construcción. Para el depósito de combustible se me ocurrió coger el de una minimoto; para sentarme y dirigir el patinete eché mano de un sillín y del manillar de una bicicleta, y para avanzar instalé el acelerador y el motor de una desbrozadora de 33 centímetros cúbicos. Reforcé bien el chasis, ajusté bien varias piezas y en una semana tenía listo el patinete Frankenstein», explica Adolfo Montoya, el creador de este artilugio.
Iba por el arcén
Este hombre y su patinete con motor se hicieron famosos después de que dos agentes del destacamento de la Guardia Civil de Tráfico de Lugo le dieran el alto el pasado jueves por la mañana cuando circulaba con su vehículo por el arcén de una carretera abierta a la circulación. A dar a conocer su caso ayudó también que la Dirección General de Tráfico hiciese público el caso en su cuenta de Twitter.
Pasadas las doce del mediodía, Adolfo Montoya Jiménez salió del poblado chabolista para recoger a su esposa en la parada del autobús, situada a escasos metros de su lugar de residencia. Decidió no hacer uso de sus piernas, ir más cómodo y echar mano de su original patinete. Con el artilugio se adentró en la carretera LU-530, que comunica la ciudad de Lugo con el municipio de A Fonsagrada. No hacía uso de casco ni de ninguna otra medida de protección.
Fue a la altura del punto kilométrico 3,800 de dicha vía, y a escasos metros de su casa, donde le fue dado el alto por los dos agentes de Tráfico. «No utilizo el patinete como medio de transporte. Simplemente iba por el arcén, en dirección a Lugo, a buscar a mi mujer a la parada del autobús. No quiero que venga sola por esta carretera por el peligro que supone», manifestó Adolfo, que aseguró que su esposa no se iba a subir en el artilugio a pesar de que tienen una especie de peldaño situado encima de la rueda trasera del vehículo. «Íbamos a venir los dos para casa, pero a la par. Yo volvería montado en el patinete y ella a mi lado, andando», explica el artista de O Carqueixo.
«Me vieron, pero yo seguí»
Pero, casualidades de la vida, cuando Montoya iba circulando con su invento para acudir al lugar en el que se citó con su mujer, pasó una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico en su vehículo oficial y vio al hombre en el extraño patinete. «Me vieron, pero yo seguí mi ruta y no quise darme la vuelta. Me pararon a 500 metros y me identificaron, pero creo que no me multaron porque no me dieron ningún papel ni tuve que firmar ningún documento», asegura Adolfo Montoya, que por el momento no ha recibido ningún tipo de notificación de Tráfico. «En mi mano no he cogido ningún papel, y los guardias civiles me dijeron que iban a esperar», indica este lucense, a quien lo único que le preocupa es tener que acudir a los juzgados. «Espero que no me multen, pero lo que menos deseo es que me llamen del juzgado, porque ahí sí que no quiero ir», dice Adolfo Montoya.
«Hice carrilanas y tractores»
Pero aunque el patinete de motor es el único invento de este lucense que ha salido a la luz, no es el único artilugio que Adolfo Montoya construyó en sus 36 años de vida. «Ya hice varias carrilanas, también algunas bicicletas, tractores y demás vehículos con motor utilizando diferentes piezas recicladas. Ninguno de ellos lo saqué a la carretera, sino que los utilicé para moverme por las fincas del poblado», concluye este lucense, a quien en esta ocasión su ingenio le puede salir caro.
El patinete no estaba homologado
Los agentes de la Guardia Civil de Tráfico propusieron a Adolfo Montoya para una sanción, dado que el artilugio sobre el que viajaba por una carretera abierta a la circulación no reunía las condiciones técnicas reglamentarias. El patinete con motor no estaba homologado y ahora este lucense se enfrenta a una sanción de 500 euros. Los guardias que lo interceptaron echaron mano del Reglamento General de Vehículos e hicieron hincapié en el artículo 11 de dicha norma.
FUENTE: LAVOZDEGALICIA