Los ecos de la actividad sísmica que originó cada una de las Islas Canarias hace millones de años parecen sentirse con cada nuevo terremoto y erupción en el archipiélago. Las tripas de La Palma vuelven a temblar, y el magma, atrapado en las profundidades de la isla desde hace años, lucha por salir a la superficie. La deformación del terreno ya es superior a los seis centímetros y la lava produce temblores cada vez más cercanos a la corteza de la isla.
Desde hace siete días, los 21.000 terremotos encadenados están afectando en especial a la zona de Cumbre Vieja. El magma volcánico acumulado alcanza los 11 millones de metros cúbicos a una profundidad estimada de unos 6 kilómetros que puede llegar a variar o no en las próximas horas, días e incluso meses.
Los expertos no ven clara una erupción, pero tampoco la descartan. De momento, los científicos monitorean la situación mientras las autoridades trabajan para llevar a cabo planes de evacuación o emergencia si fuera necesario. El semáforo volcánico se sitúa en fase amarilla de alerta para los municipios de El Paso, Los Llanos de Aridane, Mazo y Fuencaliente. Un nivel de amenaza que quiere decir que existe un estado de alerta, un seguimiento más intenso de la situación y un flujo mayor de información entre Protección Civil y población por si fuera necesaria una evacuación.
¿Por qué está ocurriendo ahora?
Si uno observa el mapa sísmico de La Palma estos días, enseguida advierte numerosos círculos, muy pegados unos a otros, e incluso superpuestos. La isla se ha convertido en una auténtica colmena en la que miles de terremotos hacen temblar su superficie en un espacio de tiempo muy corto. Es lo que los expertos en vulcanología denominan enjambre sísmico.
Como explica Itahiza Domínguez, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN), aunque este episodio sísmico comenzó a notarse el pasado sábado, es un proceso que comenzó mucho antes. En 2017, 2018 y 2020 se dieron una serie de enjambres, con terremotos en profundidades de entre 25 y 35 kilómetros. Desde entonces, cuenta el experto, en el IGN ya sabían que este proceso «tenía que ver con magma que posiblemente se estaba acumulando en la parte alta» y no sabían «cuándo podía desencadenarse».
El que haya ocurrido en estos días se debe a que es cuando ha conseguido tener la fuerza necesaria para alcanzar la superficie. Domínguez señala que el magma es una roca parcialmente fundida, de un contenido en cristales y gases, que se encuentra a mucha profundidad. Llegado el momento, por su temperatura, tiene la fuerza necesaria para ascender y escapar de la parte más profunda de la tierra. «Ahora mismo, se ha encontrado con la corteza de la isla, y seguramente la sobrepresión que está ejerciendo ese magma es la que está provocando los terremotos y la deformación del terreno», explica el científico.
David Calvo, portavoz del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), señala que este episodio «es un funcionamiento normal de la isla» y que en el «90% pasa desapercibido para la población», porque los terremotos que provoca no son de gran magnitud. Explica que en la base del archipiélago existe un cuerpo magmático que asciende y que llega poco a poco a la superficie. «Su funcionamiento lógico es que suceda esto, que de vez en cuando el magma intente tocar la puerta para llegar a la superficie. Es lo que está pasando ahora», aclara Calvo.
¿Cuál es la situación actual?
El enjambre sigue. Continúan los temblores y la deformación del terreno, dos aspectos importantes para entender que el magma está cerca de la superficie. Como informan desde el IGN, se ha producido una deformación de 10 cm y los terremotos se vienen produciendo a una profundidad de unos 7 km, aunque algunos se han producido a un kilómetro o menos. Unos episodios que comenzaron en el centro de la isla y en las últimas horas se han desplazado hacia el oeste.
«Ahora mismo estamos a la expectativa de lo que el magma puede hacer», confiesa Calvo, El enjambre «puede terminar aquí, el magma no moverse más y perder su energía», o también «puede seguir intentando llegar a la superficie perforando con esos terremotos y esa deformación». No obstante, asegura que «una deformación de más de 6 cm es preocupante porque indica que el magma está empujando con fuerza».
En esto coincide el investigador del IGN, que añade que «no siempre sale a la superficie», porque eso depende de la fuerza que tenga el magma, de lo que encuentre por el camino y de si consigue encontrar un camino hacia la superficie. «El magma no abre un camino, sino que busca el más fácil para subir, o sea que si no lo encuentra, genera terremotos hasta que pierde fuerza«. Por ello, «no está claro si va a erupcionar o no». Este episodio puede ser muy largo, explica Domínguez, y aunque en las últimas horas parece estar parado, «estos procesos pueden durar semanas o meses».
¿Qué riesgos existen?
Los expertos se mantienen cautos con la situación e insisten en que ahora es el momento de observar los datos de las estaciones que tienen desplegadas en la isla canaria. Como cuenta Calvo, aunque la noche del miércoles al jueves fue «bastante tranquila», «esto no quiere decir que se haya terminado, porque muchas veces los enjambres necesitan recuperar el aliento, recuperar energía para volver a empujar».
No obstante, desde Involcan lanzan un mensaje de calma: «Los terremotos no son de gran magnitud ni lo van a ser», y recuerda que en la erupción que tuvo lugar en El Hierro en el año 2011, la magnitud máxima alcanzada fue de cinco.
El investigador del IGN añade, sin embargo, que «aunque no son terremotos muy grandes, sí se están sintiendo en varias zonas de la isla«. El experto explica que en un nivel 2, se nota muy levemente; en el 3, se perciben las vibraciones incluso de pie, y en el 4, puede incluso tirar algún objeto. En los niveles 6 o 7, los terremotos ya pueden generar daños en alguna estructura o edificio, «pero todavía no hemos llegado ahí». Desde el IGN informan que, por el momento, la máxima intensidad registrada es de nivel 4.
El Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), gestionado por la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias mantiene un seguimiento de la situación. De momento, ha situado a cuatro municipios en alerta amarilla, pero descarta una erupción inminente. Ahora bien, lo que sí esperan son terremotos de igual o mayor intensidad.
¿Había ocurrido antes?
No es la primera vez que La Palma se ve sacudida por una cadena de terremotos de origen volcánico. Y es que se trata de una isla volcánicamente activa, que ha tenido erupciones en el año 1949 y en el año 1971. Episodios a los que también han precedido terremotos de mayor o menor magnitud.
De la erupción en la isla de La Palma apenas se tienen datos, faltaba instrumentación. No así de la erupción más reciente ocurrida en las Islas Canarias, la de la isla de El Hierro. Como cuenta Domínguez, ocurrió hace 10 años y fue un proceso que duró casi tres meses. No obstante, «fue un proceso más lento que el que estamos viviendo ahora en La Palma», precisa, y comenta que este recuerda «a lo que se vivió en las últimas dos o tres semanas en aquella crisis sísmica de El Hierro».
FUENTE: ELESPAÑOL