El independentismo radical quiere ir a por todas y forzar la máquina para sacar provecho de la crisis del coronavirus. Así se desprende de los llamamientos que estos últimos días están haciendo organizaciones y dirigentes políticos. «El ‘statu quo’ mundial experimentará grandes modificaciones y nuestra nación ha de saber subirse al carro para poder romper con España y fundar nuestro Estado independiente. Es por eso que a partir de ahora hemos de trabajar en dos objetivos de forma paralela: primero, derrotar la pandemia y después prepararnos, aprovechando el descrédito y la debilidad de España para dar el golpe definitivo y encarar esta nueva etapa universal como un actor más dentro del concierto de las naciones libres del mundo», lanzaba este sábado el polémico empresario Santiago Espot, impulsor de campañas tan mediáticas como las pitadas al Rey y al himno de España o la de denuncias a comercios por no rotular en catalán.

Espot, en un mensaje en vídeo difundido por las redes, afirma que se avecinan meses difíciles y las cosas no serán igual. «De la misma manera que en el mundo empresarial los mejor situados y mejor preparados serán los que triunfen, pasará exactamente lo mismo con las naciones: aquellas que solo se laman las heridas quedarán engullidas por la Gran Depresión y no podrán flotar. No nos podemos dejar arrastrar una vez más en la historia por la catástrofe española», arenga Espot.

La organización Poble Lliure, el mayor partido de los que componen la CUP, también ha hecho un llamamiento a zafarse de España, aprovechando no solo la coyuntura favorecida por la pandemia, sino la supuesta debilidad del resto de los partidos independentistas, que dedican más esfuerzos en la actualidad a luchar contra el coronavirus que a la ruptura con España. Así, lamenta el giro dado por sus tradicionales aliados podemitas en el conjunto de España. «La crisis del Covid-19 ha hecho patente la muerte anunciada del entramado comunes-Podemos como proyecto emancipador. Su alineamiento al lado de las políticas dictadas por la oligarquía capitalista y el ‘deep state’, y perpetradas por el Gobierno de Progreso (sic) con el envoltorio de grandes dosis del nacionalismo español más rancio, demuestran que el pacto con Valls y la derecha reaccionaria del ‘Upper Diagonal’ [la zona alta de Barcelona, es decir, con la burguesía], no fue ningún accidente, sino la primera muestra evidente de su papel subsidiario y auxiliar del régimen», dice esta organización extremista.

Aprovechar el bajón de ERC y PDeCAT

Al mismo tiempo, los extremistas de la CUP creen que la coyuntura les ha dejado campo libre para convertirse en referencia del independentismo. «La desorientación ideológica del independentismo y el viraje neoautonomista de buena parte de ERC y del PDeCAT ha ido ensanchando la distancia entre los supuestos representantes institucionales y el pueblo organizado y movilizado tanto en el otoño de 2017 [cuando se celebró el referéndum ilegal], como, especialmente, y con un grado de conciencia y combatividad más grande, los pasados meses de octubre y noviembre». Se refiere a cuando las calles de Cataluña (y especialmente las de Barcelona) ardieron como consecuencia de las algaradas independentistas tras la sentencia del Supremo.

Ello le da pie a Poble Lliure a afirmar que «el mapa político catalán no se corresponde al nuevo estado de conciencia social». Debido a esta circunstancia, la formación (uno de cuyos principales dirigentes, Albert Botran, es hoy diputado en el Congreso) subraya que «el terreno está abonado para el despliegue de un proyecto político de masas republicano, transformador y de ruptura». Y ese proyecto, añade, tiene «voluntad hegemónica».

Para llevarlo a cabo, cree que ha de acompañarse «de una renovada apuesta tanto en el hecho de reforzar las experiencias de autoorganización y movilización popular repartidas por el territorio como en la construcción de herramientas de institucionalidad de contrapoder republicanas democráticas, eficientes y representativas del conjunto del movimiento».

Se trata, en otras palabras, de llevar a la práctica uno de los esquemas promulgados por Gene Sharp para destrozar al Estado: crear instituciones paralelas, con las que se siembra el caos y se mina la credibilidad y la legitimidad de las instituciones democráticas. No hay que olvidar que Poble Lliure, contrariamente al posicionamiento oficial de la CUP, integra el Consell per la República, que preside Carles Puigdemont y realiza periódicamente llamamientos a apoyar este órgano virtual que solo existe sobre el papel.

La conclusión de Poble Lliure es que el soberanismo ha de trabajar y «articular una salida basada en políticas independentistas y de izquierdas huyendo tanto del falso regeneracionismo del régimen (nuevos Pactos de la Moncloa) como de la involución ultraderechista». Como táctica para enfrentarse a la actual situación, propone que la CUP asuma «responsabilidades de liderazgo en la construcción de este proyecto de masas».

Implementar el 1 de octubre

De la misma manera, el Front Nacional de Catalunya (FNC), ha pedido al gobierno de Quim Torra que desobedezca «al Gobierno del Estado español para desplegar un plan de ayuda y de recuperación social, tanto psicológica como económica. Pedimos que se implemente la República Catalana votada el día 1 de octubre del 2017 de manera que Cataluña pueda gestionar sus recursos». El FNC afirma, siguiendo la estela de Torra, que «hoy, el confinamiento es un deber patriótico y también lo es la participación en las redes de solidaridad y la actividad laboral de aquellos sectores necesarios ante esta crisis».

También el extremista Moviment Identitari Català (MIC) cree que los catalanes deben «salir a la palestra para reemprender el camino iniciado por Nosaltres Sols en los años 1920-1930, el cual consideramos hoy abandonado por los vanguardistas de la política catalana». Nosaltres Sols era un grupo terrorista de hace un siglo que llegó a atentar contra el rey Alfonso XIII. Tras la crisis, este grupo minoritario (pero con mucha visibilidad en Cataluña) afirmó que «ha quedado patente una vez más que un Estado Catalán sería más resolutivo a la hora de gestionar una pandemia como la que padecemos que no el estar dentro de un Estado en total descomposición».

Este grupo es el que cada mes de abril hace desfilar a sus activistas con uniformes paramilitares en recuerdo de los sangrientos hermanos Josep y Miquel Badia, dirigentes independentistas (Miquel llegó a ser el responsable de orden público de la Generalitat) del siglo pasado que fueron abatidos a tiros por un comando de la FAI en abril de 1936. En esos homenajes han llegado a participar desde Quim Torra hasta el mismo Oriol Junqueras. Los actos previstos para el próximo 26 de abril han sido aplazados debido a la pandemia.

Incluso la plataforma Sindicalistes per la República (SxR) difundió este sábado un cartel que representa a una familia con mascarillas y un lema explícito: «Tenemos más ganas de salir de España que de casa».

 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL