Pero Rivera ha resistido. La presión sobre el presidente de Ciudadanos no ha sido cutre, ni tan siquiera descarada; ha sido, como la definen los propios protagonistas, una “terapia de convencimiento” que ha resultado baldía. Nada que hacer. Durante meses, los jefes del IBEX, que durante años han cuidado a Rivera como su niño mimado, como una alternativa apta para todo servicio, ya sea para la izquierda o para la derecha, le han pedido reflexión y abstención (con Sánchez) y hasta, en el mejor de los casos, coalición. Nada que hacer. Rivera no se ha gastado mucho, esa es la verdad, en responder al latazo: “No estamos aquí -ha repetido- para hacer a Sánchez presidente”. Su leal acompañante Villegas, de los que ya no moran muchos en el partido naranja, ha llevado a consideración de los insistentes, no sólo negativas, sino también datos.
Eran estos: al parecer Ciudadanos todavía conserva un 51 por ciento de fidelidad entre sus votantes, cuatro millones y medio de españoles en el pasado abril. En un escenario general en que los electores son “más versátiles que Rosa Díez”, según dice un alto ejecutivo del PP, esa mitad larguita de devotos no está nada mal. A Villegas le parecen decisivos y además tan gratificantes como el 8 por ciento de los votantes que se arrimaron a Ciudadanos en la última semana de la pasada campaña. Si hay que creer a Ciudadanos, cuando éste se inició el partido tenían asegurados únicamente dos millones y medio de sufragios, poco menos de la mitad de los que luego en el Dia D introdujeron en la urna la papeleta de Rivera y asociados. La versión y hasta la consigna oficial en Ciudadanos es que “Nosotros, como los toros bravos, nos crecemos en el castigo y siempre abochornamos al final a los gestores de encuestas de toda condición”. La última de La Voz de Galicia les pronostica sin embargo un desastre espectacular. Esto en el día en que Rivera reúne a su nueva Ejecutiva con insurrecciones en el País Vasco, en Galicia, en Baleares y Andalucía. Podría ser esta mañana la última oportunidad para el ‘España Suma’ pero, amigos de la derecha, voluntarioso secretario Egea del PP, perded, como Dante, toda esperanza.
Los prebostes del IBEX también a estas horas están prohijando a algún otro de los púberes políticos que pretenden gobernarnos. Pero en Ciudadanos no guardan demasiado afecto a sus otrora mecenas. Piensan, como en el PP y quizá en Vox no se crean otra cosa, que aquí, en España, empresarios lo que se dice empresarios existen pocos, la mayoría que están acodados en las organizaciones institucionales no son más que ‘aprovechateguis’ subvencionados, como les suele ridiculizar uno de los pocos que no maman de la ubre siempre caprichosa del Estado. Funcionarios en suma. En esta tesitura estos elegidos del IBEX y su cohorte de ejecutivos estarán encantados si acaece la sorpresa y Sánchez se tiene que marchar a las tinieblas exteriores de las que, por cierto, nunca debió salir. Gozosos se quedarán si del vuelco se produce pero, mientras tanto, no se mojarán ni una gota en la ducha de la política. Ni una gota. A Rivera le afean su persistente ufanía y su incapacidad para pactar. Rivera ya no es su chico. Ahora les gusta Casado porque -aseguran- es más fiable. Pero, vete tú a saber que harán si a las once de las noche del 10 de noviembre Sánchez vuelve a ganar. Quizá serían los primeros, tras los paniaguados del gurucillo Redondo, en correr raudos a La Moncloa.
FUENTE: OKDIARIO