Aún quedan semanas para conocer los nombres de los miembros del próximo Consejo de Ministros. Para empezar, habrá que ver los acuerdos que logre cerrar Pedro Sánchez para ser investido presidente y saber si va a formar o no un gobierno de coalición con Podemos. Pese a ello, el líder del PSOE ya perfila su futuro Ejecutivo. Y aunque no pretende acometer una gran revolución, sí incluirá cambios sustanciales.

Según reconocen al Confidencial Digital dirigentes nacionales del PSOE, en Moncloa y en Ferraz se da por hecha la salida de algunos integrantes del actual Gobierno, además de la del candidato socialista a las europeas Josep Borrell.

Para empezar, dos de las ministras con más peso en el Ejecutivo, y muy próximas a Sánchez, podrían abandonar el Gobierno. Se trata de Carmen Calvo y de Margarita Robles, vicepresidenta y ministra de Defensa, respectivamente.

Ambas son, en estos momentos, las que más papeletas tienen para convertirse en la futura presidenta del Congreso: “Si no pactamos la cesión de ese puesto con Podemos, o incluso con Ciudadanos, la idea es que la Cámara sea presidida por una mujer y que, si procede del actual Gobierno, mejor”.

Las dos candidatas, explican las fuentes consultadas, “encajan a la perfección en el cargo”. Son juristas y, en el caso de la vicepresidenta, “doctora en derecho constitucional”.

Carmen Calvo cuenta incluso con más opciones que la ministra de Defensa, ya que “lleva diez meses negociando desde Moncloa con los partidos y esa experiencia es fundamental para presidir el Congreso”.

Montero, nueva vicepresidenta

De confirmarse el nombramiento de Carmen Calvo como presidenta del Congreso, su puesto en el Gobierno quedaría vacante. Pero Pedro Sánchez ya tendría en mente el nombre de su sucesora: María Jesús Montero.

La actual ministra de Hacienda “ha ganado muchos enteros” dentro del Ejecutivo en estos últimos meses. Tanto por su trabajo en el Ministerio como por su “lealtad” al partido durante esta campaña, cuando pidió expresamente ser incluida en las listas –no como Nadia Calviño, por ejemplo.

Las fuentes consultadas destacan además que Montero ha aceptado ir a todos los debates que se le han pedido durante la campaña. De hecho, afirman, “es la que más ha dado la cara”.

Por otro lado, antes de la disolución de las Cortes “echó el resto” para intentar aprobar los Presupuestos: “Ella los hizo, los presentó y los defendió, además de pactarlos con Podemos, Compromís, y el PNV”. El objetivo de Sánchez es volver a presentar esas cuentas cuando sea reelegido presidente, y con Montero de vicepresidenta, “se daría un nuevo impulso” al proyecto de Ley.

Montero es, por último, la pieza con la que cuenta Pedro Sánchez para liderar el PSOE andaluz, una vez que logre derrocar a Susana Díaz. Su nombramiento como vicepresidenta del Gobierno supondría un espaldarazo decisivo para su imagen ante toda Andalucía, donde podría desembarcar de aquí a un año como nueva ‘baronesa’ y mano derecha del líder socialista en la región.

La única pega que algunos analistas ven a este movimiento es el propio carácter de Montero, volcánico y vehemente. Algo poco adecuado para el puesto de número dos del Ejecutivo desde donde se deben fraguar muchos consensos, también con otras formaciones políticas.

Nadia Calviño no está confirmada

El ascenso de Montero a número dos del Gobierno implicaría un incremento de sus atribuciones e, incluso, estar al frente de un súper-ministerio económico, por lo que el futuro de Nadia Calviño se presenta incierto.

La actual ministra de Economía, que en principio aceptó entrar en el Gobierno como trampolín para ser comisaria europea, ha visto cómo el candidato de Sánchez para ese puesto es Josep Borrell. Además, se distanció del presidente al criticar un adelanto electoral que frenaba un proyecto económico diseñado para su desarrollo a medio plazo.

Ahora, con 123 escaños, el PSOE puede gobernar establemente durante los próximos 4 años y Calviño ve opciones de materializar todo el trabajo realizado desde junio del año pasado. No obstante, Sánchez no las tiene todas consigo, y un nombramiento de Montero como vicepresidenta podría jugar en su contra.

Dolores Delgado quiere seguir

Otra ministra cuyo futuro es algo incierto es Dolores Delgado. La actual titular de Justicia protagonizó una importante polémica cuando salió a la luz su relación con el comisario Villarejo. El escándalo estuvo a punto de costarle el puesto. Tal fue la presión que llegó a presentar su dimisión a Pedro Sánchez.

Sin embargo, pasados los meses, Delgado desea ahora mantenerse en el cargo, según fuentes cercanas a la ministra consultadas por ECD. Para ello, ha iniciado una campaña personal dirigida a convencer a Sánchez de que le conviene repetir al frente de Justicia.

Delgado y su equipo se han propuesto, de aquí al 26 de mayo, cuando el PSOE comenzará a negociar el futuro Ejecutivo, ‘vender’ a Sánchez los logros obtenidos por la ministra. Según las mismas fuentes, Delgado hará hincapié en dos temas que a su juicio han sido fundamentales: la recuperación de la memoria histórica y las políticas de género.

Pondrá en valor ante el presidente y su equipo la identificación de los cadáveres del bando republicano abandonados en fosas comunes, la implantación del día del exilio y la creación de oficinas especiales de atención para las víctimas de violencia machista.

Irene Lozano o Albares, a Exteriores

Lo que sí es seguro, más allá de estos posibles cambios en el actual Ejecutivo, es el relevo de Josep Borrell al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su candidatura europea provocará su salida del Ejecutivo en las próximas semanas.

Para sustituirle, en Moncloa y en el Ministerio empieza a sonar con fuerza un nombre que ya pertenece al organigrama de Exteriores: Irene Lozano.

La actual secretaria de Estado para la España Global es una persona de la absoluta confianza de Pedro Sánchez y ha aprovechado estos meses en el cargo para conocer cómo funciona el Ministerio desde dentro. Además, como Dolores Delgado en Justicia, cuenta con un equipo de asesores y responsables de comunicación que la están promocionando, tanto a nivel interno como externo.

El de Lozano, sin embargo, no es el único nombre que suena para sustituir a Borrell. También el actual secretario general de Asuntos Internacionales del gabinete de Presidencia, José Manuel Albares, es firme candidato a suceder a Borrell.

Aunque tiene menos peso político que Irene Lozano, cuenta con más pedigrí y galones para ocupar el puesto. Diplomático de carrera y asesor de Sánchez en todo lo referente a Exteriores, Albares se ha ganado en los últimos tiempos la confianza del Presidente. Le acompaña en todos sus viajes internacionales y ha sido una persona clave en las negociaciones del Brexit. Su nombre cotiza al alza tanto en Moncloa como en el Ministerio.

La posible entrada de Podemos

En las cábalas de Pedro Sánchez se mantiene la apuesta por un Gobierno monocolor. No obstante, si se viera forzado a incluir a representantes de Podemos en su próximo Consejo de Ministros, los planes que está barajando el presidente no se verían alterados.

Así, situar como vicepresidenta a Montero supondría tener control absoluto sobre la política económica del Gobierno, para frenar cualquier exigencia más populista de Podemos.

La que tendría su futuro más complicado sería Dolores Delgado. Pablo Iglesias ya exigió en su día su dimisión: no olvida su comida con Villarejo, uno de los cabecillas de las “cloacas del Estado”. Además, podría exigir el nombramiento de Victoria Rosell para Justicia, tal y como planteó hace cuatro años.

En todo caso, en el PSOE se apuesta por diseñar un “gobierno propio”, sin entrar en disputas de puestos y nombres con Podemos. Si después es preciso apostar por un Ejecutivo de coalición, “ya se verá”.
 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIALDIGITAL