Los nombramientos del Gobierno de Juan Manuel Moreno en Andalucía han reabierto las heridas en el PP y disparado la tensión entre ‘sorayistas’, aupados al núcleo duro del gabinete andaluz, y ‘casadistas’, relegados incluso de los segundos escalones. La incorporación de Antonio Sanz, exdelegado del Gobierno y hombre fuerte del PP de Arenas durante años en Andalucía, como viceconsejero de Presidencia destapó la caja de los truenos. Desde Génova movieron rápidamente ficha para desalojarlo de la presidencia del PP de Cádiz y postular al senador y alcalde de Vejer, José Ortiz, el principal baluarte del ‘casadismo’ en Andalucía. Sanz fue además el coordinador de la campaña de Soraya Sáenz de Santamaría en Andalucía, que arrasó en esta comunidad.
El movimiento interno, avanzado por este periódico, condujo a un choque que rápidamente Moreno ordenó parar y que deberá resolverse en los próximos días en una Junta Directiva Provincial extraordinaria en las filas populares en Cádiz. El presidente andaluz admitió que Sanz debía dar un paso atrás y este informó de que había puesto su cargo a disposición del partido. Lo que no confirmó es que vaya a ser Ortiz quien tome las riendas.
Génova sí apuesta por ese nombre y desde la cúpula del PP andaluz dan otros como el del alcalde de Algeciras y senador José Ignacio Landaluce o el de la diputada Ana Mestre. «La batalla en el PP de Cádiz va a ser a tumba abierta», admite un veterano. Detrás está la pugna del último congreso. A Casado los fieles de Moreno le recuerdan que él no lo integró en su equipo y defienden que el presidente andaluz puede ahora mover los peones a su antojo. Sin embargo, Moreno se muestra, por su propio carácter, que rehúye las disputas internas, mucho más templado que otras voces de su entorno.
Pese a la evidente tensión, todos recuerdan que no es conveniente hacer ruidoa las puertas de unas municipales. Fuentes de Génova muestran además preocupación por la situación del PP de Cádiz, que quedó como cuarta fuerza política en las últimas autonómicas y que extrapolando esos resultados en unas generales «no obtendría más que dos diputados y ningún senador». Según trasladan desde el PP, Sanz ya se comprometió a dejar la presidencia del partido cuando asumió la delegación del Gobierno y no lo hizo. También trasladó ese compromiso a Génova, indican desde el PP, cuando lo designaron senador y le ofrecieron la portavocía de la comisión de Interior.
Ortiz, «el autoproclamado»
Su incorporación al Gobierno de Moreno ha sido definitiva para que Génova mueva ficha y fuerce su salida del PP gaditano. En la dirección del PP andaluz, sin embargo, bromeaban con que Ortiz, el referente del ‘casadismo’ en Andalucía, se había «autoproclamado al estilo de Guaidó en Venezuela» y dejaban claro que será Moreno quien diga quién toma las riendas del PP de Cádiz. En este gesto se medirá si el presidente del PP andaluz está dispuesto o no a plantar cara a Pablo Casado, lo que hasta ahora siempre ha evitado.
El PP ha puesto mucho empeño en pasar página del último congreso. Moreno y Casado tienen una buena relación, aseguran ambos cada vez que tienen oportunidad, y el PP recibió en su convención nacional al presidente de Andalucía como el gran barón del partido junto a Alberto Núñez Feijóo. Todo hacía pensar que el líder del PP andaluz iba a aprovechar los nombramientos de su gabinete para seguir cosiendo, superadas las tensiones de las últimas listas electorales. Sin embargo, no ha sido así. Los afines a Casado en Andalucía han sido relegados.
La sombra eterna de Arenas
Moreno admitió que había tenido manos libres para hacer su Gobierno y agradeció públicamente al presidente del partido la generosidad demostrada por no presionar con los nombres de los consejeros. Hizo un equipo a su medida en el que destacan nombres que han hecho con el presidente andaluz la travesía del desierto de los últimos años y otros directamente relacionados con Javier Arenas, a quien siguen atribuyendo mucho poder en Andalucía. «Nos han quitado espacio en el Parlamento al ajustarnos a los nuevos resultados electorales pero la única orden que dieron es que Arenas iba a seguir teniendo su despacho», cuenta un diputado del PP andaluz con asombro.
El PP tiene la presidencia de la Junta por su pacto con Cs y su alianza con Vox pero bajó a 26 diputados en Andalucía, el peor resultado desde la etapa de Gabino Puche en los 90. Génova trasladó, según fuentes del PP, que pese a haber alcanzado la presidencia del Gobierno era conveniente reforzar el partido para las próximas citas electorales e incluso insinuaron, confirman desde dentro del partido, que en Génova esperaban la salida de Loles López de la secretaría general y su incorporación al Ejecutivo para poder así facilitar un cambio de aires en el partido. No ha ocurrido así. López seguirá siendo número dos y asumirá la portavocía del Parlamento tras la incorporación al gabinete de Carmen Crespo.
Los de Cospedal, indignados
La elección de los consejeros también indignó a sectores del PP andaluz próximos a María Dolores de Cospedal. Nadie afín a Cospedal ha encontrado sitio. No hay que olvidar que a Moreno ya le habían preparado su entierro político y una gestora que iba a dirigir Juan Ignacio Zoido. La única persona de aquel equipo de Zoido que será viceconsejera es Ana María Corredera, una exdiputada que se mantuvo neutral en las primarias y que entonces ya trabajaba en la Diputación de Málaga a las órdenes de Elías Bendodo.
Bendodo es el hombre fuerte del Gobierno y quien aseguran que dirigirá todo desde San Telmo
Al consejero de Presidencia lo señalan dentro del PP andaluz como el hombre que más poder atesora. «En tres meses, Bendodo mandará en todo», aseguran quiénes lo conocen de cerca. Es inevitable la comparación con el papel que jugó en ese mismo puesto el todopoderoso Gaspar Zarrías a las órdenes de Manuel Chaves. Bendodo ha sido el responsable de fichar a Sanz como su número dos. Pero no es el único nombre de su equipo próximo a Arenas. La secretaria general de Administración Pública, Natalia Vielba, o la jefa de gabinete de Bendodo, Natalia López, acompañaron también a Sanz en la delegación del Gobierno. La consejera de Cultura, Patricia del Pozo, es otra reconocida arenista, como el viceconsejero de Fomento, el exdiputado Jaime Raynaud. «Elías (Bendodo) se ha encomendado a la gente de Arenas en Andalucía, el núcleo duro del expresidente es quien más ha influido en la composición del Gobierno», señalan quienes denuncian que no ha existido integración de quienes apoyaron a Casado en el último congreso. Gente del gabinete de Moreno como Nacho Díez o Pamela Hoyos también han tenido gran influencia.
La situación recuerda mucho a la que se vivió en el PSOE andaluz cuando Susana Díaz regresó a Andalucía tras perder las primarias. Entonces, Pedro Sánchez no tenía ningún cargo institucional y ella era presidenta de la Junta de Andalucía. Hizo y deshizo sin integrar a los ‘sanchistas’, que eran minoría en Andalucía, y pidió manos libres para no interferir en Ferraz a cambio de que nadie entrara en el PSOE andaluz. Una persona próxima a Moreno admite las similitudes entre ambas situaciones políticas, pero recuerdan una cosa:«Moreno es una persona que no tiene absolutamente nada que ver en su carácter con Susana Díaz». Y es verdad.