LOLA GARCIA

No va a ser una decisión tomada con la intención de que pase desapercibida en la canícula vacacional. Los indultos a los presos del procés llegaran antes de fin de mes –podría ser el martes que viene– y Pedro Sánchez va a asumir en primera persona su defensa, enmarcándolos en su “agenda del reencuentro” entre Catalunya y España. El creciente respaldo de diversos sectores, en particular los empresarios, a la medida hace pensar en el PSOE que se producirá una decantación progresiva a favor de los indultos que incluso puede servir para dejar a la derecha con el pie cambiado.

La Moncloa se está volcando estos días en Barcelona. Se aprovechó la inauguración de las jornadas del Cercle d’Economia a cargo del Rey para incluir la visita del presidente de Corea, lo que acabó facilitando una fotografía con el president Pere Aragonès, e incluso que una consellera de Junts acudiera a la cena de bienvenida. Hoy Sánchez cerrará esas jornadas y protagonizará en Barcelona una reunión con el presidente italiano Mario Draghi. Y el lunes volverá para defender los indultos y su agenda catalana ante 300 invitados en un acto en el Liceu bajo el título “Reencuentro: un proyecto de futuro para toda España”. La voluntad no es, precisamente, rehuir el asunto.

 

La escasa popularidad de la medida de gracia en buena parte de la opinión pública española hacía prever que se concederían de puntillas, pero la pedagogía parece que está surtiendo efecto. Al menos de momento. Los barones socialistas contrarios han mantenido un prudente silencio. Otros, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, se ha lanzado incluso a defenderlos. Y la derrota de Susana Díaz, a la que se presume en contra de los indultos, en las primarias del PSOE andaluz, refleja que ese factor no ha influido en la elección de los militantes.

 

La operación

El presidente explicará sus intenciones el lunes en un acto en Barcelona con 300 invitados

El viraje es fácilmente apreciable en la evolución de Felipe González, que empezó mostrándose contrario sin ambages, luego matizó que no los veía porque “no
se dan las condiciones” y ha acabado por aceptar que quizá haya que intentarlo. La digestión interna está siendo menos pesada de lo temido.

Tampoco la protesta de la plaza de Colón tuvo la contundencia de otras ocasiones y en el PSOE ven al PP descolocado con este asunto, ya que algunos sectores tradicionalmente proclives a los conservadores no han secundado la posición de Pablo Casado y, menos aún, la dureza con que la expresan otros dirigentes del PP como Isabel Díaz Ayuso. Así, la mayor parte del mundo económico catalán ha apoyado los indultos, pero también el presidente de la patronal española ha dicho que “si la cosa se normaliza, bienvenidos sean”. Los obispos catalanes también los respaldan y, de momento, no han sido desautorizados por ninguna otra instancia eclesiástica.

Todos estos factores permiten a Sánchez concluir que la decisión política más comprometida de su mandato podrá tomarla en un contexto menos hostil de lo que imaginaba. Incluso, bien presentada, puede servir para tratar de aislar a la derecha. De ahí la iniciativa del Liceu.

La evolución

Las opiniones de los barones socialistas contra la liberación de los presos se frenan

El presidente de la Generalitat aún no había sido invitado a esta conferencia al cierre de esta edición, aunque fuentes del Palau indicaron que Aragonès tiene ya llena su agenda del lunes. De todas formas, ERC no ve con malos ojos que Sánchez se implique al máximo en este asunto. Para los republicanos, sirve para abonar la tesis de que el diálogo, y no la “confrontación estéril”, da algunos frutos.

Sánchez, a su vez, espera garantizarse el respaldo de ERC a los próximos presupuestos y ya considera que la desinflamación se empieza a notar. Los socialistas recuerdan que hace dos años y medio el presidente celebró un consejo de ministros en Barcelona rodeado de manifestantes y hace uno, el Rey llegó a Barcelona en medio de altercados importantes.

Una vez se aprueben los indultos y los presos salgan de la cárcel, se producirá, en julio, la reunión entre Sánchez y Aragonès en la Moncloa. Ayer el jefe del Ejecutivo central ya recibió al presidente andaluz, que desde que ocupa el cargo aún no había sido recibido en la Moncloa. Recibir antes a Aragonès se habría interpretado como un gesto de desdén hacia Juanma Moreno Bonilla y Andalucía.

La oposición

El PSOE cree que más sectores respaldarán la medida y la derecha se quedará aislada

Aragonès le pedirá que se reúna cuanto antes la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, en julio. Pero en el Ejecutivo central se piensa más en dejarlo para el nuevo curso político. Las posiciones de ambas partes en la mesa son muy distantes. El independentismo pedirá la amnistía y un referéndum de autodeterminación. Y Sánchez no cederá en ninguna de las dos cosas. El ministro Miquel Iceta ya dejó caer hace unos días que la vía factible es trabajar en un rescate de los recortes que sufrió el Estatut. Algo muy lejos de las demandas del Govern.