El tremendo auge del uso de bicicletas y vehículos de movilidad personal (VMP) en las ciudades, normalmente patinetes y similares, ha sido tan destacado en apenas un par de años, que la comparativa de accidentes es tan espectacular que los peatones ya padecen las consecuencias y empiezan a sentir como se vulneran sus derechos ciudadanos. 

El motivo de este sobrecogedor aumento hay que buscarlo no solo en que cada vez hay más patinetes eléctricos en la calle, sino también en que el «boon» del uso de los vehículos de movilidad personal ha pillado a los Ayuntamientos en «standby», sin unas ordenanzas de movilidad que contemplen su uso y digan por dónde han de circular. Eso provoca que muchos conductores de patinetes decidan circular por los carriles bici, pero también los hay que discurren por calzadas o incluso por aceras. Algo inexplicable e incomprensible para la mayoría de los ciudadanos que entienden y exigen que bicis y patinetes habrán de discurrir por carriles bici y a una velocidad regulada y controlada, nunca podrán ir por las aceras, zonas peatonales ni pasos de cebra.                                                                                                                                        

En pocos meses su presencia se ha multiplicado, gracias a su sencillez de uso, comodidad y versatilidad. De momento se mueven en una especie de limbo supuestamente legal, pero ante el masivo desembarco de estos artilugios, los ayuntamientos habrán de hilar fino y regular rápido.                                                                                                                                                              

Llegaron sin hacer ruido, y de la misma manera están conquistando las urbes y «arrinconando a los viandantes», han comenzado a colonizar las calles a velocidad de vértigo. Han pasado de cientos a miles y el fenómeno parece ya imparable. Para muchas personas son los aliados perfectos para sus desplazamientos diarios, sin tener que sufrir los atascos, sin las esperas del transporte público y sin sudar la camiseta. Pero lo cierto es que en la actualidad circulan en una especie de limbo administrativo. Hay que acabar con la inseguridad jurídica de sus usuarios y, sobre todo de los peatones, en especial nuestros mayores, que con el miedo en el cuerpo pasean con algún disgusto accidental y a merced de la clemencia o profesionalidad de las fuerzas del orden.

Todo apunta a que su regulación se basará en que son medios de transporte, por lo que el uso deportivo y acrobático solo se permitirá en zonas específicas. Como medio de locomoción, se les permitirá el carril bici, y sería de imprudentes autorizar su uso por aceras y zonas peatonales. En principio todos los nuevos dispositivos podrán circular por el carril bici como vehículos de movilidad personal (VMP), es decir patinetes eléctricos, (escúteres con o sin sillín), patinetes de tracción humana, patines, monopatines (eléctricos o no), hoverboard (tabla de uso recreativo), los Segway (de uso turístico)y los monociclos, se entiende que nunca podrán usar las aceras. Los usuarios de estos artilugios parecen tener claro que han de circular por el carril bici, por lo que consideran “muy injusto” que todavía no esté legalizado su uso, por lo que las distintas asociaciones piden una mayor celeridad a la Administración para acabar con la incertidumbre existente. Lo de circular por las aceras se entiende inviable porque el conflicto con los peatones sería inevitable, como ocurre con las bicis, los patinetes suelen alcanzar velocidades de 25 km.h, aunque existen ya algunos escúteres eléctricos con asiento capaces de doblar esa velocidad, por lo que es absolutamente imprescindible la exigencia de un seguro de responsabilidad civil y placa identificativa para todos los VMP y bicis.     

 

 

EDITORIAL MURCIA TRANSPARENTE