Con una mezcla de manifestaciones de júbilo y de tristeza, el Reino Unido puso fin esta medianoche a 47 años de pertenencia a la Unión Europea (UE) y se adentró en un incierto periodo de transición de once meses en el que debe negociar una nueva relación con el bloque comunitario.
Tres años y medio después del referéndum en el que el 51,9% de los votantes optaron por el Brexit, el primer ministro, el conservador Boris Johnson, proclamó en un discurso el «amanecer de una nueva era»en la que espera cerrar las heridas abiertas en la sociedad británica.
La división que ha dejado una crisis política que domina la actualidad en el país desde 2016 se hizo palpable en las horas previas a la ruptura, en las que las celebraciones de los euroescépticos convivieron con silenciosas vigilias de aquellos que lamentan la ruptura.
«Para mucha gente este es un extraordinario momento de esperanza, un momento que pensaban que nunca llegaría. Hay muchos, por supuesto, que tienen una sensación de ansiedad y pérdida», admitió Johnson, que recalcó que el Brexit es el camino «democrático» a seguir y su Gobierno ha «obedecido» a la mayoría.