REFLEXIONES DE UN ESPAÑOL QUE PIDE UNA REVOLUCIÓN TRANQUILA

 

 

 
ESPAÑA ofrece, celebradas las elecciones preparadas con el mayor despliegue de medios visibles e invisibles -soterrados diríamos en Murcia, divino tesoro- uno de los espectáculos de máximo riesgo de trapecistas para la supervivencia de una de las grandes potencias medias superando la emergencia, histórica y occidental, se inició la fiesta, insistimos una vez más, con la creación y fundación primera del llamado ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS, único modelo global conocido, salvo en las selvas africanas y en la Amazonia americana. Pero si este error histórico, calculado fríamente, ha sido fatal, casi al mismo nivel ha venido funcionando, paralelamente, la LEY ELECTORAL, la martingala y doble arma que ha favorecido y beneficiado a los partidos regionales, nacionales, separatistas y hasta locales como en Bollullo del Condado. Cuando lo pusieron en movimiento, Alianza Popular-PP, la disuelta UCD, socialistas, comunistas y «nacionalistas» vascos y catalanes, previo pacto de cama redonda, creyeron en su infinita prepotencia e impunidad los cuatro grandes y luego potenciado por los bipartidistas, creyeron que habían hecho un magnífico negocio político en aquellos días de gloriosas locuras y prisas, que escondían unas inmensas ambiciones, desbordadas.

 

 
Luego, algunos, comprendieron que era tarde para rectificar el engaño, hasta el pasado jueves cuando nos llevamos las manos a la cabeza del error, el inmenso error cometido. INÉS ARRIMADAS aventajando a Carlos Puigdemont y a Junqueras en doscientos mil votos, solo pudo sacarles dos y tres escaños  de ventaja, en el Parlamento, rozando la mayoría absoluta con socialistas y peperos, los constitucionalistas padres y madres. En el amanecer de nuestra Democracia de Oro, paraísos fiscales, sueldos de plata y orgías filibusteras, los comunistas de Santiago Carrillo, tan astuto, fueron, al parecer, los primeros que se dieron cuenta que habían caído en una trampa dado que sacando tres veces más votos que los regionalistas obtenían menos escaños. Una emboscada que estamos pagando todos los españoles, infelices de nosotros y pagadores de tributos brutales en verbenas. De entre las 28 naciones de la Unión Europea, nosotros nos hemos colocado en el séptimo lugar en pagamentas para pagar de todo, incluso las 48 elecciones celebradas hasta hace unos días en el condado catalán, desde que falleciera el caudillo penúltimo, y a una tropa que va de fracaso en fracaso, cuando pudiéramos o deberíamos ir mejor. La deuda del Estado asciende al billón de euros, algo más creemos nosotros.
 

 

Rajoy, el líder más optimista del mundo occidental y cristiano, que nunca miente, jura que el país va bien, orgulloso de su gestión, navega bien y pronto a todo trapo, a la espera de un futuro de cine ¿ comedia, ciencia ficción, drama o del oeste americano propiedad de Trump y sus vaqueros?. La reelección de una mayoría de fuerzas independentistas, en escaños, que no en votos, nos llevaría a entregarnos al pesimismo del colectivo nacional de no ser por la  hazaña protagonizada por CIUDADANOS, Albert Rivera que supo elegir correctamente a Inés Arrimadas, que se ha convertido en la candidata más votada de Cataluña, a pesar de esa nefasta Ley Electoral, caciquil y antidemocrática que inventaron los que se les hacia tarde para tocar moqueta.
 
 

 

 

 

 
La formación naranja ha señalado un camino de renovación profunda, reformas sólidas y creíbles y programas social-liberal, de los que deben tomar buena cuenta la cúpula del PP dirigido por su casi permanente vieja guardia desde la época de Aznar hasta llegar al banquillo de Fraga, a escala nacional, regional y local, mas el peso irresponsable de los tremendos fallos éticos, por llamarlos de forma cariñosa, que ocasionaron algunas purgas entre los que exigían mano dura, como sufrimos y se escenificó en la región murciana utilizando argucias repelentes. La Ley del más fuerte que inventó e impuso el monarca francés Luis XIV pronunciando aquella frase propia del absolutismo, ahora dictaduras, de que «el Estado soy yo» caída en desuso en una nación como España, pero se mantiene el polvo entre las rendijas del estado, del gobierno y los partidos políticos y sus líderes que no limpian más blanco. Una crisis insostenible en un país con un sesenta y nueve por ciento de gente joven que prepara sus maletas para huir no solo de la Cataluña , en la cuerda floja.
 

 

El resultado es para preocuparse. Tampoco el neosocialismo federalista de Pedro Sánchez ha podido enganchar a ellos y a otros millones, casi dos, de parados de larga duración, a pesar de los buenos consejos de Iceta, posiblemente algo histriónico que nos recuerda al gran humorista y charlista que es Moncho Borrajo. Para nada de bromas y postureo estamos los catalanes y el resto de los españoles, ahora mismo clavados en la duda y el escepticismo, divididos en dos bloques aquellos hermanos y desconfiados los que vivimos  por otras tierras asolados por la pertinaz sequía de agua, idea, proyectos y soluciones futuribles, y ese separatismo destructor al que prendieron fuego los Pablo Iglesias de rigor, perdiendo la ocasión de su vida de dirigir un partido de izquierdas-izquierdas, en aquel instante desafortunado de despedir de su equipo al joven ERREJÓN, partidario de hacer una oposición critica pero en las instituciones, pero no volando puentes, levantando trincheras y estableciendo lineas rojas, que hicieron imposible un gobierno Ciudadanos – Psoe – Podemos, sector pragmático y no relativista. Sumo al comunista arrepentido Alberto Garzón y señalo sus cartas. Error y perdida una ocasión equilibrada siguiendo una linea de lo que debe ser la nueva izquierda solidaria y patriótica, que no es facha, salvo en la Venezuela de Maduro. Pablo Iglesias debe renunciar y dejar que Podemos crezca como una fuerza política posibilista y constructiva.
 

 

No valen los comunismo radicales en la Europa libre. Son mundos distintos. Tan distintos y diversos pero formando una familia, dos y hasta tres. Es el estilo mafioso. La política catalana tiene unos rasgos bien definidos, es un régimen consolidado, como funciona en Andalucía o en la Región de Murcia con la diferencia que en Cataluña el dios de todos ellos es el dinero en cantidades masivas, controlando la región la gran «famiglia» de los múltiples Pujoles. Nada raro que Puigdemont haya vencido a Junqueras. La antigua Convergencia no ha dejado de existir. Es como una muralla. Siempre te devuelve las pelotas de los neutros de La Moncloa. Convergencia es también una secta derivada de la iglesia y sus monasterios o cortijos espirituales. Y sus medios de comunicación (sermones sectarios de Antonio Jiménez en la cadena episcopal 13 TV  intentando culpar a Cs incluidos), dentro y fuera de Cataluña.
 
 

 

 

 

 
El show vergonzoso de Puigdemont en Flandes lo explica casi todo entre las risas del periodismo internacional y la alegría de los financieros del trastornado catalán, que me temo, pudiera tener otra nueva ocasión para ocupar la presidencia de la Generalidad, llevado en procesión sectaria, ya confesados todos los catalanes con la aparición celestial. Ayer nos despertamos  con sueños de pesadilla y observamos que a nuestros pies se mantenía tendido el dinosaurio separatista que nació hace cuatrocientos años. Pensé, pobre de mi, que no se acaba el mundo, porque a pesar de nuestros políticos y sus partidos, no han podido destruir todavía a España, como reconocieron públicamente el canciller alemán Bismark y el premier Churchill, los dos grandes de Europa, que junto a los Adenauer, De Gasperi, De Gaulle, Willy Brandt, Olof Palme y los africanos Mandela, Abdel Nasser y el senegalés, poeta y político, Leopoldo Senghor, capaces de servir a sus países, anteponiéndolos a sus intereses personales y de partido. España puede salir del embrollo, tiene talentos y capacidades, y en este trabajo arduo y lleno de espinas, tenemos al rey Felipe VI que está dando ejemplo de lo que es capaz la nueva generación jóven de los digitales, sin olvidar que las soluciones no son cuestión de canas sino de saber o no saber estar en el momento adecuado. Llegarán más momentos  complicados, porque hay  locos sueltos situados estratégicamente en nuestras vidas, pero somos más lo que estamos dispuestos a resistir. YA SE SABE LO QUE DIJO CELA: «EL QUE SABE RESISTIR SIEMPRE GANA».
 

 

También Churchill cuando los nazis bombardeaban masivamente al Reino Unido: «Un loco no gana si hay cuerdos que lo impidan». Las frases deben ser mensajes inequívocos. No se debe tolerar jamás que la Constitución sea violada, pero los errores se deben pagar. En estos días amargos hay que dejarlo bien claro, para evitar más tropiezos, que el PP, sus dirigentes, han sufrido un descalabro electoral y nadie de ellos debería maquillar la realidad por dura que sea, porque hay que aclarar que los fallos han llegado demasiado lejos hasta el punto que los populares catalanes no podrán siquiera constituir su grupo parlamentario, una derrota sin paliativos y la necesidad de que Rajoy corrija a los que  han empezado a provocar a Ciudadanos, a Albert Rivera y a Inés Arrimadas, a los que culpan del desastre de un PP que necesita una refundación urgente, no mañana, sino desde hace  tiempo, cuando el humo advertía que había incendio y se quemaba el monte , que desde luego no es propiedad de unos pocos. Culpables los hay, que le pregunten a los jueces y fiscales.
 
 

 

 

 

 

 

JOSE JUAN CANO VERA