La última batalla de la política española se disputa en Murcia y está en juego el pin parental. El Gobierno remitió ayer un requerimiento a la Región de Murcia para que anule las instrucciones que dio a sus centros educativos en las que ordenaba informar a las familias sobre cualquier actividad complementaria que fuese a impartirse por personal ajeno al centro, una información que los padres tendrán en cuenta para decidir si sus hijos participarán o no en, por ejemplo, charlas o talleres sobre sexualidad.

Esta capacidad de decisión de los padres es lo que se conoce como pin parental, y fue abrazada por la Consejería de Educación de Murcia, en manos del PP, como parte del acuerdo al que llegó con Vox para aprobar unos nuevos presupuestos en una comunidad en la que gobierna en coalición con Ciudadanos.

En la Moncloa creen que no corresponde a los padres decidir sobre este asunto y que el pin parental vulnera «el derecho a la educación» de los alumnos, por lo que en caso de que el Gobierno murciano no atienda al requerimiento, acudirá a los tribunales. «Responderemos con contundencia», aseguró ayer la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, «vía administrativa o judicial, cualquier intento del PP, Vox o Cs de vulnerar el derecho a la educación». El Gobierno de coalición denuncia que conceder esta facultad de «veto» es «ilegal» ya que no están en cuestión las actividades voluntarias, sino las «complementarias, aquellas que determina el centro educativo y que aprueba el consejo escolar, y que forma parte de ese tronco que es de obligado cumplimiento», dijo la titular de Educación, Isabel Celaá, que acompañó ayer a María Jesús Montero en su debut como portavoz tras la reunión del Consejo de Ministros. «No podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres», añadió. «Podríamos llegar al absurdo», mencionó, poniendo de ejemplo el comportamiento de los antivacunas.

Junto a la portavoz del Gobierno y a la ministra de Educación también compareció otra Montero, en este caso la de Podemos, Irene, quien anunció que como titular de Igualdad solicitará sucomparecencia en el Congreso en el marco de la Comisión del seguimiento del Pacto de Estado contra la violencia machista al entender que el pin parental murciano supone «una clara ruptura» de uno de las últimos grandes consensos que se adoptaron en la Cámara Baja, a pesar de que su grupo político fue el único que se desmarcó con una abstención. «Los hijos e hijas de padres y madres machistas tienen el mismo derecho a ser educados en valores igualitarios: en libertad y en feminismo», defendió.

Respuesta de Génova

El presidente del PP, Pablo Casado, ha reaccionado a la polémica tuiteando: «Mis hijos son míos y no del Estado, y lucharé para que este Gobierno radical y sectario no imponga a los padres cómo tenemos que educar a nuestros niños». «Saquen sus manos de nuestras familias», ha añadido. Además, el partido dará vía libre a las autonomías para aplicar esta medida, si quieren. Y es que Vox está presionando a las autonomías del PP con que no les aprobará los presupuestos si no aplican la censura parental en los centros.

 ¿Qué es el pin parental?

Por pin parental se entiende la facultad de los padres de los alumnos de estar al tanto de las actividades que imparta personal ajeno al centro educativo, como charlas sobre sexualidad o cuestiones morales, para decidir si sus hijos deben o no acudir a ellas. Funciona en Murcia, en donde Vox presionó al PP para aprobar los Presupuestos, y por el mismo motivo amenaza con extenderse también a Madrid. Los populares sostienen que son horas «extracurriculares», y que los padres tienen «derecho» a decidir; la ministra Celaá dice que son curriculares.

María Jesús Montero exhibe seguridad y contundencia en su debut como nueva portavoz del Gobierno

María Jesús Montero debutó ayer como portavoz del Gobierno. Tal y como avanzó La Voz en su día, era la favorita para relevar a Celaá al frente de las ruedas de prensa de los viernes, que a partir de la próxima semana se moverán al martes. Sánchez quería premiar a la titular de Hacienda por su trascendental papel para que el acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos llegara a buen puerto. Su entendimiento con los más altos dirigentes de la formación morada también era un plus para convertirse en la cara visible del primer Gobierno de coalición. Y tampoco conviene olvidar que la sala de prensa de la Moncloa supone un escaparate magnífico para dar visibilidad a la que Sánchez tiene en mente para liderar la reconquista de Andalucía; y ya puestos, sacarse de en medio a Susana Díaz.

Montero entró en la sala acompañada precisamente de su antecesora en el cargo, Isabel Celaá, que bromeó a su llegada con los periodistas que habitualmente cubren la información del Gobierno diciendo que no era tan sencillo librarse de ella. Celaá compareció en calidad de ministra de Educación para atender a las cuestiones relacionadas con el pin parental en Murcia.

Sin duda son dos estilos diferentes para llevar la portavocía. Montero demostró ayer que no le falta seguridad y contundencia para despejar todos y cada uno de los muchos balones que llegan con peligro en forma de preguntas de los periodistas. Un central a la vieja usanza: al corte rápido y duro; nada de hacer prisioneros. Despejar la pelota lejos, sin importar muy bien dónde. ¿Al quinto anfiteatro? No pasa nada; lo importante es que no pase. Y si procede, meterle el dedo en el ojo al rival, es decir, a la oposición, que atiende desde sus casas a través del televisor. Celaá era más de intentar salir con la pelota jugada, lo que muchas veces le acababa costando disgustos.

Ayer también fue el debut de la otra Montero en el «Consejo de Ministros y Ministras», Irene, que entró a la sala observando con detalle todos sus rincones, como preparándose para una emboscada. Tuvo la fortuna que finalmente no le llegó mucho peligro por su banda, y el poco que apareció, contó con la cobertura de la expeditiva María Jesús.

 

Fran Balado