ESPAÑA, ESE SUBURBIO DE EUROPA

 

Se abre más la brecha catalana y la mayoría silenciosa del pueblo español no entiende para nada que la JUSTICIA DE NUESTRO ESTADO DE DERECHO se aplique y se dicte por un Juez Regional alemán que no sabemos de qué pie cojea y qué piensa, y quizás tampoco sepa en donde está situado nuestro país. Sería como que, el  juez murciano señor Templado, con todo respeto, decidiera qué hacer con un peligroso político nazi que refugiado en la playa de Mazarrón, ha encabezado una revuelta populista sin violencias afirma intoxicado con heridos y contusionados y desafiado al Gobierno de la señora Merkel porque el nazi soberanista trata de que Baviera logre la independencia, ha convocado un referendúm ilegal en el land social-cristiano con la colaboración visible e invisible de diecisiete mil policías alemanes de la citada comunidad autónoma encabezados por sus mandos militares y civiles. Si el juez Templado, que no cometería, seguro, ese error de bulto y trágala,  pusiera al nazi separatista en libertad con una fianza para atracador de segunda. La bofetada a la Justicia, a los jueces y fiscales y sobre todo al Gobierno de Rajoy no tiene precedentes en la Unión Europea, y no tiene porque se nos trata en  Bruselas, Luxemburgo y naciones supuestamente aliadas del norte como un suburbio, pero se nos trata así, escribimos hace dos meses, porque  el Estado y el Gobierno y todos los partidos de este país nuestro han carecido y carecen de una política exterior firme, adecuada y con voz en todos los foros internacionales, desde los años de Felipe González. Y el juez alemán ha decido salir como héroe mediático, ha dicho que en España está lloviendo cuando se están meando sobre una nación que ha perdido credibilidad. Seguramente o probablemente el juez teutón ha oído hablar mucho y mal de la corrupción lampante, que el Parlamento es una jaula de grillos y que la oposición es un conglomerado de siglas de la extrema izquierda que apoya a Puigdemont que actúa como un consumado actor victimísta que cuenta con la ayuda calculada de potencias extranjeras, incluso de la ministra alemana de Justicia que acaba de decir algunas sandeces de analfabeta.

 

 

Se ha judializado la política española hasta extremos enfermizos desde los años de la corrupción socialista, la prepotencia aznariana y las tontunas buenistas zapateriles. Error de libro, porque la política es una epidemia en el mundo estrecho de la judicatura, la fiscalía y los letrados. Se huele a distancia. No tenemos estadistas para resolver políticamente graves problemas políticos. La crisis o la revuelta catalana se ha enquistado y ya huele a tumor anal. Los tertulianos, los sumos sacerdotes, las mentes calenturientas del clan de los peperos no saben por donde tirar y la extrema izquierda se divierte con sus fuegos artificiales celebrando que España está en un mal trance, y los socialistas, divididos hablan de una España Federal ya fracasada en dos ocasiones, con participación murciana casi a finales del siglo diecinueve. Hicimos el ridículo internacional y seguimos por el mismo camino. Nos  bombardeaba un loco cantonal y ahora un desquiciado payés de la clase de Trump o Maduro.
¿Soluciones? Varias, pero debemos tener en cuenta en todo momento que Puigdemont es la prueba del nueve que cuando se legisla para proteger a los malos, a los delincuentes en serie y a los golpistas, al final ganan los malos. En Murcia está ocurriendo en otros ámbitos insólitos. Está claro que las legislaciones europeas, tan garantistas, son una cueva de sinverguenzas y paraísos fiscales en manos de sus más altas autoridades, y que este sujeto estrafalario esté en libertad demuestra la fragilidad de las soberanias nacionales.  Jamás nos dicen expertos juristas, el Estado del Derecho de España puede depender de jueces y fiscales extranjeros como el tribunal de Schleswig-Holsteis, un estado de una Alemania en donde la extrema derecha aumenta a velocidades vertiginosa.

 

 

Icéta, el líder del socialismo catalán ha propuesto un Gobierno de concentración, que, verdes y con asas, pasaría a ser presidido por el él y no por Inés Arrimada, ganadora de las últimas elecciones catalanas. Existe una fórmula que crece día a  día, que sería como algo natural, celebrar un referendúm nacional, para que el español decida, pero entre tanto el golpe bajo de unos jueces alemanes debiera servir de acicate para que el Estado se rearme dentro y fuera de nuestras fronteras, tensionando al máximo, como hizo Grecia negociando su rescate con los tíos negros del maletin. Empezando por retirar su embajador de la  Unión Europea y en Bruselas. La política de los cañones diplomáticos que manejó perfectamente el genio Churchil, la tenemos descartada ya que la politica española del último siglo y medio jamás tuvo un talento, un hombre de Estado. Solo mediocres, corruptos y golpistas de todos los colores. La Generación del 98 perdió las colonias. La Generación bárbara del 2008 nos ha introducido en el furgón de cola del tren europeo, y nos han humillado.

 

Crecen los escépticos no populistas, sino los que admiran a la Europa romanizada, pero en España, se dice, como Angel Ganivet en su IDEARIUM español una frase altamente polémica:»Noli foras ire, in interiores HISPANIAE habitad veritas». Pero la suerte está echada, pero quien sabe si mañana también, señora canciller, porque el problema no es solo español. Nueve regiones europeas hacen cola.Y hay que encontrar la vacuna contra la gripe independentista.

 

 

 

MURCIA TRANSPARENTE