Según han confirmado a Público fuentes próximas a la investigación, muchos de los autores del bombardeo fueron homenajeados, premiados y ascendidos por las autoridades democráticas italianas tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho, varios de ellos aún dan nombre a calles y plazas de ese país. Ese listado podría ser aún mayor: la asociación Gerediaga no ha podido localizar el diario de la escuadrilla 213, responsables del bombardeo contra las instalaciones ferroviarias de Durango.
A falta de conocer esos datos, la querella del ayuntamiento podrá sumar otros elementos hasta ahora ocultos. Entre esos aspectos figura el número y tipo de bombas utilizadas, lo que permite constatar que en esta localidad vizcaína “también se utilizaron bombas incendiarias”. Además, “se confirma que el bombardeo de Durango fue ejecutado por tres bombarderos –explica el informe-. Un cuarto bombardero detectó problemas mecánicos y tuvo que volver a la base militar de Soria”.
El estudio también relata cómo se planificó este crimen y señala a sus autores intelectuales y materiales. En esa línea, destaca que este ataque indiscriminado contra la población civil fue planificado por el dictador Francisco Franco “tras constatar la dificultad de tomar en un plazo breve Madrid”. Frente a esa situación, el general sublevado ordenó “doblegar el reducto republicano del norte que aglutina las tierras de Bizkaia, Santander y Asturias”. No en vano, casi un mes más tarde sería atacada Gernika, que acabaría convirtiéndose en un símbolo mundial gracias a la obra de Pablo Picasso.
Bombas en la misa
“El 31 de marzo de 1937, la escuadrilla 214 del grupo XXIV de Bombardeo Pesado (BP) ‘Pipistrelli’ destinado en Soria recibe la orden firmada por Ferdinando Raffaelli de bombardear Durango. A tal efecto, despegan del aeródromo de Soria, comandados por el propio Ferdinando Rafaelli, los Savoias números 1, 2, 5 y 6 cargados cada uno de ellos con 20 bombas de 50 kilos y cuatro bombas incendiarias de 20 kilos”, señala la investigación.
El primer bombardeo se produjo sobre las 8.30 de la mañana. “Entre los numerosos edificios derruidos por las bombas –señala el informe- destacan las iglesias de Santa María de Uribarri y San José de los Padres Jesuitas, que fueron alcanzadas cuando se estaba oficiando misa en ellas». También hubo otra gran cantidad de muertos en el pórtico de Santa María, “habilitado para celebrarse el mercado agrícola semanal al estar ocupado por el ejército vasco la Plaza del Mercado habitual”.
Por la tarde volverían a caer bombas sobre la travesía del Casco Viejo y las instalaciones ferroviarias. “Tanto a la mañana como a la tarde tuvieron, lamentablemente, un gran protagonismo los cazas que escoltaron a los bombarderos por los ametrallamientos que, contraviniendo la legislación del momento, desarrollaron a baja altura sobre la población mayoritariamente civil, perfectamente visible e identificable como no combatientes”, subrayan los investigadores.
Según este documento, el bombardeo de Durango buscaba “estudiar la destrucción causada sobre las edificaciones por los diferentes tipos de bombas”, de manera que se lograse “mejorar la eficacia de las mismas”. Además, se pretendía “propagar mediante el terror la desmoralización de la población y de las tropas combatientes”, lo que a su vez se dirigía a “forzar la rendición del Gobierno Vasco”. A esos mensajes en clave interna se sumaba otro objetivo que iba más allá de estas fronteras: advertir a la comunidad internacional sobre la “actitud bélica agresiva de la que haría uso Adolf Hitler y su Reich si fuese necesario para la consecución de sus demandas expansionistas”.
El apoyo de Barcelona
Estas informaciones resultan muy valiosas para la querella que elaboran los servicios jurídicos del ayuntamiento de Durango. No en vano, durante los últimos días ha habido varios movimientos en esa dirección: la pasada semana, la alcaldesa de esta localidad suscribió un acuerdo con el teniente de alcalde del ayuntamiento de Barcelona, Jaume Asens, quien ofreció el apoyo del consistorio catalán a este proceso judicial. “Barcelona ha sido, a lo largo de la historia, una de las ciudades europeas más bombardeadas. Los agujeros de metralla de los edificios de Barcelona, como los de Durango, son cicatrices abiertas del mismo pasado”, afirmó Asens.
El bombardeo de Durango buscaba “estudiar la destrucción causada sobre las edificaciones por los diferentes tipos de bombas”
Entre otras acciones, el convenio entre ambas ciudades permitirá “intercambiar el patrimonio cultural” relacionado con los bombardeos. También se prevé que este acuerdo se traslade a otras localidades vascas que sufrieron bombardeos similares. El objetivo, ya sea en un lugar u otro, es contribuir a la búsqueda de justicia.
“El Estado italiano, a diferencia del alemán, nunca ha asumido sus responsabilidades en los hechos. Y ni siquiera ha pedido perdón a las víctimas por el daño ocasionado”, señaló el teniente de alcalde de la capital catalana. En tal sentido, Asens llamó a “agotar la vía penal para esgrimir las responsabilidades de los autores”, lo que podría servir “como paso previo para la apertura de una vía civil”. “Son crímenes que no pueden quedar enterrados en las cunetas del olvido”, reflexionó.