Uno de los orígenes del Espanya ens roba y, por lo tanto, del órdago independentista de la Generalitat, está en la financiación autonómica. A pesar de que la tensión política, las manifestaciones y el propio referéndum pueden haber dejado este punto en un segundo plano, lo cierto es que la comunidad catalana siempre ha demandado unas mejores condiciones de financiación y se ha quejado de que aporta más de lo que recibe. Y es así, Cataluña es un contribuyente neto y está infrafinanciada, al igual que lo están la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia, Andalucía, y la Comunidad de Madrid, según los datos de Fedea a partir de la liquidación de 2015 del sistema de financiación de las comunidades autónomas de régimen común.

Estos mismo datos evidencian que el promedio nacional de financiación por habitante es de 2.354 euros, mientras que la cifra de Cataluña es de 2.312 euros y la de Madrid se queda en 2.308. En ambos casos, el dato se queda muy lejos de Cantabria, que alcanza los 2.906 euros, y más aún de Navarra y País Vasco, que con su régimen fiscal especial pueden llegar a doblar esta cifra según algunas estimaciones. Por ello, la Generalitat defiende que el resto del país se beneficia de su fortaleza económica y que sufre un agravio.

«Es verdad que Cataluña es contribuyente neta al resto de España y esto evidentemente dejaría de ser así si fuese un país independiente. Pero en ese caso, la Generalitat tendría que asumir gastos que ahora realiza el Estado, como por ejemplo las embajadas o la Defensa, y que seguramente le saldría más caro que participando en el Estado. Y a ello se suma que lo normal en un caso de secesión es que el Producto Interior Bruto (PIB) se resienta y se produzca una caída en la recaudación, más paro y, en definitiva, menos ingresos», explica Ángel de la Fuente, investigador del CSIC.

«El resultado neto de una posible independencia desde el punto de vista fiscal», añade el que es uno de los mayores expertos en materia fiscal de España, «dependería del tamaño relativo de los distintos efectos que acabo de describir. Es muy difícil hacer estimaciones precisas pero, en mi opinión, lo más probable es que el efecto neto fuese negativo».

Déficit y fraude fiscal

«Las balanzas fiscales de Hacienda correspondientes a 2014 muestran que Cataluña tendría un superávit de 4.000 millones, pero ese mismo año la Generalitat tuvo un déficit de más de 5.000. Si a ello se le añade la caída de la recaudación por la fuga de empresas y las restricciones comerciales derivadas de la independencia, el resultado es que la Cataluña independiente nacería con un déficit que no podría financiar por estar fuera de la UE y no tener acceso a los mercados», expone Francisco de la Torre, diputado y portavoz de Hacienda de Ciudadanos.

«Además, Cataluña no tiene una Hacienda propia, por lo que carece del personal y las herramientas necesarias para llevar a cabo la recaudación. Tardaría años en poder hacerlo, y eso dispararía el fraude y elevaría aún más el déficit», concluye De la Torre, que es también inspector de Hacienda.

De esta manera, resulta evidente que, al igual que ocurre en ámbitos como el de las pensiones, la Generalitat no incluye en sus cálculos los efectos negativos de la independencia. Y es más, en el escenario que tanto De la Fuente como De la Torre dibujan, no parece descabellado pensar que Cataluña se vería obligada a llevar a cabo una subida de impuestos, endureciendo aún más las actuales condiciones fiscales que tiene.

 

 

FUENTE: ELMUNDO