20-12-18. Arrastra el PP un sinfín de casos judicializados que parecen no tener fin. Atrás quedaron todos esos años de placeres terrenales, donde algunos del PP pensaron que eran los propietarios de la Comunidad Valenciana. Aún se recuerdan aquellos discursos vacíos, retóricos y mentirosos de Camps con el grupo de aplaudidores que le seguía.

De toda aquella nefasta gestión ya les pasó cuenta el electorado. Fueron incapaces de pedir perdón, porque seguían con un guion preestablecido en el que el culpable era el que denunciaba, no el malhechor. Cualquiera diría, en aquel entonces, que muchos de esos mandamases iban a pasar por el banquillo, y en calidad de acusados. Fueron tantas las barbaridades que perpetraron que no hay semana que no se celebre una vista.

Todavía quedan muchos de los compañeros de aquel mal President que hizo el avestruz. Todavía quedan agazapados algunos de esos que fueron conselleres y jefecillos cuando se producían todas aquellas irregularidades. Y, por eso, el PP tiene difícil camino de regeneración. Algunos de los que siguen queriendo mandar han de taparse la nariz, y la boca, por cuantas cosas siguen saliendo de aquella negra etapa.

Siempre nos queda pensar si parte del dinero esquilmado podría ser devuelto por aquellos que lo malgastaron y dilapidaron. Algunas sentencias no arrojan lugar a dudas. Hubo connivencia entre el PP que gobernaba y el PP organización. Tanta basura no ha sido enterrada, que sigue oliendo mal.

La larga y mal gestionada herencia del PP de Camps sigue condicionando las políticas de inversión y de regeneración de la vida pública. Fueron tantas las veces que se atacó a los medios de comunicación y a los políticos que denunciaron las maldades de ese Gobierno, que no entiendes cómo no han sido capaces de cambiar el nombre y a las personas de ese partido.

Tuvieron tiempo de pasar por una penitencia política, pero se empeñaron en aguantar algunos de los episodios más tenebrosos de la política valenciana. Convirtieron la política en una rapiña continua de la que, suma y sigue, tenemos que dar cuenta los valencianos.

La reputación de esta maravillosa Comunidad se vio malparada por una catarata de encuentros judiciales y policiales contra una clase política que había venido para servirse, no para servir a sus ciudadanos. Todos estaban apiñados en un partido servil, en el que el que se movía no salía en la foto.

Fueron tiempos de zozobra nacional. Cualquier día abrías el telediario y, lamentablemente, tenías una mala noticia de nuestra querida Comunidad Valenciana. No te explicabas como el que era President, Camps, seguía negando la mayor ante semejante estropicio de Gobierno.

Se defendieron unos a otros mintiendo. Sólo la persecución policial y judicial hizo posible desenmascarar una tupida red de choriceo. Daba mucha rabia comprobar como los militantes de base del PP, la gran mayoría ajenos a estas desgracias, eran incapaces de alzar la voz en los órganos de partido, o en los medios de comunicación. Daba la impresión de que cuanto más silencio hubiera, mejor resultado electoral.

Todo se vino abajo con un personaje, como Camps, que habrá de estudiarse en la peor de las escuelas de gestión pública. Enrollado en tópicos valencianos, que solo hacían daño a la Comunidad que pensaba en servir, fue incapaz de reconocer un solo error, en la designación de personas y en la gestión política. Pero mientras esto llega, habrá que retirarle el sueldo que percibe como miembro del Consell Juridic Consultiu, y así restituir a las arcas públicas parte de lo esquilmado.

Todavía sigue en ello. Sigue emboscado en un relato que en nada se parece a lo que aconteció en esta maravillosa tierra. Todo lo que fue capaz de defenderse lo hizo para atacar a los que denunciaban sus barbaridades. Un político así no merece pasar a la historia por su generosidad y pulcritud, sino más bien por una creciente egolatría incapaz de reconocer fallos y delitos.

Y lo último que ya es para nota, es la imputación del perpetuo alcalde de Crevillent, César Augusto, mano derecha del President de la Diputación de Alicante. La Fiscalía Anticorrupción le acaba de imputar por cinco delitos presuntamente cometidos por su gestión en el Ayuntamiento que preside.

Hasta que el PP no deje de pensar que los veinte años de Gobierno no les hacen ser propietarios ni de las ideas, ni de los ciudadanos a los que tiene que servir, el PP no habrá cambiado de ciclo. Si tardan en pedir perdón, y devolver lo robado mucho tiempo, no se extrañen que la gente de centro opte por opciones políticas que devuelvan la dignidad a la res pública. No son capaces de hacerlo, porque algunos piensan en volver al poder, y renegociar algunas prebendas personales. Como si no hubiese pasado ya.

 
 

FUENTE: VALENCIAPLAZA