RUBÉN GONZÁLEZ

 

Seguimos asistiendo a un asalto sin precedentes por parte del Partido Popular y sus socios de Gobernanza al  “Antro Institucional” y a las empresas adjuntas para fortalecer el escuadrón de partidarios que los secundan y mantenerlos al servicio de sus clanes políticos-económicos. Los ciudadanos hartos de chanchullos y privilegios reaccionan con indignación y estupor tras ver como adjudican arbitrariamente la gestión de los servicios públicos y enchufan a su tropa de afines sin experiencia ni formación para los puestos convenidos, a dedo y sin una selección medianamente decente y transparente. La gestión vergonzosa y espeluznante de contratos y concesiones públicas, colocaciones o recolocaciones de personal, ha roto todos los moldes y supera en descaro e impunidad todo lo visto hasta ahora.                                                             

Pero ha habido mucho más en esta corrosiva y contaminada legislatura, los seleccionados pagos extrajudiciales a gogó y los nombramientos a la carta de funcionarios de primer nivel para puestos en entredicho constante que no debieran jamás verse vinculados políticamente por quien los ocupa, y que no pasarían una criba justa en iguales condiciones con otros ciudadanos, todo ello con consecuencias a ojos vista muy graves y perjudiciales para el pueblo.   

Viciados argumentos así de disparatados para contentar a la “trama clientelar” y todas sus banderías por despedir la legislatura tapando el muladar pestilente, nos parece indignante, es simplemente una tomadura de pelo a todos los ciudadanos. Llevar a cabo estos tejemanejes es de una desvergüenza e irresponsabilidad reprochable y denunciable, pero hacerlo con esa desfachatez, sin un mínimo de pudor y a unos meses de la elecciones, es una cacicada monumental y condenable.

La reacción de la oposición a estas descaradas corruptelas que rayan la chulería, no puede ser un incomprensible pataleo mediático. Vale mucho más actuar exponiéndose ahora con valentía, decisión y haciendo valer principios democráticos de honradez y respeto de las normas, que arrepentirse después de ello. Cuanto más alto coloque un líder o grupo político su meta, tanto más crecerá. Las cosas en Mazarrón sí son lo que parecen, porque cuando existe un sentir popular y se dice que todos son iguales, que ningún político hace nada por el pueblo o por minar el régimen fáctico y solventar los problemas que engendra, y que solo buscan su propio interés y seguir en el poder al precio que sea, la situación pinta mal, podemos comprobarlo y constatarlo simplemente observando los acontecimientos y el día a día en los medios, si repasamos hemerotecas la cosa puede ser aún peor.