La difusión este miércoles en Telecinco de las fotografías de unos mensajes de Carles Puigdemontque el exconseller Toni Comín recibió en su teléfono ha reabierto el debate entre privacidad e interés público. El caso que recuerda más a éste es el que protagonizaron Alfredo Pérez Rubalcaba y El Mundo. El periódico de Unidad Editorial publicó la fotografía del móvil del exlíder del PSOE en el que se podía ver un SMS que recibió. Lo que acabó con la amenaza de retirar la acreditación en el Congreso al fotógrafo que tomó la imagen, además del rechazo de los partidos al diario por la publicación.
El Mundo publicó la foto, realizada por Alberto Cuéllar, el 21 de diciembre de 2011. En ésta podía leerse cómo alguien informaba a Rubalcaba de que el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, iba a ser nombrado ministro de Defensa (finalmente, lo fue de Justicia). Esto motivó una cascada de reacciones de rechazo por parte de los diputados y los partidos, especialmente PP, PSOE y CiU. El principal crítico fue Jesús Posada, presidente del Congreso en ese momento, que encargó un informe jurídico sobre la «eventual ilicitud» de reproducir esa imagen.
Las reacciones tras la publicación de las fotos del móvil de Comín son muy distintas a las de 2011. Ni PP ni PSOE se han referido a que se haya vulnerado supuestamente la privacidad del exconseller. Ni José Luis Ábalos ni Xavier García Albiol o Andrea Levy, que se han referido a lo ocurrido, han hecho mención alguna a lo que hace casi seis años sus partidos consideraron ilegal. Una postura distinta a la de Junts pel Cat, que integra al PDeCaT, que ha rechazado la publicación que afecta al exconseller Comín y rechazó lo que ocurrió con Rubalcaba.
El informe de Posada
Las conclusiones de aquel informe jurídico encargado por Jesús Posada fueron avaladas por la Mesa por unanimidad (en la que estaban PP, PSOE y CiU). En éstas se aseguraba que el secreto de las comunicaciones de Rubalcaba había sido vulnerado por aquella fotografía. Unos hechos que tachó de «temerario acto de invasión de una comunicación protegida» la exclusiva de El Mundo, al que acusó de generar «un hecho noticioso donde nunca lo debió haber».
De ese informe también salió la instrucción que permitía retirar acreditaciones del hemiciclo a los periodistas que vulneren los «derechos fundamentales» de los diputados. Aquí entraría difundir, además de los mensajes de sus móviles, documentos que manejen los parlamentarios en su desempeño diario. Además, se rechazaba que la publicación estuviese amparada en la libertad de expresión. Bajo aquella orden se advirtió al periodista Antonio Maestre de que podrían no volver a acreditarle. El motivo: que difundiese en La Marea el vídeo de Celia Villalobos jugando en su tablet mientras presidía el debate sobre el Estado de la Nación.
Rubalcaba y Comín no son los primeros
La prensa ya ha publicado varias «pilladas» a políticos en forma de mensajes de texto o manuscritos. Algunos eran muy relevantes para la actualidad política del momento, como el SMS de Rita Barberá publicado por La Razón. Unas palabras de la exalcaldesa de Valencia que iban destinadas a algún miembro de la dirección del PP justo cuando estaba a punto de ser apartada tras su implicación en varios casos de corrupción.
Otro ‘cazado’ fue Pablo Iglesias con sus anotaciones tras una reunión que mantuvo con Pedro Sánchez cuando se hablaba de una posible alianza de Gobierno en 2016. El título de aquel papel era «cesiones que he trasladado», que recogía una rebaja de las exigencias de Podemos para formalizar un pacto con el PSOE.
También se ha pillado a diputados jugando al Tetris o al Apalabrados, haciendo sudokus, estudiando francés o comprando ropa por Internet. Aunque el caso más mediático fue el de Celia Villalobos y su Frozen / Candy Crush.
FUENTE: ELDIARIO