Ciudadanos batallará para ocupar las sillas de organismos claves para el control de la actividad política catalana. En estos momentos, el Consejo de Garantías Estatutarias, la Sindicatura de Cuentas, la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales y una decena más de entes públicos no cuentan con ningún representante designado a propuesta del partido de Inés Arrimadas. El diputado David Mejía lo considera una anomalía. Recuerda que son el primer partido del parlamento catalán y, en consecuencia, exigen tener el peso que les corresponde cuando se afronte de una vez la renovación de estos entes.

Mejía señala que ningún otro grupo parlamentario puede designar más representantes que Cs precisamente porque son la primera fuerza política catalana. En la actualidad, en la mayoría de estos organismos hay representantes del PP, cuando son la última fuerza parlamentaria. Además, muchos tienen el mandato caducado. A la mayoría se les nombró durante el primer gobierno de Artur Mas, cuando éste tenía como socio a los populares de Alicia Sánchez-Camacho. Cuando se renueven estos entes en los próximos meses, el PP será barrido.

CS propondrá para estos organismos a “profesionales” de los respectivos sectores con “años de experiencia”. Se supone que serán próximos a la formación naranja, pero descantan utilizarlos para recolocar a dirigentes. Las negociaciones entre los diversos grupos para renovar sus órganos de gobierno todavía no han empezado. Se requieren mayorías cualificadas, en unos casos de dos tercios (90 diputados sobre 135) y, en otros, de tres quintos (81 diputados). Una vez se nombre el nuevo gobierno de la Generalitat, empezarán las conversaciones entre los grupos.

El parlamento catalán fue incapaz de renovar estos organismos durante la pasada legislatura. El mandato de muchos de sus miembros ha caducado, pero siguen en sus puestos. Por ejemplo, tres de los seis consejeros de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, que rigen los destinos de TV3 y Catalunya Ràdio, debían substituirse en 2015. Entre estos está su presidente, Braulí Duart, que ahora suena como próximo consejero de Interior de la Generalitat. Los sueldos de los miembros del consejo de la CCMA con el mandato caducado supera los 100.000 euros brutos anuales.

En las negociaciones para formar el próximo gobierno catalán, ERC exige a Junts per Catalunya que les ceda la presidencia de la CCMA. Desde este puesto controlarán los medios públicos de la Generalitat, su presupuesto y su orientación política. Estas dos formaciones continuarán teniendo la mayoría del consejo.

ERC exige a Junts per Catalunya la presidencia del órgano de gobierno de TV3

El Consejo Asesor de Contenidos y Programación de la CCMA también debe renovarse. El mandato de sus catorce miembros caducó en 2016.

El parlamento catalán aprobó en octubre de 2016 una moción, a propuesta del PSC, por la que se instaba a renovar a la cúpula de la CCMA antes de julio del año pasado. Incumplieron lo que acordaron por unanimidad. El bloqueo se mantuvo durante toda la pasada legislatura.

El Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) que vela por los contenidos de los medios públicos, sólo tiene uno de sus seis consejeros caducados, la socialista Carme Figueras. Sin embargo, a dos más les finaliza el mandato el próximo julio: su presidente, Roger Loppacher, y el representante propuesto por el PP, Daniel Sirera.

Un organismo clave para la fiscalización de la administración catalana es la Sindicatura de Cuentas. De sus siete miembros, uno cesó hace unos meses y otros tres, designados en su momento por CiU y el PP, tienen el mandato caducado.

El Consejo de Garantías Estatutarias vela por el encaje de las leyes del parlamento catalán al Estatuto y a la Constitución. De sus nueve miembros, dos tienen el mandato caducado: su presidente, Joan Egea, nombrado a propuesta de la desaparecida CiU; y Carles Jaume, a propuesta del PP. Hace unos meses se cubrió la baja del republicano Joan Ridao, que ha pasado a ser letrado del parlamento, por Margarida Gil, esposa del exconsejero Jordi Jané.

 

 

 

 

 

 

FUENTE: ECONOMIADIGITAL

 

 

La migración masiva del PP a Ciudadanos: quiénes son y por qué se van

 

En esta primera oleada del PanelConfidencial, el instituto IMOP no se aventura a repartir escaños en el Congreso (y hace bien con una muestra de 1.400 entrevistas en toda España). Bajo mi exclusiva responsabilidad, con esta estimación de voto, creo verosímil una composición de la Cámara muy parecida a esta:

La gran noticia de esta encuesta es el avance arrollador de Ciudadanos, que corre en paralelo con el desplome del PP y el estancamiento de la izquierda. El partido de Rivera estaría ya en la zona de los siete millones de votos, de los que casi tres millones provendrían del Partido Popular.

 En efecto, la encuesta nos dice que casi cuatro de cada 10 votantes del PP se inclinan ahora por Ciudadanos. No se recuerda una migración semejante de un partido a otro desde hace mucho tiempo. El tráfico en esa frontera es intensísimo, pero solo en una dirección.

Más allá de su valor predictivo, el que alguien declare en una encuesta que votó al PP pero que si se votara mañana lo haría por Ciudadanos debe significar algo en términos de clima de opinión. Si el número de quienes así responden alcanza niveles estratosféricos, como es el caso, conviene detenerse para conocerlos mejor.

¿Quiénes son, cómo son, qué opinan y, sobre todo, por qué se disponen a emigrar del PP a Ciudadanos —o eso anuncian— casi tres millones de personas? He aquí una primera radiografía de ese colectivo:

Hay entre ellos más hombres (58%) que mujeres (42%). Pero la primera señal de alarma suena al conocer su edad: abandonan más al PP los mayores que los jóvenes. Solo el 26% de esa población migrante es menor de 45 años, frente a un 74% que supera esa edad. De hecho, el grupo más numeroso(31%) es el de los mayores de 65 años, la eterna fortaleza del PP.

Ciudadanos está penetrando como cuchillo en mantequilla en los espacios generacionales en los que se asienta el PP (también el PSOE). Algo que Podemos no logró ni en sus momentos de mayor esplendor.

En cabeza, la corrupción política (65%). Después, las pensiones (52%).Tercero, la precariedad laboral (41%). Cuarto, el problema de Cataluña (37%)

Es una fuga principalmente urbana, de ciudades superiores a 200.000 habitantes. Y sus componentes tienden a tener estudios superiores. Pero el segundo susto importante se produce al comprobar que los dos territorios en los que la escapada se hace más multitudinaria son… Andalucía y Madrid. Entre ambas comunidades suman el 39% de todas las pérdidas del PP a Cs. A la vista de estos datos, ni Cifuentes ni Susana Díaz deberían estar tranquilas.

En cuanto a sus opiniones, la primera pista nos la da su selección de los problemas más importantes para los próximos años. En cabeza, destacada, la corrupción política: 65% de menciones. En segundo lugar, las pensiones (52%).Tercero, la precariedad laboral (41%). Cuarto, el problema de Cataluña (37%). La última de la lista, la economía (18%). Y Rajoy, queriendo frenar la caída con sus milagros macroeconómicos.

Hablemos de líderes y de partidos. Los votantes que migran del PP a Cs puntúan a Rajoy con un 5,2 y a Rivera con un 7,4. Pero lo realmente grave es que el 52% dice que su opinión sobre Rajoy ha empeorado en los últimos meses; y en sentido inverso, el 86% ha mejorado su opinión sobre Rivera.

En cuanto a los atributos de ambos líderes y de sus partidos, fijémonos en tres muy básicos: la proximidad ideológica, la confianza y la capacidad de gobierno.

El PP sale mal en la comparación, pero Rajoy, aún peor. Así, no sorprende que el 78% de estos encuestados prefiera a Albert Rivera como presidente del Gobierno frente al escuálido 6% que prefiere a Mariano Rajoy. (Recordemos que esto lo dicen personas que reconocen haber votado al PP en las últimas elecciones generales, aunque ahora prefieran a Ciudadanos).

Se dice que el trasvase masivo de votos es espejismo, un sarampión transitorio derivado del conflicto de Cataluña. No parece que esto sea exacto. Es cierto que estos votantes tránsfugas aprueban con entusiasmo la actuación de Ciudadanos en este conflicto (el 91% la considera buena o muy buena), pero tampoco rechazan mayoritariamente la del Gobierno: el 68% la valora bien y el 22%, mal. Si fuera solo por lo de Cataluña, no habría tres millones de votantes del PP preparando las maletas para irse con Rivera.

Eso sí, en materia de modelo territorial son tajantemente centralistas: el 70% preferiría un Estado sin autonomías o, al menos, que las comunidades tengan menos autonomía que en la actualidad. En eso coinciden con los votantes del PP que de momento permanecen fieles a la gaviota.

Por último, ¿cuál es la posición ideológica de los tránsfugas? En la famosa escala del 1 al 10 (de izquierda a derecha), se sitúan en el 6,4: claramente ubicados en el centro-derecha, pero más a la derecha que los votantes originales de Ciudadanos, por lo que cabe pensar que su irrupción en el ‘universo Cs‘ escorará a ese partido hacia la derecha, desplazando a su vez al PP hacia territorios aún más conservadores.

La principal conclusión de este análisis es que, a mi juicio, Ciudadanos no solo detrae votos de la periferia del electorado del PP, sino que ya está penetrando en su núcleo duro más tradicional. Lo que me hace más escéptico ante la tesis del temporal transitorio que pronto cederá.

En resumen. Si es usted una persona entrada en años, de ideas más bien conservadoras pero sin abusar, habitante de una gran ciudad (pongamos Madrid), con estudios y un buen nivel de vida, tiene desde octubre una bandera española colgada de su balcón y lleva años votando al PP pero está harto de la corrupción, preocupado por las pensiones y ya no se fía de Rajoy para una cosa ni para la otra, es usted la viva imagen del elector que se prepara para dar su voto a Ciudadanos en cuanto tenga ocasión. Cosas de la nueva política.

FUENTE: ELCONFIDENCIAL