La semana en que el Congreso debate las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado de este año, y en plena negociación del Gobierno con el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que ya dio un paso hace días al no registrar su enmienda, Ciudadanos ha querido dejar claro que el pacto alcanzado con el Ejecutivo para apoyar las cuentas públicas corre peligro si se producen “nuevas concesiones” hacia el partido que dirige Andoni Ortuzar. Concretamente, el secretario general naranja y diputado en las Cortes, José Manuel Villegas, aseguró que “si el pacto presupuestario” entre ambos “supone nuevos privilegios, como romper la caja única de la Seguridad Socialo privilegios para etarras”, los centristas “no apoyarán” los PGE.
Así lo comunicó el número dos de Rivera tras la reunión de la ejecutiva nacional permanente de la formación, insistiendo en que a Ciudadanos “le preocupan mucho” las últimas noticias aparecidas en medios sobre la negociación de Montoro con el PNV. En concreto, Ciudadanos tiene claro que la línea roja será, por un lado, la gestión de las cárceles vascas y, sobre todo, el acercamiento de los presos al País Vasco. No apoyarán unas cuentas en las que esta cuestión aparezca como condición de los cinco diputados vascos. Por otro lado, en referencia a la posible insistencia del PNV para gestionar la Seguridad Social que publica hoy el diario ‘El Mundo’, Villegas aseguró que no permitirán que se rompa la caja única: “Siempre estaremos en contra”.
“No vamos a dejar que ni una cosa ni la otra sirvan como moneda de cambio. Estamos en contra de los privilegios para los presos de ETA. Ni siquiera una declaración trampa servirá como excusa. Ciudadanos estará en contra”, zanjó el secretario general naranja.
En referencia al acuerdo presupuestario del pasado ejercicio, en el que finalmente el Ejecutivo contó con el apoyo tanto de Ciudadanos como de los nacionalistas vascos gracias a la actualización del cupo (y cuya factura superó los 4.000 millones de euros), Villegas aseguró que “se trata de una cosa distinta”, ya que el “cuponazo vasco” se aprobó con los votos de PSOE y Podemos respondiendo a una reforma legislativa en el Congreso, mientras que los 32 diputados naranjas votaron en contra. Villegas insistió en que “en esta ocasión no habrá una votación” y, por eso, se reafirmó en que Ciudadanos romperá el acuerdo presupuestario si en la negociación de las cuentas con los nacionalistas aparece alguna de estas dos cuestiones.
Fue el pasado 26 de marzo cuando Rivera anunció que su partido había cerrado definitivamente un acuerdo con el equipo del ministro de Hacienda sobre los Presupuestos. Entre las «exigencias naranjas» se recogió la esperada rebaja fiscal, que el partido de centro puso encima de la mesa desde el primer día “para devolver a los españoles el esfuerzo hecho durante años” y que pasa por “bajar los impuestos” a las rentas más bajas. En concreto, el mínimo exento subirá de 12.000 a 14.000 euros, mientras que el tramo de 14.000 a 17.000 pagará menos gravamen. El líder naranja aseguró que repercutirá de media entre 30 y 60 euros más en el bolsillo de los ciudadanos.
En el acuerdo también se incluye otra de las medidas más sonadas de los últimos meses. La quinta semana de permiso de paternidad (de cuatro pasa a cinco), “para que los padres puedan corresponsabilizarse del cuidado de sus hijos” en lo que Rivera considera “verdaderas políticas por la igualdad y la conciliación”. Las cuentas incluirán el denominado “impuesto negativo”, un cheque de ayuda de 1.000 euros destinado a aquellas familias que no llegan a fin de mes con hijos de cero a tres años. Como es sabido, la equiparación salarial de Policía y Guardia Civil con las policías autonómicas (como los Mossos) es otra de las grandes novedades en estos Presupuestos. Medidas, todas ellas, que podrían correr peligro dependiendo del acuerdo que alcance Rajoy con el PNV.
FUENTE: ELCONFIDENCIAL
Todos contra Manuel Valls en su primera visita a Barcelona como «precandidato» a la alcaldía
Del PP a los Comunes, pasando por el PSC y los partidos independentistas. El primer acto del exprimer ministro francés Manuel Valls en Barcelona después de conocerse su posible aterrizaje a la política municipal presentándose a la alcaldía con Ciudadanos (Cs) ha ido precedido por una batería de ataques. Sin duda, Valls no deja a nadie indiferente, ni siquiera entre las filas del partido que pretende ficharlo de cara a los comicios del año que viene.
Así las cosas, la actual líder de Cs en Barcelona, Carina Mejías, se ha pronunciado hoy por primera vez desde que se supo de la propuesta. Tras asegurar que el proceso para escoger al nuevo alcaldable de la formación naranja para la ciudad «está muy abierto», ha defendido que si al final Valls se decide a presentarse como candidato municipal «va a ser una gran oportunidad para Barcelona y vamos a ponernos a su disposición para ayudarle».
Durante su intervención en plena fiesta de Sant Jordi -contexto que servirá como puesta de largo del francocatalán en Barcelona, donde participará hoy en un acto de Societat Civil Catalana– Mejías ha querido dar un mensaje positivo: «Queremos aprovechar la oportunidad para ofrecer una candidatura ganadora», ha apuntado. Por su parte, la líder de Cs en Cataluña, Inés Arrimadas, ha apuntado que su formación está «abierta al talento». «Seguro que sería mucho mejor alcalde que Ada Colau», ha agregado.
La cautela con la que los dirigentes de la formación naranja han tratado el asunto Valls -que calla y se deja querer mientras observa como avanzan los acontecimientos- contrastan con la furibunda reacción de los dirigentes de los partidos con representación política en el Ayuntamiento de Barcelona, un foro político que da una gran relevancia pública al alcalde o alcaldesa, pero que como arena ideológica, ofrece poco margen de proyección a los miembros de la oposición.
Paracaidista frustrado y sin proyecto
Los comentarios restando valor a la figura de Valls llegan de todo el arco del pleno municipal. Desde el PP, formación que ha participado en manifestaciones y actos con el propio exprimer ministro galo, el regidor popular Alberto Fernández Díaz, ha expresado su «respeto» hacia la figura del francés, si bien se ha preguntado por cuál es el modelo de ciudad que defiende para Barcelona: «No sé cuál es su modelo de ciudad y no sé ni si él mismo lo sabe», ha sentenciado.
A pesar de ser socialista como Valls, el regidor y candidato del PSC a las municipales del año que viene, Jaume Collboni, también ha arremetido hoy contra el potencial candidato naranja. Según el edil, la alcaldía de Barcelona no puede ser «un premio de consolación para carreras políticas frustradas». Asimismo, ha destacado su apuesta por los candidatos de ‘proximidad’: «Voy a reivindicar el conocer bien la ciudad, y no convertir Barcelona en un campo de batalla del ‘procés’ ni en un debate que no tenga que ver con Barcelona», ha aseverado
Por su parte, el líder de ERC en Barcelona, Alfred Bosh, ha advertido este lunes al exprimer ministro de que la ciudad «no es una pista de aterrizaje para paracaidistas». «Más que caer del cielo, hay que pisar la calle para solucionar problemas como la vivienda, los narcopisos y el transporte público», y ha insistido en que la capital catalana tiene grandes problemáticas por afrontar.
Colau acusa a Valls de «reaccionario»
Ni siquiera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha evitado referirse el que parece que será la estrella de la precampaña de las municipales del año que viene. En este sentido, la actual primera edil ha asegurado en declaraciones a La Sexta que recela de las posiciones «reaccionarias» de Valls. Asimismo, se ha referido a las declaraciones expresadas por el exalcalde de Barcelona Xavier Trias (PDECat) que lo calificó de «facha». «Habría que ver algunas de sus posiciones, que efectivamente han sido polémicas y podríamos llamarlas reaccionarias, concretamente con el tema de inmigración», ha contestado Colau.
«Lo que más me sorprende es que salga su nombre en una de las elecciones en Barcelona cuando nunca le he escuchado hablar de Barcelona», ha añadido evitando así entrar al cuerpo a cuerpo con Valls en la pugna por el poder en Barcelona, una ciudad con centenarias aspiraciones parisinas, pero que ahora recela de la llegada de la política de pátina francesa a su casa consistorial.
FUENTE: ABC