Pedro Sánchez trabaja en una remodelación del Gobierno de coalición, que acometerá antes de final de año. Moncloa ha comenzado a diseñar una nueva composición del Consejo de Ministros más reducida, con un perfil técnico y con una menor presencia de miembros de Podemos.

El presidente ha dejado claro en algunas de sus intervenciones que confía en todos los integrantes de su gabinete y que valora positivamente su trabajo al frente de cada uno de los ministerios asignados.

Pese a ello, según ha podido confirmar Confidencial Digital por fuentes conocedoras de los planes de Moncloa, Sánchez trabaja ya en esa renovación con su equipo de máxima confianza.

Crisis de Gobierno antes de Navidad

Esta crisis de Gobierno, que varios dirigentes socialistas consultados por Confidencial Digital sitúan para “antes de Navidad”, permitirá al presidente rebajar el peso de Podemos dentro del Ejecutivo.

Se trata de “volver a equilibrar de nuevo la capacidad de influencia”, destacan en el equipo de un ministro que da por hecho que mantendrá sus funciones.

Podemos pierde peso en el Gobierno

Por lo tanto, una de las decisiones que tiene tomadas Sánchez es que alguno de los ministros morados pierda la cartera. Busca trasladar la imagen de que Podemos pierde poder en el Gobierno, con el fin de sumar los apoyos de otras fuerzas políticas a los Presupuestos del año que viene.

De hecho, ECD ha podido confirmar, por fuentes próximas a la Vicepresidencia segunda del Ejecutivo, que el mensaje que se ha recibido de La Moncloa en la cúpula de la formación morada es que Pablo Iglesias es el único miembro de Unidas Podemos que tiene asegurada la continuidad.

Saben que Pedro Sánchez trabaja en una remodelación del Gabineteen la que no prescindirá de Podemos en el Consejo de Ministros: conservará una de las vicepresidencias.

Irene Montero, en la cuerda floja

Entre los candidatos para abandonar el Consejo de Ministros se cita especialmente a la titular de Igualdad, Irene Montero, al de Universidades, Manuel Castells, y al de Ciencia e Innovación, Pedro Duque.

La parte socialista del Gobierno señala a Irene Montero como uno de los principales focos de tensiones y problemas en el seno del Consejo de Ministros. Desde la tramitación de la Ley de Igualdad, cuyo texto final se tuvo que eliminar para volver a tramitarla por los abundantes errores que contenía, las desavenencias con gran parte de los miembros del PSOE han sido constantes.

En Ferraz no se pasa por alto que Montero ha sido la ministra que más se ha enfrentado a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, una de las personas que más influye en Sánchez.

Destacan que los problemas judiciales de la jefa de gabinete de Montero, Amanda Meyer, señalada por su papel junto a Rafael Mayoral en la cooperativa que investiga la presunta financiación irregular de Podemos, tampoco ayudan a que el presidente recupere la confianza perdida en la número dos de Podemos.

Se apunta así a que su cartera, la de Igualdad, podría volver a manos de Calvo o bien mantenerse bajo la gestión de Podemos pero, en este caso, en el Ministerio de Trabajo y Economía Social que lidera Yolanda Díaz o en la Vicepresidencia de Derechos Sociales que dirige su pareja, Pablo Iglesias.

Las malas perspectivas electorales

En la dirección del PSOE se destaca también que, tras sus malos resultados electorales en Galicia y País Vasco, y a la vista de los pronósticos que arrojan las encuestas en unas hipotéticas generales, la capacidad de Iglesias para resistirse a una reducción de ministerios es mucho menor que hace nueve meses, cuando se pactó el actual Ejecutivo de coalición.

“Ahora tienen mucha menos fuerza electoral que en enero para exigir puestos en el Gobierno. Y, si rompen el Gobierno, y fuerzan a Sánchez a convocar elecciones, con sus expectativas, podrían quedar fuera del poder. Aunque el presidente les quite carteras, les interesará al menos seguir en el Gobierno”, reconoce un alto cargo socialista.

El balance de los ministros de Podemos

Por otro lado, los ministros de Consumo y Universidades, Alberto Garzón y Manuel Castells, respectivamente, no tienen asegurada su continuidad en esa remodelación, según revelan a ECD fuentes de la Ejecutiva del PSOE.

En cuanto a Garzón, el patinazo con el sector del turismo, al señalar que “no es estratégico”, y su falta de empatía, no le han hecho ganarse demasiadas adhesiones. Su ministerio se considera “prescindible”, como el de Igualdad, “donde pesa más la nomenclatura ideológica y ser la pareja de Pablo Iglesias, que su capacidad resolutiva”, destacan en el PSOE.

Respecto a Castells, el ministro de Universidades es considerado el “gran desaparecido”. En la cúpula socialista aseguran que Pedro Sánchez se plantea volver a fusionar este ministerio con Educación y Ciencia.

Consideran que el paso del titular de Universidades por la política ha sido “inexistente”. Apenas ha comparecido en el Congreso y en el Senado para dar explicaciones de su gestión.

Existen dudas con Yolanda Díaz

En cambio, existen dudas con la titular de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, que emerge como la ministra que procede de Unidas Podemos mejor valorada de los cinco miembros del Gobierno de coalición. Pero sobre todo es la responsable de los principales pactos con los agentes sociales para la protección de empresas y trabajadores por los efectos de la pandemia (ERTE, salario mínimo, teletrabajo…).

Sin embargo, su nombre suena también para sustituir en un futuro a Pablo Iglesias al frente del partido, dado que la imagen de Irene Montero se ha desvanecido y desdibujado en el Ejecutivo. “Este sería uno de los motivos por los que a Iglesias no le importaría prescindir de la ministra de Trabajo”, afirman las fuentes consultadas.

Mandar al ministro Illa a Cataluña

En Moncloa tampoco se ha pasado por alto que la gestión de la crisis sanitaria durante los meses del confinamiento ha facilitado la proyección política del ministro de Sanidad y secretario de organización del PSC, Salvador Illa, un desconocido hasta ahora en el conjunto de España e ignorado en Cataluña.

Tanto es así que esta buena valoración que se ha labrado entre la opinión pública ha servido para que en un sector del socialismo catalán y en algunos círculos del PSOE en Madrid se apueste por Illa como candidato socialista a la Generalitat en las elecciones catalanas que se celebrarán previsiblemente en febrero, en lugar de Miquel Iceta.

En Ferraz resaltan a ECD que, detrás de la línea dura adoptada por el ministro de Sanidad para luchar contra la pandemia en la Comunidad de Madrid, se encuentra una operación política de La Moncloa para catapultar a Salvador Illa a Cataluña.

“Siendo implacable contra Madrid por su gestión de la crisis del coronavirus está tomando posiciones. Dar caña a Madrid da votos en Cataluña”, recuerda un alto cargo de la Ejecutiva socialista.

Sánchez ha forzado el relevo de Iceta

Hay que recordar que Sánchez ha intentado forzar hasta en dos ocasiones el relevo de Miquel Iceta en el PSC que no prosperaron. El primero fue en el verano de 2015, cuando Iceta había sido elegido candidato a la Generalitat y Sánchez le reclamó sin éxito que renunciara en favor de Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, luego derrotada por Iceta en el proceso de primarias para liderar el PSC.

El segundo ocurrió con el anuncio de Sánchez de escoger a Iceta para presidir el Senado tras las elecciones generales de abril de 2019. La filtración desbarató ese escenario y el Parlament no votó la designación como senador, algo que nunca antes había sucedido.

Se mantienen las vicepresidentas

Hay varios ministros que, pese a los cambios que prevé el jefe del Ejecutivo, saben que se mantendrán en el Gobierno. Es más, alguno, incluso, puede sumar aún más responsabilidades y afianzar así su confianza ante Pedro Sánchez.

Se trata de las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera, a quienes, junto a Carmen Calvo, Sánchez confía la salida a la crisis social y económica generada por el Covid.

Lo mismo ocurre con Margarita Robles, José Luis Ábalos, Fernando Grande-Marlaska y José Luis Escrivá. Son cuatro ministros que han generado una gran satisfacción en Sánchez por su labor al frente de sus departamentos.

En cambio, otros de los nombres de la parte socialista que se citan en el Gobierno para abandonar el Consejo de Ministros son la titular de Exteriores, Arancha González Laya, y la de Industria, Reyes Maroto.

Cambio en la portavocía

En Moncloa también hay preocupación por el desgaste político que ha sufrido María Jesús Montero durante la emergencia sanitaria del coronavirus. Montero es una ministra de la máxima confianza de Sánchez y su favorita para disputar el liderazgo del PSOE andaluz a Susana Díaz e intentar la reconquista electoral de la Junta de Andalucía.

Así las cosas, Sánchez quiere mantener a Montero como titular de Hacienda pero protegerla de las ruedas de prensa semanales del Consejo de Ministros. Tiene también en cuenta la enorme tarea que tiene por delante la ministra en los próximos meses hasta sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene.

Un perfil más técnico y reducido

Otro de los objetivos principales de este movimiento político, cuando el Ejecutivo no habrá cumplido todavía ni un año, es el de adelgazar la estructura administrativa

Las fuentes a las que ha tenido acceso ECD destacan que Pedro Sánchez busca fortalecer y hacer más ágil el día a día en la toma de decisiones, con un equipo más “técnico”, y proyectar hacia Europa la imagen de que reduce gasto en la Administración.

Con 22 ministros, el de Sánchez es uno de los gobiernos más amplios de la Unión Europea, y el más numeroso de la historia democrática de España.

El presidente es consciente de que debe comenzar a enviar a sus colegas europeos “mensajes de contención de gastos” a cambio de las ayudas de la UE que recibirá España, por valor de 140.000 millones de euros, para la reconstrucción del país tras la pandemia.
 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIALDIGITAL